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Costa Rica Áreas protegidas aportan un 5.5% al PIB

Las áreas protegidas estatales producen la mayor parte del agua que se destina a consumo humano y generación eléctrica.

Las áreas protegidas estatales producen la mayor parte del agua que se destina a consumo humano y generación eléctrica.

Atractivos naturales como los del Parque Nacional Chirripó y el agua que se produce en sus faldas, generan considerables ingresos económicos a la población aledaña y al país (foto: Eduardo Ramírez).

Aunque algunos ven las áreas protegidas costarricenses como simples sitios de atracción turística y biológica, las actividades que se generan en torno de ellas producen un desarrollo económico que equivale al 5.5% del Producto Interno Bruto (PIB) del país.



Así lo corroboró un estudio reciente realizado por el Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible (CINPE) -de la Universidad Nacional en Heredia, el Instituto Nacional de Biodiversidad (INBio) y el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC) -del Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE).

De acuerdo con dicha investigación, se calcula que los 26 parques y las 8 reservas biológicas estatales, contribuyeron con más de ¢325.000 millones a la economía nacional durante el 2002, producto de las variadas actividades que se desarrollan a partir de esos recursos naturales, como el turismo, abastecimiento de agua y venta de servicios.
 

Los resultados del estudio los dieron a conocer en el INBio funcionarios de las entidades mencionadas, quienes resaltaron que este trabajo permite asignarle un precio a recursos naturales que son vistos la mayor parte de las veces como una especie de bienes decorativos, que no tienen un valor económico, y que, por lo tanto, tampoco son cobrados a personas usuarias o consumidoras.

En la presentación del trabajo estuvieron Olman Segura, director general del CINPE; Randall García, director adjunto de Conservación del INBio; Raúl Solórzano, director del SINAC; y Carlos Manuel Rodríguez, titular del MINAE.

Para el jerarca del MINAE -Rodríguez-, esta cuantificación del aporte de las áreas de conservación a la economía del país, podría ser el punto de partida para que en el futuro se cambien las políticas hacendarias y presupuestarias de los gobiernos a la hora de asignarles recursos.

Su queja se debe a que en los últimos años el presupuesto ministerial para ese sector se vio reducido en un 50%, según detalló.

Rodríguez instó a desarrollar mecanismos fiscales que incorporen los costos de los servicios ambientales prestados por las áreas protegidas, para que los consumidores paguen adecuadamente por ellos.

Citó como un ejemplo de la relevancia de los aportes de las áreas de conservación, el agua que abastece a los habitantes de la Gran Área Metropolitana, el cual proviene en un 50% del Parque Nacional Tapantí, en la provincia de Cartago.



EL ESTUDIO



Respecto al estudio, los encargados explicaron que «fue realizada una aproximación de los aportes socioeconómicos, basada principalmente en los ingresos o gastos generados por la existencia de estas áreas silvestres protegidas, desde el punto de vista local y -en la medida de lo posible-, también regional, nacional e internacional».

Con una duración de casi un año y concluido en mayo del 2004, el estudio se denominó «Sistematización y análisis del aporte de los parques nacionales y reservas biológicas al desarrollo económico y social de Costa Rica: los casos de los parques nacionales Chirripó, Cahuita y volcán Poás».

Para obtener una aproximación del aporte económico de dichas áreas de conservación, el equipo investigador tomó en cuenta el conjunto de actividades que estas generan y todo el encadenamiento productivo alrededor de ellas.

Aparte de los objetivos de su creación: proteger la diversidad biológica, las fuentes de aguas y la belleza escénica, las enfocaron como polos de desarrollo, y por eso  midieron otras variables que crean una cadena de valor agregado, como el turismo, la investigación científica, generación de electricidad y empleo.

Con el fin de obtener la información necesaria, hubo un trabajo de campo que incluyó 119 encuestas que aplicaron a dueños de cabinas y hoteles aledaños, turistas, y empresarios de otros servicios relacionados.

De igual manera, fueron entrevistados funcionarios del SINAC, municipalidades, de Acueductos y Alcantarillados, miembros clave de las comunidades y de asociaciones de desarrollo.

Con los datos recogidos, los investigadores detallaron que si bien es difícil calcular el aporte total de las áreas protegidas al desarrollo local, regional y nacional, un acercamiento cuantitativo permite fijar en ¢11.568 millones lo aportado en el 2002 solamente por los parques Cahuita, Chirripó y Poás. De este monto, ¢2.308 millones son al ámbito local, ¢2.344 millones al regional, ¢6.916 millones al nacional.

De la proyección de estas cifras a la totalidad de parques y reservas biológicas, la investigación permite determinar que su aporte global a la economía del país, se puede estimar en ¢325.000 millones para el 2002.



LA FUERZA DEL TURISMO



De los rubros analizados, la actividad turística alrededor de las áreas protegidas es la generadora de mayores ingresos: ¢282.679 millones, seguida por el uso del agua para la producción de electricidad: ¢34.713 millones, y recursos para la conservación de las áreas silvestres: ¢3.656 millones.

Un estudio del Instituto Centroamericano de Administración de Empresas mencionado por los autores del trabajo, asegura que los turistas extranjeros permanecen  un promedio de 16 días en el país y visitan al menos cuatro áreas protegidas, para lo cual invierten del 52 al 87% del tiempo de su estadía.

Por otra parte, de acuerdo con las encuestas trimestrales que lleva a cabo el Instituto Costarricense de Turismo entre las personas que llegan por vía aérea, más del 60% de los visitantes del año pasado estuvieron en algún parque nacional; es decir, las bellezas naturales de estas áreas se convierten en el principal atractivo.

En el ámbito local, el caso del Chirripó es un claro ejemplo de cómo un parque nacional genera todo un desarrollo socioeconómico para una comunidad como San Gerardo de Rivas, al pie de esta montaña.

En el 2002 subieron hasta el albergue del parque 6.324 personas, de las cuales 5.692 se hospedaron en cabinas de esta localidad e hicieron uso de servicios vinculados, como guías turísticos, cargadores de equipaje, alquileres de equipos, abastecedores y sitios de esparcimiento.

El estudio concluye en que el financiamiento público a las áreas de conservación está influenciado por la dinámica de la globalización, que es poco favorable para el mantenimiento de bienes y servicios públicos.

«Lo anterior pone en la agenda, nuevas formas de pedir cuentas y movilizar fondos para la consolidación, para no hablar de sobrevivencia propiamente propiamente como tal, del SINAC», agrega el informe.

Los investigadores sugieren que este replanteamiento deben contemplar la responsabilidad de los beneficiarios de los parque y reservas en una justa retribución de esos beneficios, para un mejor financiamiento de estas áreas bajo la tutela del SINAC. Asimismo, promueven la reinversión de los fondos recaudados por concepto de entradas y estadía, sin el obsoleto sistema de «caja única» del Estado.

  • Eduardo Ramírez 
  • País
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