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América Latina Contrastes dominan cada país

La región crece, pero con gran disparidad social

La región crece, pero con gran disparidad social
Integrantes de organizaciones piqueteras de la zona de Buenos Aires marcharon contra el hambre y la pobreza. (Foto: AFP)
América Latina retomará un ritmo agresivo de crecimiento económico el año que viene. Probablemente superior a un 5%, la más elevada de los últimos años. El mayor crecimiento lo registrará Venezuela con un 13,5%, seguida por Uruguay con 11% y Argentina con el 8%, según cifras divulgadas la semana pasada en Buenos Aires.

Brasil y México, las dos mayores economías de la región, crecerán un 4,6% y un 4,0%, respectivamente, mientras que Chile superará el 5%.

Después de la crisis de principios de siglo, cuando economías como la Argentina cayeron más del 10%, las buenas noticias son un alivio. Pero no parece ser nada distinto a los movimientos cíclicos. Una vez que se toca fondo, la economía vuelve a recuperarse.

Pero algo parece permanecer. Junto con el anuncio de la recuperación de las principales economías latinoamericanas, otros informes nos advierten de los problemas. El Panorama Social que la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) prepara anualmente reveló una leve caída en el índice de pobreza.

Pero las cifras son aun asustadoras. Poco más del 43% de la población latinoamericana vive en pobreza, con un ingreso de menos de $2 diarios. Entre estos, 98 millones de personas, casi un 20% de la población, vive en la indigencia, con menos de un dólar diario.

Naturalmente, esos índices de línea de pobreza no expresan en toda su magnitud el problema, pues se necesita bastante más de $2 para poder vivir en condiciones no solo de cierta dignidad, sino en condiciones de transformarse en una persona productiva para la sociedad.

El otro aspecto destacado por el informe de la CEPAL es que la desigualdad se acentuó en la región. El 10 % más rico de la población se adueña del 40% del producto.

«La mala distribución del ingreso en la región no mejora, sino que tiende a empeorar», afirmó el Secretario Ejecutivo de la CEPAL, José Luis Machinea, al presentar el informe. El país con mayor desigualdad sigue siendo Brasil.

Machinea reconoció que el crecimiento bajo esquemas económicos de mercado no está ni cercanamente cumpliendo el rol de impulsor del desarrollo en la región, aunque no debería ser abandonado. Lo que propone es que sea complementado con políticas sociales y educativas.

Parece una propuesta sin brillo, y que, en todo caso, no entusiasma a los latinoamericanos, que esperan ver, en los cambios políticos recientes, una alternativa para el modelo neoliberal que está detrás de esa acentuación de las disparidades.

América Latina tendrá también que encontrar una salida para el problema de la deuda, con un margen de maniobra cada vez más reducido para enfrentarlo.



PERSPECTIVA MUNDIAL



Del mismo modo que la economía latinoamericano presenta claroscuros, la mundial enfrenta graves problemas, pese a la estimación de un crecimiento moderado de las principales, del 2,9%, para el año que viene.

Pero más allá de las cifras, los economistas advierten sobre ciertas tendencias preocupantes, que ayudan a entender lo que ocurre.

Abundan las advertencias sobre el peligro que representa para la economía mundial el doble déficit de EE.UU, el fiscal y el de cuenta corriente.

Acaba de asumir un nuevo ministro de Finanzas en Francia, Hervé Gaymard, y el diario Le Monde señalaba que su principal preocupación es la debilidad del dólar. La moneda estadounidense no cesa de caer frente al euro, mientras el presidente George Bush se felicita por lo que considera un movimiento muy favorable para la recuperación de sus exportaciones.

Pero esa caída refleja un problema más profundo, según especialistas de diversas tendencias.

«Mejor acostarse sin comer, que levantarse con deudas», decía Benjamin Franklin, citado por un comentarista obligado a reconocer que «poco caso le han hecho».

Entre 1988 y 2000, la razón entre deuda no financiera y Producto Interno Bruto (PIB) de los Estados Unidos se mantuvo en 1,8 a uno. Pero entre 2001, cuando asumió Bush su primer mandato, y el 2003, el PIB creció en $1,32 billones, mientras el endeudamiento agregaba $4,2 billones y aquella relación pasó de 1,8 a 3,2. Dicho de otro modo, por cada punto extra de crecimiento del PIB, Estados Unidos se endeudó 3,2 veces más. «Jamás había ocurrido esto en la historia del país», se destacó.

Para Washington, el problema no es que Estados Unidos esté viviendo por encima de sus posibilidades, gastando más de lo que gana, sino que acusan a los demás países de no crecer a la velocidad requerida, porque no aplican las reformas necesarias. Según Bush, el eje de esas reformas es la reducción de los impuestos, principalmente para las grandes empresas. Su lógica es que así invertirán más y remolcarán el resto de la economía.

Pero no faltan las voces que advierten de los peligros de esa posición, que amenaza con arrastrar el mundo hacia una crisis de consecuencias inimaginables.

Por ahora, la mayoría prefiere hablar en un tono más discreto, pero no faltan quienes advierten de los peligros que pueden estar a la vuelta de la esquina.

En todo caso, aquellos que esperaban un cambio de orientación en la política estadounidense en el segundo mandato de Bush, ya saben que eso no ocurrirá. Por el contrario, el mandatario anunció que profundizará la política seguida hasta ahora.

No parece aventurado predecir que la crisis de Irak terminará por hundir al economía de EE.UU., pues no habrá recursos capaces de poner fin militarmente a ese conflicto, ni apoyo político para resolverlo según los intereses de Washington. En todo caso, 2005 servirá para dibujar con más claridad las perspectivas de ese conflicto.



EL ESCENARIO POLÍTICO



En el escenario político, los cambios son también muy profundos, aunque graduales, lo que hace a veces perder la perspectiva.

Siempre preocupado por el equilibrio del poder mundial, el exsecretario de Estado, Henry Kissinger (73-77) advirtió en un artículo reciente sobre los próximos cuatro años del gobierno Bush que «ningún presidente se ha enfrentado jamás a una agenda de tales dimensiones».

Kissinger defiende el derecho de la guerra preventiva y se permite comparar el desafío actual con el que enfrentó Truman al final de la Segunda Guerra Mundial. Naturalmente, gran parte de la humanidad parece percibir que, si hay alguna similitud entre ambas épocas, en todo caso Bush no estaría del lado de Truman. La visión conservadora de Kissinger, aunque aguda, podría sugerir un camino que terminará por ahondar al crisis.

El otro reto para la humanidad es la proliferación de armas nucleares. Se realizan enormes esfuerzos para impedir que Irán avance hacia su transformación en una potencia nuclear y se sigue actuando como si en el mundo, existieran las mismas cinco potencias nucleares reconocidas en los tratados internacionales. Pero esa ficción no resuelve el problema, ni impide a los que vienen detrás avanzar por el camino de su transformación en potencia nuclear.

Finalmente, en el terreno estratégico, está la presencia cada vez más renovada de China en el escenario internacional, un acontecimiento histórico de las mayores consecuencias, según Kissinger.

«China no adoptará una línea política imprudente como la de la Unión Soviética, que amenazaba simultáneamente a todos sus vecinos, además de desafiar a Estados Unidos en una auténtica lucha por la supervivencia», dijo en el artículo mencionado. «Dejando de lado el caso particular de Taiwán, intentará alcanzar una influencia similar a la de su crecimiento económico con medios diplomáticos y políticos», agregó.

El año terminó con la gira del presidente chino por América Latina, a fines de noviembre, y las propuestas de consolidar no solo las relaciones comerciales con Brasil, Argentina, Chile y Cuba, sino en la propuesta de multimillonarias inversiones, que transformarán radicalmente su papel en el escenario internacional y su presencia en América Latina.

El 2005 permitirá apreciar el desarrollo de todas esas tendencias, en un mundo que hace mucho no eran tan inestable e imprevisible como ahora.

  • Gilberto Lopes 
  • Mundo
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