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Eduardo Lizano: Yo estuve solamente en una sesión de Junta Directiva de Fischel, y en esa reunión no se vio nada del asunto de Eliseo.
La Academia de Centroamérica, acaso el principal «think tank» (centro productor de pensamiento) del neoliberalismo tico, rinde homenaje este mes a su socio más prominente, el economista Eduardo Lizano Fait, quien ocupó la presidencia del Banco Central durante buena parte del período en que se ha llevado a cabo el cambio del modelo económico nacional.
El pasado 1 de noviembre UNIVERSIDAD conversó con él sobre su pensamiento económico, la situación política nacional, su papel en la junta directiva de la Corporación Fischel, los casos de corrupción que involucran a expresidentes de la República y a connotados empresarios, los conflictos de intereses en los ámbitos públicos y privado, y las elecciones en Estados Unidos, entre otros temas de actualidad.
Como protagonista en el diseño de la política económica desde mediados de los 80, y también como académico y docente de nuevas generaciones de economistas, si Ud. echa una mirada crítica a las reformas realizadas: la apertura, la liberalización de la cuenta de capitales, el establecimiento de la banca «off shore» -que permite a los capitales moverse sin control por parte de las instituciones supervisoras y fiscales- ¿lo haría diferente? ¿Modificaría algo?
-Depende… Los economistas siempre hablamos según el ámbito en que nos encontramos. Me parece que en el ámbito más global y más general, que consistía en buscarle alternativas al modelo de desarrollo económico, actuaría de la misma manera. Para ponerlo muy sintéticamente: pasar de un desarrollo hacia adentro a un desarrollo hacia fuera. Y me parece que, en términos generales, eso es lo que Costa Rica debe hacer en aquel momento, después de la crisis de 1981-1982, que fue muy profunda. Allí se hizo un alto en el camino. Y a partir del 84 básicamente se echan a andar una serie de medidas cuyo propósito es modificar paulatinamente el modelo de desarrollo.
Esa parte me parece la haría hoy igual. En cuanto a medidas específicas, uno siempre encuentra retrospectivamente que se debió haber puesto más o menos énfasis en esto, que se debió haber hecho más despacio o más rápido, pero básicamente el conjunto de medidas para ir abriendo o integrando la economía costarricense a la internacional, la apertura no solamente de la cuenta comercial, sino también la cuenta de capital, que se terminó en el 92, pues Jorge Guardia fue quien dio el paso más trascendental en cuanto a la apertura de la cuenta de capital. Había una serie de medidas tomadas previamente que iban en esa dirección. Ese tipo de cosas se debería mantener.
Hay quienes sostienen que la cuenta especial que abrió la AID en el Banco Central en esa coyuntura de la guerra en Nicaragua, por la que cobraba un interés alto al Banco a pesar de que el dinero en realidad era una donación, contribuyó en gran medida a las pérdidas del Banco Central y a la larga a lo que es hoy día la deuda interna. ¿Qué opina Ud. sobre esa cuenta y sobre la forma en que la AID la manejó en ese momento?
-Simplemente el interés que tenía la AID era sacar el máximo provecho de los recursos que ellos le daban al país en ese momento, y esos fondos, mientras estaban ociosos, por así decir, en el Banco Central, recibían una tasa de interés. Eso es lo que significaba básicamente, y que el programa monetario había que reducirlo en algunas áreas, adecuarlo a los intereses que se pagaban a los fondos de la AID, había que manejarlos para proyectos en Costa Rica, eran recursos que se debían incluir dentro del programa monetario.
Pero la tasa de interés que pagaba el Banco Central por los fondos de esa cuenta era de alrededor del 23%, mientras el mismo Banco debía prestar ese dinero a la banca privada -porque la AID quería fomentar la banca privada en Costa Rica- a un 5% aproximadamente.
-Yo no sabría cuánto es la tasa de interés. Sé que se le pagaba a la AID por esos fondos.
Pero ¿está de acuerdo con que de esos fondos, que dieron préstamos promocionales a la banca privada, se estimuló la creación de esta banca?
-Claro que sí. Como parte del proceso de apertura y del financiamiento de las exportaciones, los préstamos que se dieron a los bancos tenían en buena parte ese propósito, de fomentar actividades de exportación.
¿Y está de acuerdo con que esa diferencia en las tasas de interés es uno de los factores que contribuyó a las pérdidas del Banco Central?
-Bueno, habría que ver. El monto, como le digo, no me acuerdo.
¿No cree Ud. que la filosofía casi calvinista que promociona el éxito entendido como enriquecimiento personal, de cierto liberalismo económico, puede haber influido en los casos de corrupción pública y privada que estamos presenciando, al también darse con la apertura y la liberalización, esa confusión entre lo público y lo privado? Algunos ejemplos son el Banco Anglo, lo que vemos con varios de los expresidentes de la República para los que Ud. trabajó a la cabeza del Banco Central, el préstamo de BICSA -la «off shore» del Estado- para un hotel en Miami en el que tiene intereses el expresidente Calderón, cuando la junta directiva de ese banco público estaba en manos de su primo y de otros miembros de su partido.
-Aquí la dificultad es que uno encuentra que regímenes socialistas, como el polaco, eran tan corruptos o más que el de nosotros. O sea que la corrupción no es monopolio de una cierta forma de pensamiento. Y lo que sucede es que la libertad va ligada con la responsabilidad. La gente es libre de hacer sus actos, y en tanto esos actos riñan con el ordenamiento jurídico, tienen que ser responsables de ese tipo de cosas. Pero el enriquecimiento nunca es en un vacío ético, de ninguna manera.
De acuerdo. Pero ¿no cree Ud. que una visión que promueve la no regulación, la inexistencia de controles -el «laissez faire, laissez passer»- versus una visión más institucional, también interviene?
-Pero solamente si hay un conjunto de regulaciones, solamente si el Estado de Derecho funciona, es que el liberalismo puede funcionar. Una economía liberal no es otra cosa que un conjunto de contratos, y estos no pueden funcionar si no hay un régimen jurídico que los sostenga. Decir que el liberalismo propone la no regulación, es la negación misma del liberalismo. Para su funcionamiento, el liberalismo requiere de un Estado altamente eficiente, porque precisamente todo el Estado de Derecho -derechos de propiedad, validez de los contratos, justicia pronta y cumplida- son pilares fundamentales. Sin ellos la economía de mercado no puede funcionar.
¿Cómo interviene el factor político? ¿Qué peso tiene, en lo que estamos presenciando, la consolidación del bipartidismo? Estos elementos ¿pueden haber favorecido el surgimiento de esquemas de corrupción como los actuales?
-No, hay maneras de actuar que riñen con el ordenamiento jurídico, y desde ese punto de vista, las personas, a la hora de actuar, asumen las responsabilidades que les corresponden.
¿Qué opina de la «ley 4-3» para la composición de las juntas directivas de las instituciones autónomas? Por ejemplo, el hecho de que el PUSC ganara dos elecciones seguidas y esto le asegurara un control casi completo de las juntas directivas de los bancos estatales, ¿no facilitó la corrupción?
– Estuve en esa época en el Banco Central y eso no nos afectó. He estado en juntas directivas del CONICIT, del Instituto de Reforma Agraria, del IFAM, en la del Banco Central antes de ser presidente, y allí no tuvimos problemas de esa naturaleza.
Ud. era miembro del Comité de Vigilancia de la Corporación Fischel. Fue público y notorio que renunció apenas se enteró de lo que ocurría con la casa de Eliseo Vargas. ¿Qué pasó?
-Yo estuve solamente en una sesión de Junta Directiva de Fischel, y en esa reunión no se vio nada del asunto.
Pero lo que aparentemente ocurrió fue que parte de los directivos de la Corporación ocultaron que tenían otras empresas, no había consolidación de las empresas.
-Bueno, yo no sé lo que puedan haber hecho, lo que sé es que en esa sesión de la Junta Directiva, la única en la que yo estuve, no se discutió ninguno de esos asuntos.
¿O sea que Ud. se había incorporado recientemente?
-Bueno, yo solamente estuve en una sesión de Junta Directiva, a mediados de enero, una cosa así.
Pero ¿desde cuándo pertenecía a la Corporación o trabajaba para ella en esa función?
-Bueno, ellos lo que dicen es que en una Asamblea de Accionistas, creo que de agosto del año anterior, me habían nombrado fiscal.
¿Y Ud. no supo de eso?
-No, yo no firmé esa acta, así es que no acepté ese nombramiento.
¿Siente que lo utilizaron?
-Fíjese que allí hay cosas que realmente no se conocen bien todavía. En todas las declaraciones públicas que ha hecho el presidente de la Corporación, Emilio Bruce, dice que hay cosas que él no sabía. Él mismo dice que hay cosas que se estaban haciendo y que él desconocía. Imagínese lo que pase con otros directores… Don Emilio va con mucha mayor frecuencia, viendo los negocios, y si a él se le escondían cosas o había cosas que él no conocía… No sé en qué va a terminar, dijéramos, todo este asunto, pero supongo que los fiscales y los jueces irán a determinar responsabilidades. Pero allí hay una serie de operaciones totalmente desconocidas para el resto de la Junta Directiva y aun para el presidente de la Corporación.
Como costarricense, ¿le sorprende que expresidentes estén en La Reforma y, en todo caso, cree que es positivo para el país lo que está pasando?
-Como amante de la libertad me parece que hay que ser amante de la responsabilidad. La gente libremente lleva a cabo sus actos de conducta, pero debe ser responsable de esos actos. Y el sistema judicial del país tendrá que determinar en última instancia y sentar las responsabilidades del caso. Claro está que lo sorprende y le duele a uno. Hay gente que es conocida. Con don Miguel Ángel yo trabajé cuatro años con base en la confianza, porque no era una relación partidista por así decir. Claro que son cosas que le duelen a uno.
Ud. ha sido presidente del Grupo SAMA, igual que el presidente del Banco Central, Francisco de Paula Gutiérrez. Se cuestiona la facilidad con que algunas personas pasan de cargos en el sector público, sobre todo vinculados al sector financiero, a otros en el sector privado, y viceversa, y si esto genera conflicto de intereses. ¿Qué opina Ud?
-No, el conflicto de intereses se da si uno trabaja en el sector público y pasa al privado, pero del privado al público, allí no vemos.
Por ejemplo, cuando un alto directivo y accionista de un banco privado ocupa el Ministerio de Hacienda y luego regresa a trabajar a su banco.
-Pero eso es absolutamente normal. En Estados Unidos el señor Rubin pasa de Wall Street a ministro de Relaciones Exteriores y de allí pasa a otro.
¿Cómo se impide que haya favorecimientos o ventajas a partir de conocer información de manera privilegiada?
-Existen mecanismos por los cuales no hay posibilidades de favorecer específicamente al banco A sin favorecer al banco B, C y D. Las normas son de carácter general.
Pero se puede desarrollar una política que a su vez favorezca a un sector en particular, el financiero, por ejemplo, en desmedro de otros.
-Ah, bueno, pero toda acción de política económica implica ganadores y perdedores.
A la luz de la experiencia de estos años, y de los hechos actuales, ¿cómo se ha modificado su pensamiento económico, en particular para Costa Rica?
-Pues, no mucho. Creo que necesitamos más reforma y apertura. La parte de competencia sigue teniendo problemas serios. Seguimos teniendo monopolios privados y públicos, y allí donde no hay competencia ni posibilidades de avanzar desde el punto de vista tecnológico, se explota a los consumidores a favor de los monopolios. Allí todavía el proceso de apertura desde el punto de vista interno y externo me parece que es algo muy importante. Y el otro tema clave es cómo hacer para lograr un Estado o un sector público más eficiente. Y allí, uno que ve, desde el punto de vista político, los toros de la barrera, no entiende cómo las izquierdas y las derechas no se ponen de acuerdo, porque ni a las izquierdas les sirve esta situación financiera precaria del sector público, porque simplemente el Estado no puede cumplir una serie de medidas de redistribución que debería hacer, porque no alcanzan los fondos, y a la derecha tampoco le interesa tener un Estado tan precario que no pueda cumplir con otra serie de cosas importantes para la competitividad de la economía.
Resolver el problema de las finanzas públicas es una situación «win-win» como dirían en inglés, en la que todos ganarían. Un Estado ineficiente no le sirve a nadie.Y si no logramos hacer eso, independientemente de cuál sea la ideología de los gobernantes, un gobierno de izquierda o de derecha, tampoco va a poder hacer lo que considera que se debe hacer.
La desigualdad económica y social en Costa Rica se ha profundizado a partir de los 80. ¿Ud. cree que es mejor poner el acento en la lucha contra la pobreza que en la lucha contra la desigualdad?
-Sí, me parece más importante evitar que el 20% de las familias pobres estén por debajo de la línea de pobreza. Ese es todo un reto.
¿Y no cree que la creciente desigualdad también desestabiliza la economía?
-Bueno, pero Ud. ve una creciente desigualdad y también ve que los pobres están viviendo mejor. La desigualdad es la diferencia entre los de abajo y los de arriba. Ahora, Ud. puede tener un aumento de la desigualdad, a pesar de que los de abajo estén subiendo. Lo que me parece realmente importante es ese 20% de familias pobres que en los últimos diez años no hemos podido reducir. Un año pasa a 18% y este año posiblemente supere el 20%. Y mientras tengamos una tasa de crecimiento económico del 4.3%, como la de los últimos diez años, con eso no alcanza para realmente acometer las tareas que se deben hacer para bajar sistemáticamente la pobreza a la mitad dentro diez años, que es una meta que se tiene que poner.
¿Cómo ve la situación económica hoy y qué puede esperarse de la política monetaria, con el precio actual de la gasolina?
-La situación económica del país está tranquila. El problema extraordinario, este año, son los precios del petróleo, que no presentan mucho problema desde el punto de vista de la capacidad de pago del país, que puede pagar los $100 o los $150 millones más que deberemos pagar este año por concepto de combustibles. El problema principal es el impacto que tiene el aumento de los precios del petróleo en los precios internos, en la inflación. Eso nos va a incrementar por lo menos dos puntos este año, lo cual implica la necesidad de reajustar salarios, finanzas públicas que están en muy mala situación; el Gobierno va a tener que recurrir a emitir bonos, lo que aumentará las tasas de interés, etc. Es esa parte donde creo que hay más complicaciones y no tanto en el hecho de pagar más por los precios del petróleo.
¿Quién preferiría Ud. que ganara las elecciones en Estados Unidos?
-Eso va a depender mucho. Desde el punto de vista del CAFTA (TLC entre Centroamérica y EE.UU), es claro que uno prefiere a Bush. Desde el punto de vista de algunas otras políticas internacionales, da la impresión de que Kerry tiene posiciones que me gustarían más que las de Bush. Un mayor internacionalismo o multilateralismo de las decisiones, un poco menos de decisiones unilaterales de parte de los Estados Unidos. Un autor francés decía: «Nada importante se puede hacer hoy día sin los Estados Unidos, pero nada importante se puede hacer solo con los Estados Unidos.» Por un lado, la relevancia del CAFTA es grande y nada se puede hacer sin Estados Unidos; pero por el otro lado la complejidad de las relaciones internacionales hace que nada importante se pueda hacer solo con EE.UU. El multilateralismo, el papel de Naciones Unidas, las alianzas con otros grupos de países, todo eso me parece relevante. Y da la impresión de que Kerry está más inclinado a eso de lo que hemos visto a Bush.
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