Futbolistas, nadadoras, atletas y otras deportistas estarían expuestas a caer en la adicción al ejercicio según un estudio de la UCR.
El ejercicio físico regular es elemental para una vida plena y saludable; sin embargo, el exceso en la práctica, casi de forma compulsiva o adictiva resulta altamente nocivo. Adicción que se expresa en algunos deportistas al punto de llevarlos a ejercitarse a pesar de estar lesionados o enfermos y anteponer la actividad física a la familia, amigos y trabajo. Inclusive se dan casos en que el ejercicio se vuelve contraproducente y afecta la salud al presentar cuadros de irritabilidad, dolores de cabeza, problemas gastrointestinales, malestar general o hasta daños psicológicos con sentimientos de invencibilidad en las personas que padecen este mal que incide más frecuentemente en varones.

El fenómeno es llamado Vigorexia y aunque no se ha determinado dentro de las ciencias clínicas, si se sabe de su existencia y se ha tomado de base para cuantiosos estudios como el presentado por Gerardo Araya Vargas y Johnny Montoya Arroyo, también de la Universidad de Costa Rica (UCR), en el XI Simposio Internacional de Ciencias del Deporte el Ejercicio y la Salud.

En esta investigación se evaluó la adicción al ejercicio en 73 mujeres que practican distintas disciplinas como voleibol, fútbol, natación y ballet entre otras. Los resultados no encontraron evidencia de adicción al ejercicio pero arrojaron tendencias significativas a este tipo de padecimiento.

Araya Vargas, profesor de la Escuela de Educación Física y Deportes de la UCR, sostiene que estos casos forman parte de una serie de fenómenos de la salud que se dan en su mayoría en los gimnasios particulares y que tienen que ver con trastornos en la percepción de la apariencia personal.

Las personas que padecen estos males comparten rasgos en común como verse demasiado al espejo, preocuparse bastante por su apariencia personal, compararse en exceso con los demás e invertir mucho dinero en sus cuerpos, asegura Araya. En la práctica del ejercicio físico suelen ser dependientes y realizarlo narcisistamente, al tiempo que consumen suplementos energéticos y hasta esteroides para mayor tonificación.

Para Araya, la enfermedad inicia por la presión social de seguir modelos estéticos de belleza y fuerza, y quienes la padecen pueden necesitar ayuda clínica para recuperarse o padecer serios trastornos de salud conforme esta avance.



DISMORFIA CORPORAL



El fenómeno de adicción al ejercicio también es relacionado con la dismorfía corporal, en la cual las personas tratan de lograr una perfección física que solo existe en sus cabezas.

Para lograr que su cuerpo se asemeje a la perfección que subjetivamente han predeterminado estos deportistas, por medio de la actividad que realizan, toman el ejercicio como una herramienta para moldear su cuerpo.

De esta manera, buscan aumentar el tamaño de la masa muscular o disminuir las medidas de su cuerpo, ya que la imagen corporal de sí mismo esta distorsionada.



REPERCUSIONES



Aparte del daño severo a la salud personal que causa la adicción al ejercicio, también se presenta el aislamiento social autoproducido por las personas que sufren esta enfermedad debido a que la compulsiva búsqueda por acrecentar su masa muscular deriva en perdida de interés en actividades sociales.

De esta manera, según Araya, los círculos de amigos se reducen y muchas veces se restringen a los compañeros de gimnasio, el tiempo que se comparte en familia se ve delimitado por el horario de ejercicio y el tiempo libre es exclusivo para trabajar en acondicionar el cuerpo.

Así mismo, la preocupación por mejorar su fuerza y apariencia es tal que se busca trabajar más para conseguir un mejor ingreso que invertir en el cuerpo y se suprimen otros gastos importantes.

La situación puede degenerar hasta el grado de llegar al abuso constante de suplementos energéticos y esteroides u otras drogas que aceleren el crecimiento de la masa muscular.

Araya sostiene que, psicológicamente, la enfermedad se compara con otras patologías como la anorexia o la bulimia en el sentido que las personas que padecen ambos males nunca se conforman con su apariencia y mantienen una lucha insistente por adelgazar o acrecentar su musculatura sin importar los trastornos físicos y mentales que pueda ocasionarles. De igual manera, en los dos cuadros la baja autoestima y la autoexclusión social son denominadores comunes.



GUÍAS NEFASTAS



La falta de experiencia y preparación multidisciplinaria de entrenadores personales y encargados de gimnasios particulares pueden ser los principales promotores de la adicción al ejercicio entre personas que acuden a este tipo de locales muy propagados en el país.

Para Araya, la falta de personal calificado con conocimientos en nutrición, fisiología del ejercicio y psicología del deporte en los múltiples gimnasios particulares expone a los asistentes a estos centros a tener una mala educación en el desarrollo de sus actividades físicas, con malos hábitos que pueden ser contraproducentes.

Esta situación ha llevado, según Araya, a que actualmente, si bien los números no son alarmantes en   incidencia de adicción al ejercicio, si se pueda encontrar al menos un caso en cada gimnasio particular en Costa Rica.