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«Nadie me ha regalado nada y si soy de nuevo técnico de la Selección, es porque se quemaron etapas».
En los Estados Unidos el 4 de junio, Alexandre Guimaraes empieza a buscar 13 puntos que necesita para clasificar a Costa Rica al Mundial.
«Nunca pasó por mi mente considerar que no renovar como entrenador de la Selección Nacional, fue un paso en falso», dijo el técnico Alexandre Guimaraes.
«En aquel momento, no quise negociar principios; el problema nunca fue económico y no me arrepentí de la decisión. Apartarme de la Selección me abrió nuevos mercados y crecí también al lado de los malos resultados. Hoy mi nombre está posicionado en un fútbol profesional y competitivo como el mexicano, donde mi trabajo fue bien valorado», agregó.
«Lo que sucede es que hay jugadores que se comprometen con lo que el técnico ordena para un momento específico, en busca de un resultado urgente -eso lo hicimos con Irapuato-, pero otros no. Quieren que el equipo siga jugando a su mismo estilo y no aceptan modificaciones. No hay compromiso y eso se dio en Dorados», dijo en una entrevista sostenida con el nuevo timonel.
¿Puede el personal del vestuario botar a un entrenador? ¿Fue boicoteado Jorge Luis Pinto por los jugadores?
-La posición del jugador es apoyar al técnico, independientemente si está o no de acuerdo con él. El jugador va a estar con él y todo pasa por la interpretación que cada uno da a esas órdenes; en cómo interpreta el mensaje del técnico, está la respuesta a los buenos o malos resultados. Si el jugador no sabe interpretarla, viene el desfase, el mal resultado, pero esto no es boicot. Cuando la orden del entrenador es bien digerida por el jugador, normalmente se da el buen resultado», agregó Guimaraes.
Interrogamos al nuevo timonel de la tricolor sobre por qué tanto en Italia 90 como en Corea 2002, los dos Mundiales en que jugó la Selección, la delegación de Costa Rica sufrió una especie de desgaste que dio paso a roces y confrontaciones.
«En Italia -reconoció Alexandre-, el equipo se salió mentalmente del torneo, después de clasificarse a la segunda ronda. Muchos fueron a jugar a Bari, contra Checoslovaquia, pero tenían la cabeza en Costa Rica.
En Asia se dio un desgaste propio de una larga relación de un grupo humano grande, sometido a todo tipo de emociones, presiones, tensiones. Se jugaron dos partidos al filo de la navaja, contra China y Turquía y luego el tan comentado contra Brasil que perdimos 5-2, pero fue catalogado como uno de los mejores de ese Mundial».
A usted lo alabaron y criticaron en la misma proporción por la forma en que planificó el partido contra Brasil. ¿Quiso usted aprovechar ese juego histórico, para lucirse como técnico, ¿por qué no fue más cauto y prudente?
– Lo que hicimos en el Mundial fue defender un estilo; Costa Rica en la eliminatoria jugó un fútbol de elite, que no íbamos a cambiarlo en el Mundial, por más Brasil que hubiera al frente. Desde que asumí funciones y ganamos en Miami a Guatemala, mis jugadores sabían de la propuesta de juego. En Corea la respetamos, quedamos eliminados por un gol de diferencia y fuimos muy bien calificados por FIFA, precisamente por respetar estilo y propuesta.
Hermes Navarro no quedó satisfecho con lo hecho en el mundial y quería el pase a la segunda ronda. Incluso habló de fracaso. ¿Hubo fracaso?
– Son posiciones, el famoso vaso de agua por la mitad; medio lleno o medio vacío. Me remito a que los aficionados recuerden cómo jugó Costa Rica en Italia y cómo lo hizo en Asia y cuál de las dos selecciones fue mejor calificada por FIFA, a pesar de que la primera clasificó.
¿Ese Hermes molesto, fue el que precipitó el fichaje de Steve Sampson?
– No, porque después de terminado el Mundial, seguimos conversaciones informales de cómo continuaríamos con nuestro trabajo. La intención era seguir conversando, pero pasó lo que pasó.
¿En qué fallaron Sampson y Pinto?
– No me corresponde a mí responder esa pregunta; puedo decirle que el éxito de un entrenador de selección nacional, es saber captar el alma de un pueblo y poder expresar ese sentimiento en la cancha.
En ese sentido, por Costa Rica pasaron dos entrenadores extranjeros que sí lograron esa química tan necesaria entre jugadores, afición y prensa y que fueron Bora y Badú.
¿Por qué usted tiene esa suerte o esa química de tener buena prensa y buena relación con los jugadores?
– No es asunto de suerte; yo no estoy aquí por suerte; llegar a donde he llegado me ha costado sudor, sangre, dolor y mucho trabajo.
Fui jugador, he sido asistente técnico, he llevado pasantías, he estudiado muchísimo; horas de horas en trenes y aviones en procura del conocimiento. Nada me ha caído del cielo. Siempre me he preparado para cada momento que me toca vivir.
Y, le digo una cosa. Por encima de la prensa, el mejor evaluador de tu trabajo como entrenador es el jugador; es ante los futbolistas que el técnico debe ganar respeto y respaldo y si con mi trabajo, me lo he sabido ganar, eso es lo que vale.
Nada se da solo.
Si tengo un buen entorno y se da empatía con jugadores y aficionados, es porque soy como soy. Sin poses. Me conocen; nos conocemos.
En la anterior eliminatoria, Costa Rica ganó a México en el Azteca y a Honduras en Tegucigalpa, siendo usted el técnico. ¿Podemos esperar un «estadounidazo» en Utah?
– Esta hexagonal está muy cerrada y todos los equipos tienen opción. En la eliminatoria anterior, después de tres fechas, ya Estados Unidos tenía 9 puntos y estaba casi clasificado. Vamos a ir paso a paso preparando ese juego el 4 de junio en Salt Lake City y vamos a proponer el juego al estilo que mis jugadores conocen. Pocas veces gana Costa Rica en EE.UU., pero intentaremos sumar para acercarnos al número mágico de la clasificación que es de 17 puntos. Tenemos cuatro y faltan tres partidos en casa que hay que ganar. Es clave traernos algo del norte.
¿Al no seguir usted con la Selección, qué perdió Costa Rica?
– Es lógico que en tres años se ganen o se pierden cosas y el fútbol no es excepción. Me duele que teníamos visualizados y le dábamos seguimiento a varios jugadores seleccionables que hoy están estancados. Ahí perdió Costa Rica.
En este periodo han llegado a la Selección más de 60 jugadores, y se cortó un seguimiento que hacen con éxito tanto México como Estados Unidos, que es cambiar la estafeta de un jugador por otro. Estas dos selecciones han podido sustituir a cinco o seis personas sin que se note el cambio. Costa Rica se estancó y ahora nadamos contra corriente.
Digamos que se perdió la base de datos de los seleccionados Sub-20 que luego fueron olímpicos; se cortó el seguimiento; hay que retomarlo.
En cuanto a los de élite, no se pierde mucho, pues todos ellos conocen mi discurso.
¿Qué lecciones aprendió usted en esta pausa o paréntesis como seleccionador nacional?
-He tenido más partidos acumulados de estar en el límite; he sufrido y he crecido contemplando y entendiendo mejor el lado oscuro de la luna.
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