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Cuando el juego se convierte en trabajo

Erik Lamela de 12 años, fue pretendido por el Barcelona de España en medio de una gran controversia

Erik Lamela de 12 años, fue pretendido por el Barcelona de España en medio de una gran controversia
Para millones de niños en el mundo, tener un balón de fútbol en los pies es sinónimo de horas de disfrute, tardes de juego con los amigos y la ilusión de ser como los grandes ídolos que juegan en Europa.

Pero el juego se convirtió en negocio y ahora un pequeño futbolista puede significar millones de dólares para los grandes equipos del mundo. Este es el caso de Erik Lamela, un argentino de 12 años que juega en las ligas menores del afamado club River Plate y por quien el Barcelona de España mostró su interés; se especuló que estaba dispuesto a pagar 120.000 euros  al año (¢72.5 millones). A la familia del niño, el club catalán ofreció residencia, trabajo y becas para la educación de sus tres hijos.

La noticia sobre Lamela dio la vuelta al mundo en medio de críticas; incluso el presidente de River, José María Aguilar, amenazó con demandar al club español por «piratería».

Aunque los padres de Erik tomaron la decisión de rechazar la oferta, el caso deja la inquietud de que el fútbol de ligas menores pueda llegar a convertirse en una forma de trabajo infantil.



UNA LÍNEA DELGADA



La Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) planteó un conjunto de criterios para definir en qué condiciones el trabajo infantil es inapropiado: la dedicación exclusiva a una edad demasiado temprana, si provoca estrés físico, social o psicológico indebido; si el niño debe asumir demasiada responsabilidad o le impide lograr un pleno desarrollo social y psicológico. Esto podría dar pistas para determinar cuándo se cruza la línea entre el juego y el trabajo.

Por otra parte, el convenio 138 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre la edad mínima de admisión al empleo, define en 15 años la edad a partir de la cual se puede permitir a un infante trabajar y da opción a los países con firmantes fijar este límite en los 14 años cuando sus condiciones de desarrollo sean insuficientes.

Guillermo Dema, Coordinador Subregional del Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) de la OIT, señala que Argentina ha suscrito todos los convenios de OIT, por lo tanto, si se hubiese concretado la negociación con Lamela, esta sería ilegal.

Para Dema, en este tipo de prácticas la frontera entre el juego y el trabajo aún no está muy clara, pero hay que considerar cuándo la exigencia de la actividad deportiva puede repercutir negativamente en el estado emocional del niño.

Agregó que casos como este no ocurren  solamente en ese país, sino que también en Europa con la gimnasia y la natación, en las cuales hay un alto grado de exigencia a deportistas cada vez más jóvenes.

En su opinión, para que exista algún tipo de abuso a los menores no es necesario que exista remuneración económica, y muchas familias no se dan cuenta del daño psicológico que produce a sus hijos.



LO QUE DICE FIFA



La Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) también tiene restricciones para el fichaje de jugadores menores de 18. El Dr. Armando González Vindas, especialista en reglamentos de FIFA, destacó el hecho de que las normas del fútbol estén acordes con los convenios internacionales sobre trabajo infantil.

González citó el Reglamento sobre el Estatuto y la Transferencia del Jugadores en el capítulo 6, «Protección de Menores», donde se establecen las condiciones para la transferencia internacional de personas menores de 18 años.

Para estos casos, FIFA establece que el traspaso será permitido si el cambio de residencia de la familia a otro país no tiene relación con el fútbol, que se efectúe dentro de la Unión Europea y siempre que se trate de jugadores dentro de la edad laboral mínima del nuevo país. El reglamento también establece que el nuevo club debe garantizar un entorno adecuado para la formación deportiva y escolar.

En Costa Rica, el Dr. González señaló que no existe restricción para el cambio de jugadores menores entre equipos, ya que los niños no tienen ligamen contractual con los equipos, aunque en muchos casos reciben una remuneración para cubrir sus gastos o como ayuda por su condición socioeconómica.

Sobre estas remuneraciones, el especialista aclaró que el reglamento permite distinguir entre un jugador aficionado y uno profesional. Según FIFA, el primero es aquel que recibe una indemnización económica menor a la suma de los gastos que le genera la actividad del fútbol (viajes, hospedaje seguros, implementos). En el caso de Lamela evidentemente su salario sería similar al de un jugador profesional.

Carlos Santana, exjugador de fútbol y entrenador de ligas menores en el Deportivo Saprissa, considera que estas situaciones ponen en riesgo a los infantes. «Hay que tener mucho cuidado, ya que estamos hablando de niños y esto podría repercutir negativamente, no tanto en lo futbolístico, sino en la parte emocional, esto si los padres y madres no ponen atención a eso,» detalló Santana.

En su criterio el fútbol lleva a contratar jugadores cada vez más jóvenes, para formarlos fácilmente en la ideología del club y del nuevo país, además de que son jugadores más baratos.

Santana explicó que el nivel de exigencia competitiva debe ser un proceso gradual, ya que entre los 5 años y los 13 años el pequeño se ambiente y luego pueda desarrollar las habilidades técnicas del deporte. «Lo más importante es la formación integral del niño».

Aunque en nuestro país aún no se ha dado una situación como la de Argentina, el entrenador pronosticó que podría ocurrir, ya que en cada nuevo proceso de ligas menores se seleccionan talentos muy jóvenes; si son de zonas rurales, se busca la forma de traerlos al Valle Central.

Ricardo Chacón, Gerente de Liga Deportiva Alajuelense, coincide con Santana en que este proceso debe estar centrado en la formación integral del niño, no solo como jugador, sino como persona; por lo que han suscrito convenios con el Patronato Nacional de la Infancia y Enfoque a la Familia.

Consultado sobre la posibilidad de que la Liga enfrente una situación similar a la de Erik Lamela, el directivo considera que sería una decisión difícil, ya que no quisieran que un niño se exponga a un proceso sin tener la capacitación psicológica necesaria.

«Es una edad muy temprana para manejar montos económicos tan altos, me preocupa la responsabilidad tan grande para un niño tan pequeño,» consideró  Chacón sobre el caso argentino.

Agregó que conoce casos de niños en el club argentino Boca Juniors, que ante la difícil situación económica, se sienten la salvación económica de sus familias, pero la presión es tanta que llegan a optar por el suicidio.

El encargado de la niñez y adolescencia de la Defensoría de los Habitantes, Mario Víquez, fue enfático en que remunerar a un niño menor de 15 años es ilegal: «Los niños son niños y por tanto requieren de una protección especial, no deben ser tratados como adultos».

Según Víquez, los deportes han evolucionado hacia una forma de trabajo, y en el caso de los niños se trata de un trabajo cuando se les exige de la misma forma que a un jugador profesional, independientemente de que reciban un salario.

El funcionario comparó la situación de los pequeños futbolistas, con la de los circos y los artistas que inician su carrera a muy corta edad. «El espectáculo y el deporte no pueden estar por encima de la persona», sentenció.

«Un niño requiere de amigos, educación, recreación; cuando usted convierte el deporte de los niños en negocio, lo está pervirtiendo»,  concluyó.

Si el deporte es reconocido como una herramienta para alejar a la niñez de hábitos poco saludables y ayudarla en su desarrollo como personas, la comercialización de la actividad parece estar borrando la línea entre el juego y el trabajo infantil.

  • Javier Córdoba 
  • Deportes
Deportivo SaprissaFootballLiga Deportiva AlajuelenseSpain
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