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Crítica de cine La 240, Muestra de Vídeo

La II edición desplegó 26 trabajos en concurso, muy diversos y en general  interesantes, aderezados con otros, locales y extranjeros. Al aire libre en el CENAC, con el cielo despejado y los árboles en vigilia, se lució el evento que atrajo a numerosos entusiastas las cuatro noches.

La II edición desplegó 26 trabajos en concurso, muy diversos y en general  interesantes, aderezados con otros, locales y extranjeros. Al aire libre en el CENAC, con el cielo despejado y los árboles en vigilia, se lució el evento que atrajo a numerosos entusiastas las cuatro noches.
El siempre generoso apoyo de Juan Carlos Cotúa (VIDICOM) nutrió el programa con proyecciones sin sobresaltos. Simultáneamente otras funciones se realizaban en el Centro Cultural de España, de nuevo, venero de iniciativas culturales.
D_DIFÍCIL PROD es el colectivo que ideó y organiza esta Muestra de Realizadores Jóvenes. Cuesta producir audiovisuales -durante tres décadas hemos insistido en que las imágenes en movimiento sean parte de la cotidianeidad, así como de una industria, aún pendiente, pese a las quijotadas de Password, Marasmo, Caribe et al-. y, se reitera, cuesta aún más, exhibirlas.
Es encomiable que ellos construyan una pantalla especializada y permanente. El patrocinio público y privado que lograron, la respuesta favorable de los interesados y de un público cariñoso, los atestados del jurado, los materiales promocionales en los que destaca el trabajo gráfico de Cosmovisiones, la música electrónica complementaria (Roedor, Zoster, Santos y Zurdo), y más, junto a la gentileza y esmero de los organizadores confirman un logro convincente. Aplausos para Karina Avellán, Sergio Pacheco, Gloriana Cavallini, Marvin Murillo, Marcel Montagné y Francisco Zamora; y para quienes los ayudaron.
 
 
El jurado otorgó seis menciones. Idea Original, claro que sí, Cazando a Kurozawa de Carlos Benavides, ingeniosa, irreverente, biografía urbana que arrastra con humor y credibilidad. También, un acierto, Edición: Indiferencia, de Roberto Román, crítica social hábil en los tonos y el ritmo, con una fusión de imagen y sonido que al inicio creí era obra de su padre -del mismo nombre-, amigo de años, quien dirige el eficiente programa de producción de audiovisuales de la UNED. Ya conocía los empeños de Ana Isabel Martén, laureada artista plástica, en recorrer nuevos territorios junto al músico Tito Oses; Desde aquí, ganó en Propuesta Visual.
El uso sugerente, audaz y oportuno de música y sonido en varias obras me dejó vibrando con la idea de que en ese dominio se avanza. Propuesta de Sonido: para una animación sencilla y hermosa, Del niño que maravillado por estas cosas decidió atraparlas. Aprovechamiento de Recursos, se le reconoció a El gallinero, mordaz retrato de aves condenadas. También otras hicieron uso eficaz de lo disponible, como Una carta de cuando que resolvió con animaciones algunos planos, aunque en ésta, que ostenta actores profesionales, el guión enrevesado nos dejó insatisfechos.
De unos años para acá, la animación se fortalece y creo que John Timms -miembro del jurado- ha contribuido sustancialmente a este progreso. Uno de los tres premios fue para Los cubos no pueden saltar, de Óscar Cruz y Daniel Vargas, depurada y sagaz moraleja, que rueda con simpatía. Otra galardonada, Conversaciones en el parque, obra del innovador fotógrafo Jorge Albán, me atrae más por lo que busca, y por sus disímiles estilos, que por lo que obtiene. Análoga sensación me dejó «Alegorías del cuarto mundo», de Hugo Ochoa, con sus íconos reflexivos, que daban para más.
El público votó por el atractivo documental Sin fórmulas (sobre los vídeoclips nacionales) y la Mención Especial fue para Propiedad privada, un testimonio sobre el calvario de los campesinos de Bambuzal.

  • Gabriel González Vega 
  • Cultura
Private PropertySpain
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