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Aprobación o no del TLC Divergen sobre conveniencia de referendo

Expertos consideran que consulta popular es importante antes de las elecciones, pero otros lo consideran un arma de doble filo

Expertos consideran que consulta popular es importante antes de las elecciones, pero otros lo consideran un arma de doble filo
El presidente Abel Pacheco estudia aún la posiblidad de un referendo popular que genera múltiples puntos de vista en especialistas
La importancia de hacer una consulta popular sobre la conveniencia de que Costa Rica acuerde un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos es visto por especialistas y políticos consultados como algo importante antes de los comicios entrantes, mientras otros consideran que se trata de un arma de doble filo.

El precandidato del Partido Liberación Nacional (PLN), Óscar Arias, señala que el referendo es necesario porque se tendrían que hacer campañas a favor y en contra del tratado, lo que generaría la oportunidad de aclarar dudas y debatir mucho más sobre el tema.

Ottón Solís, precandidato del Partido Acción Ciudadana (PAC) considera que hacer el referendo en este momento podría ser arriesgado tomando en cuenta la magnitud de lo poco informados que están los costarricenses sobre el tema.

Lo mismo consideró Ricardo Segura, integrante de la Comisión Política del Frente Interno de Trabajadores del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), para quien el referendo es un mecanismo de desmovilización social. Para él, es una manera de aplacar las manifestaciones sociales que se darían de llegar a aprobarse el acuerdo comercial.

El politólogo Alberto Salom, quien es docente en la Universidad Nacional (UNA), aseguró que en principio los referendos son sanos pero «con el actual nivel de desinformación y deformación que sobre el tema han hecho algunos medios comuniticativos se debe ser muy cauteloso».



«EL PUEBLO LO APOYARÁ»



Arias estima que la mayoría de los costarricenses votaría a favor del TLC porque, a su criterio, este convenio comercial presenta aspectos más positivos que negativos.

«El pueblo costarricense no es tonto ni ignorante, sabe muy bien que perder la oportunidad de tener acceso a un mercado de 300 millones de habitantes sería catastrófico para la nación».

Destacó que según las encuestas el tratado resultaría favorecido con el referendo.

Ottón Solís considera que esa posibilidad existe tomando en cuenta que la mayoría de los costarricenses no están lo suficientemente informados sobre el Tratado que es muy complejo incluso para los mismos especialistas.

«La idea habría que dejarla reposar un poco», advirtió.

El precandidato insistió en que prefiere que se renegocie el tratado.

Al consultarle que el Presidente de la República, Abel Pacheco, aseguró que no pediría la renegociación, Solís manifestó que en un encuentro sostenido con el mandatario el 28 de marzo el que expresó eso fue el Ministro de Comercio Exterior, Manuel González, a quien este semanario quiso consultar pero se encuentra fuera del país.



DESMOVILIZADOR SOCIAL



Para Ricardo Segura «es mucho más fácil que los simpatizantes lidien con el TLC en una campaña en contra del tratado que con una movilización social a lo largo de todo el país».

Enfatizó que en el ICE ya se está trabajando en una movilización a nivel nacional, la cual, pronosticó, va  a ser más fuerte que la vivida en el año 2000 contra el denominado «Combo energético».

«Están en juego aspectos económicos y políticos muy graves para este país. El Gobierno tiene que saber que esto no es de gratis».

Dijo que nunca se dieron las condiciones de transparencia  necesarias con el TLC; por el contrario se negoció de una manera  totalmente oculta dejando muchos vacíos de información hacia la ciudadanía.

Desde el 2003 el Frente Interno de Trabajadores (FIT) del ICE ha invertido un tiempo significativo en visitar a los diferentes sectores que van a salir perjudicados con el tratado explicándoles sobre el tema.

«Cada vez se desmienten más cosas que ponen en evidencia la trama de mentiras que hubo alrededor del tratado y las posiciones en contra de este que han aumentado».

Sobre el tema, el politólogo Alberto Salom estimó que su impresión es que «todo depende del grado de información que tenga la ciudadanía».

«De entrada suena muy bien», manifestó. «Es algo a lo que uno no puede oponerse. Pero en una segunda mirada uno se pregunta cuánto criterio tiene el ciudadano común. Si las últimas encuestas reflejan que el 56% no sabe en qué consiste el TLC es mejor esperar a que tenga información paritaria».

El estudioso enfatizó en que no le tiene miedo a la democracia bien entendida, pero sí a la desinformación periodística.

Ejemplificó que se asusta a la gente con una noticia de portada en la que Christopher Padilla, Representante Comercial Adjunto sobre los Beneficios de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe (ICC), aseguró que si el TLC no se aprobaba entonces los beneficios de esta última instancia también desaparecían.

«En este momento no se ve ambiente para que el congreso de Estados Unidos tome una medida de ese tipo».

Al preguntarle que si Estados Unidos lo deseaba efectivamente podría eliminar la ICC porque fue concedida en forma unilateral en 1984, Salom aclaró que «sería una decisión del congreso norteamericano y eso lleva un trámite relativamente complejo».

«No creo que se tomen represalias de ese tipo por tratarse de una nación democrática. Sería algo agresivo, inimaginable. ¿De qué les sirve una América Latina convertida en Haití?», recalcó.

Al consultarle si en caso de que no se aprobara el TLC se daría una desviación del comercio a otras zonas que sí lo firmaron, como afirma la académica de la Universidad de Costa Rica, Patricia  Rodríguez, declaró que «algunas compañías podrían irse y otras no».

Para él, las ventajas comparativas que Costa Rica tiene con otros países centroamericanos harán que difícilmente alguna planta aquí instalada se vaya.

«Una de las opciones es que el presidente no mande el proyecto del tratado al parlamento y que simple y llanamente no se apruebe. Si el mandatario lo envía los diputados tienen dos opciones: aprobarlo o no. Lo mejor es que no se rechace y que se deje la posibilidad de renegociarlo».



«SÍ HABRÍA APOYO»



Carlos Salazar, diputado del Partido Movimiento Libertario (ML), señaló que el referendo es una manera de someter el TLC a la opinión pública, lo cual representa una opción ante la negativa del presidente Abel Pacheco de enviar el proyecto de dicho tratado a la Asamblea Legislativa.

Al igual que Arias considera que la mayoría de los costarricenses aprobarían el tratado, sin embargo, reconoció que sería «jugársela».

Según Salazar el referendo es una manera de llegar a una solución sin necesidad de manifestaciones en las calles, puesto que el pueblo tendría que respetar el resultado de este.

Agregó que  a través de las campañas que se darían en el referendo la gente recibiría más información del tratado, lo que desembocaría en una mayor simpatía hacia este.

«La gente concienciaría de que estamos en un mundo globalizado por lo que tenemos que agilizar las vías para llegar a los mercados internacionales»
 

  • Daniel Salazar Murillo 
  • País
DemocracyNational LiberationPartido Liberación Nacional
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