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La sucesión apostólica constituye un acontecimiento de especulación e incertidumbre y también de grandes expectativas.
Diversos factores externos e internos influyen en la elección del sucesor de Juan Pablo II.
Hay que tomar en cuenta las variables que intervienen en la elección del sucesor de Juan Pablo II. Una de la primeras que los 117 Cardenales tendrán que tomar en cuenta, es el perfil del candidato. Hay un perfil que vale para todo aquel que va ser el sucesor de Pedro: debe tener un dominio de lenguas extranjeras, ya que difícilmente será elegido Papa algún Cardenal que solo hable su lengua natal y otro idioma; tendrá que tener también una experiencia administrativa, tanto en la Curia (oficinas centrales de la Santa Sede) como en otras latitudes, por ejemplo la Conferencia del Epicopado Latinoamericano (CELAM), con más de 800 Obispos; haber sido Secretario o Presidente de este organismo, ya que el CELAM constituye un pequeño Vaticano. Esos elementos cuentan.
Lógicamente el candidato tendrá que tener un buen estado de salud física, difícilmente se nombrará un candidato con problemas de salud. Debe tener un conocimiento de la realidad socio-política mundial, un conocimiento de los grandes desafíos del mundo y de la geopolítica de hoy.
Como toda institución humana, porque la Iglesia lo es también, donde hay toma de decisión para el ejercicio del poder, lógicamente surgen grupos de presión y creo que el Cónclave no va a ser la excepción. Hay grupos de presión a lo interno del colegio cardenalicio.
GRUPOS DE PRESIÓN INTERNOS
Ahora sobre la Iglesia ¿cuáles podrían ser aquellos grupos de presión «ad intra», de la Iglesia? Creo que juegan un papel muy importante algunas diócesis con muy buenos recursos económicos; sabemos que en Europa la Diócesis de mayor recursos económicos la constituye Colonia, en Alemania, en Italia, Milán, en EE.UU., Boston.
En la elección de Juan Pablo II, llamó la atención que fuera elegido un Papa que prácticamente desde el punto de vista eclesial dependió siempre de la ayuda económica alemana.
La Iglesia alemana tiene un impuesto religioso y realiza colectas anuales que permiten ayudar de manera muy generosa y extraordinaria a muchas Iglesias del Tercer Mundo y de otros países principalmente del Este.
Una de esas es Polonia, lo fue también la Alemania Democrática, y las Iglesias de Checoslovaquia y otros países que prácticamente fueron financiadas en sus necesidades básicas por católicos alemanes. Igualmente la Iglesia Católica alemana financia la mayoría de proyectos y necesidades de la Iglesia en muchas diócesis de toda la América Latina.
Esto me parece que también juega una carta importante para los Cardenales, sobre todo procedentes de Alemania. Por ejemplo, en la elección del Papa Juan Pablo II dos Cardenales alemanes quedaron bajo la responsabilidad de dos instituciones de gran trascendencia: en primer lugar la parte financiera fue asumida por el Cardenal de Colonia, Joseph Höeffer, quien hasta su muerte fue el tesorero de la Santa Sede ;en segundo lugar, otro puesto muy importante en el campo ideológico- doctrinal, fue el Cardenal Joseph Ratzinger, de Baviera, a través de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que es la que regula y garantiza la correcta interpretación de la doctrina oficial de la Iglesia Católica.
En segundo lugar, otro grupo de presión «ad intra», sería la misma Curia Romana. Hay personas que no quisieran hacer abandono de sus puestos de servicio y administración en la Curia Romana, y eso de alguna manera se hará sentir.
En tercer lugar aparece el «Opus Dei». Sabemos que ante la crisis financiera que vivió en el inicio este Pontificado, el Opus Dei entró con un aporte financiero muy importante para la Santa Sede que significó prácticamente la salida de una Orden que contribuyó muchísimo a la administración de la Santa Sede, sobre todo en el Pontificado de Pablo VI, como fueron los Jesuitas.
Los Jesuitas manejaron la Radio Vaticana, el periódico del Vaticano y muchas Congregaciones. Un Jesuita, el General de la Congregación, fue por ejemplo Confesor y Director Espiritual de SS. Pablo VI, se solía hablar para entonces, del Papa Blanco, haciendo referencia a Pablo VI, y el Papa Negro ( por la sotana negra) refiriéndose al General de los Jesuitas. Ellos prácticamente tuvieron que hacer abandonó de estas distintas organizaciones de servicio en la Curia, para ceder el campo al Opus Dei. ¿Mantendrá el Opus Dei esa influencia ? Esa es la pregunta.
GRUPOS EXTERNOS
«Ad extra» ¿Cuáles serían esos grupos de presión en una elección pontificia ? Sin duda el contexto geopolítico. En la elección para el Cónclave que eligió a Juan Pablo II, muy importante fue el contexto de la Guerra Fría y parece que fue una variable muy significativa.
Hoy ya la Guerra Fría no constituye una variable muy determinante, pero si lo constituyen por ejemplo la expansión del Islam, el crecimiento acelerado de las sectas y algunas no muy cristianas en América Latina, el continente con una población mayoritariamente católica. Además, el secularismo acelerado en el Primer Mundo, especialmente en Europa, una Europa descristianizada, una comunidad de países que ya quieren prescindir de su herencia y patrimonio cristianos.
¿Quiénes podrían ser, en ese sentido, candidatos frente a esa coyuntura ? Podríamos decir que si se impone la presión del Opus Dei, los candidatos ideales podrían ser los Cardenales Dioinigi Tettamansi, principal candidato italiano de la sede de Milán, en segundo lugar Angelo Sodano, Secretario de Estado Vaticano, con gran experiencia en administración, sobre todo en la Curia Romana como Secretario de Estado; y otro importante sería el Cardenal de Viena, Austria, Christoph Schönborn, en cuanto que manifiesta muchas simpatías por el Opus Dei.
Los Cardenales alemanes personalmente consideran que no debe de haber un Papa de esa nacionalidad, por toda la trayectoria histórica de Alemania involucrada en dos guerras mundiales.
Pero posiblemente se inclinarían por un Papa con afinidad o vínculo con la cultura alemana. En este sentido podría pensarse en un Papa del Tercer Mundo, en concreto que responda a los desafíos del Islam, como el Cardenal Francis Arinze, de Nigeria, sería una posibilidad con condiciones que no le favorecen, no tiene una formación académica que reúna el perfil para ser Papa, ni dominio de las lenguas necesarias para ejercer el pontificado. De América Latina, Oscar Rodríguez Maradiaga sería un candidato ideal, porque habla perfectamente el alemán, tiene un dominio de otras lenguas, estudió en Austria y conoce bien la cultura alemana y con muchos vínculos con la Iglesia alemana, aunque composiciones ideológicas contra el pago de la deuda del Tercer Mundo.
En tercer lugar, Claudio Humes, franciscano de origen alemán, en la segunda Diócesis más grande de América Latina que es Sao Paulo. Pienso que apesar de que la prensa viene exaltando la figura de Jorge Mario Bergoglio, Cardenal de Buenos Aires, Argentina, este, tiene pocas posibilidades, primero porqué tiene quebranto de salud, y en segundo lugar es Jesuita y los Jesuitas han tenido un gran desplazamiento en la Curia Romana. Si se imponen todavía los criterios de Guerra Fría indiscutiblemente que el Cardenal con más posibilidad seria Jaime Ortega, de La Habana, Cuba.
Los Cardenales de los EE.UU., tienen pocas posibilidades de tener un Papa en este Cónclave, porque para la mayoría de Cardenales Europeos, la Iglesia Católica norteamericana no tiene la madurez suficiente para asumir una defensa de la doctrina auténtica como lo viene haciendo Europa, y en segundo lugar, han manifestado incapacidad en materia de disciplina, sobre todo a raíz de los escándalos recientes en materia de delitos sexuales en el clero.
Adquieren mucha posibilidad también, pequeños países de Europa, como bien lo señala el Doctor Arnoldo Mora, que podrían ofrecer candidatos idóneos.
Sin embargo, la última palabra la tendrán los 117 Cardenales que deben elegir el Sucesor de Pedro. Todo parece indicar que se van a inclinar por un candidato de una edad más adulta. Toma fuerza la hipótesis de que se piensa en un Papa no para un largo período, sino para una etapa donde puedan introducirse cambios necesarios para la Iglesia en este milenio que recién hemos iniciado.
*Cura Párroco de San Rafael, Alajuela
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