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Los señores diputados deben saber que llegar a ocupar una curul en la Asamblea Legislativa tiene como fin defender los intereses del pueblo. Todos ellos, indistintamente del partido al cual pertenecen, han visitado las comunidades ofreciendo solucionar los problemas de la población a la cual dicen van a representar en el Congreso. Desgraciadamente, esto nunca ha sido así. Una vez que ocupan el cargo, se dedican a defender los intereses de su partido político y, rematando, defienden los intereses de sus familiares o amigos empresarios. En otras palabras, van a la Asamblea a legislar en beneficio propio. Con honrosas pero escasísimas excepciones, se podría decir que casi la mayoría de diputados, mal llamados «padres de la patria», se dedican a tales fechorías. Nos llevaría extenso espacio dedicarnos a «sacarles los trapos sucios» a todos ellos, aunque se lo merezcan no podremos. Sólo quisiera dedicarles éstas letras a dos diputados que me parece se merecen el escarnio público; ellos son dos representantes por la provincia de Guanacaste del Partido Liberación Nacional. No digo del pueblo guanacasteco porque deshonraría a sus habitantes. Me refiero a Sigifredo Aiza y a su compañera María Lourdes Ocampo. Quien haya leído el reportaje «Cerámica de Guaitil corre peligro de extinción», de los periodistas Eduardo Ramírez Flores y Vinicio Chacón Soto que publicó este Semanario (9/12/204)estarán de acuerdo conmigo. En dicho escrito se presenta la problemática de «los artesanos guanacastecos de Guaitil y San Vicente», los cuales representan la tradición artesanal y cultural del cantón de Santa Cruz y corren el riesgo de extinguirse, pues no tienen de dónde extraer el barro para sus productos. Lo lamentable de todo esto es que quienes poseen una propiedad con ese material son los primos del diputado Aiza, quienes no solo cobran más de 800 millones por algo que legalmente no superaría los 15 millones, de acuerdo al reportaje, sino que, lo cual considero desvergonzado, gestionaron y obtuvieron una concesión minera (¿quien les habrá ayudado, adivinen?) para vender el material por kilos y, en caso de ser expropiado el terreno, se les tuviera que pagar una indemnización.No me asusta que «los primos» del congresista, como empresarios, hayan hecho eso, ya uno sabe la leche que dan los capitalistas. Lo que asusta y avergüenza es que cuando los periodistas le preguntaron al señor Aiza acerca de la queja de los artesanos de que los diputados de la provincia no habían hecho nada por ellos, «declinó opinar sobre el tema» además de deslegitimar una posible expropiación. Y la señora diputada mantuvo la misma posición, pues «se limita a respaldar el trabajo que realiza su colega». Cuando diputados en su curul callan ignominiosamente sobreponiendo los intereses familiares y de amigos por encima de la cultura del país no merecen ocupar un asiento en la Asamblea Legislativa. Dichos diputados deben saber que una cosa es la función pública y otra la privada. El pueblo no los nombra para que defiendan intereses personales, los de su partido y menos los de sus amigos o familiares. Lo más honesto y honroso sería presentar su renuncia al cargo que inmerecidamente ocupan.
Y al sagrado, trabajador y honesto pueblo guanacasteco: por favor escojan mejor a quienes los va a representar, ustedes no merecen tanta afrenta y humillación. Estén atentos, ya andan muchos haciendo política para regresar, nuevamente, a ocupar una diputación. Son los mismos de siempre y nunca se han preocupado por ustedes. Igual a los arriba mencionados.
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