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La segunda generación de reformas económicas

Aunque este comentario esté destinado a una publicación tardía, el tema de una segunda generación de reformas económicas propuesto por el Banco Mundial debe ser considerado no importa en el momento.

Aunque este comentario esté destinado a una publicación tardía, el tema de una segunda generación de reformas económicas propuesto por el Banco Mundial debe ser considerado no importa en el momento.
El discurso neoliberal se creó en la década de los 70 con el objetivo de recuperar la economía capitalista deprimida por la crisis del petróleo. Con este objetivo se transforma a las empresas estatales  en espacios de inversión absolutamente seguros por estar ya consolidados. No importaba que las empresas estatales constituyeran soportes reales de la seguridad social, lo importante era salvar al capitalista de la limitación de sus ganancias…aunque fuera a costo de la dignidad humana. El hombre pasó así a ser víctima de un discurso económico que no puede dejar de utilizar la región de la propiedad estatal que sostiene una leve aura de dignidad de la persona para sostener los índices privados de ganancia.
 
 
El capitalismo nunca ha generado por sí mismo una reivindicación real de la dignidad humana,  porque  se sostiene por medio de una serie de inversiones ideológicas que pervierten las prioridades de la dignificación humana; por ello la seguridad social ha sido el resultado de luchas sociales que lograron arrebatar espacios de dignificación humana para las  mayorías frente a los intereses de la burguesía minoritaria.
Parece entonces que la suerte del hombre en el capitalismo está ya echada, pero en este momento sartriano nos sorprende un giro brillante: el Banco Mundial propone hoy aplicar reformas de segunda generación. Esta propuesta constituye en realidad una simple recuperación de la antigua intención de crear espacios de asistencia social que se impuso en el momento de la guerra fría en América Latina para frenar el ascenso de las luchas revolucionarias. Esos espacios asistenciales solo fueron paliativos al sufrimiento de millones de personas, pues nunca resolvieron los problemas. Al finalizar la guerra fría la prioridad paliativa dejó de existir. El  capitalismo abandono entonces el tema social porque ya no le resultó necesario. ¿Por qué entonces el B.M. vuelve al pasado? Porque el efecto social del neoliberalismo a lo largo de tres décadas ha recolocado ese tema como prioridad política. Se trata de una precipitación a la recuperación de lo paliativo como cobertura directa de la estabilidad social para los espacios de inversión que se han creado. Así, la preocupación por lo social es solo una preocupación política por la gobernabilidad, que resulta entonces estar mal intencionadamente mediada por viles intereses económicos.
Una ironía nos ha llevado a este punto: al expandirse los espacios de inversión de la esfera privada a la pública, se contrae la capacidad efectiva del hombre de intervenir de manera privada en el mercado, se dice entonces: «no hay plata que alcance», la dignidad humana pasa entonces ha ser una realidad de minorías, por ello desestabiliza la gobernabilidad. En este contexto, recurrir a reformas de segunda generación es solo un movimiento coyuntural, como tal no tiene capacidad de regenerar la vieja seguridad social, sino tan solo crear un rango de tolerancia a las reivindicaciones sociales permitiendo nuevas iniciativas paliativas a las necesidades humanas; iniciativas que, sin duda alguna, serán tan tímidas como sea posible y tan reales como sea necesario. La capacidad de maniobra dentro del capitalismo nunca deja de sorprenderme.

  • Hermann Güendel
  • Opinión
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