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Aseguran que la avalancha de importaciones de este grano desaparecería al productor local
Una avalancha de importaciones arroceras haría que en el corto plazo Costa Rica pierda a sus agricultores dedicados a este sector ante las asimetrías que existen entre Estados Unidos y Costa Rica, dado los subsidios brindados a los primeros.
En una acalorada conversación, Óscar Campos, presidente de la Corporación Arrocera Nacional aseguró que si el país no defiende en Washington las diferencias que se han tenido históricamente respecto de otras naciones centroamericanas, se perdería un arma estratégica y política muy importante.
En la capital estadounidense comenzaron hace dos semanas las discusiones sobre el Tratado de Libre Comercio (TLC) de Centroamérica y República Dominicana con EE.UU.
Las declaraciones de Campos se dieron el 13 de abril en el auditorio de la Escuela de Geología de la Universidad de Costa Rica (UCR), junto con otros participantes.
Entre ellos se encontraban Juan Diego García Castro, presidente de la Federación de Estudiantes de la UCR (FEUCR) y Carlos Galean, de la organización Oxfam Internacional.
Los invitados coincidieron en que tanto el tratado de libre comercio suscrito hace 10 años con México, así como las grandes importaciones de arroz que se han hecho a Honduras acabaron con la actividad productiva de miles de familias. (Nota adjunta: «Subsidios que matan»).
Por tanto, según dijeron, llevaron a la miseria a estas personas de origen humilde que no tuvieron la oportunidad de reconvertirse.
De allí es que se dio una abrumadora migración de campesinos hacia Estados Unidos y el empobrecimiento masivo en las capitales y provincias de esas naciones.
DE LAS BELLEZAS A LA REALIDAD
Campos relató que como Viceministro de Agricultura en la administración de Rafael Ángel Calderón le tocó oir declaraciones «sobre las bellezas de lo que sería el libre comercio entre México y Estados Unidos. Luego el maíz transgénico se metió fuertemente a este primer país en un año y acabaron con los productores de este artículo más rápido de lo que cualquiera hubiera creído», aseveró.
Para el exviceministro y exdiputado «el primer error está en suponer que somos iguales que el resto de centroamericanos. Esto es el factor fundamental estratégico y político para cuestionar lo que se negoció con el TLC y hacer algo al respecto aquí y en Washington».
Recordó que el 23 de enero de este año, cuando se efectuaba la novena ronda de negociación del TLC, la Embajadora Comercial de Costa Rica por el TLC, Anabel González y el Ministro de Comercio Exterior, Alberto Trejos, les aseguraron a los arroceros que aún no se iba a decidir nada sobre el tema del arroz.
Sin embargo, dijo que supuestamente los iban a dejar fuera de las negociaciones y no fue así.
«Costa Rica estuvo sumisa ante Estados Unidos para que el exmandatario Miguel Ángel Rodríguez quedara como presidente de la Organización de Estados Americanos», detalló Campos.
GRANDES LECCIONES
Carlos Galean, de Oxfam Internacional, considera que «el arroz se pegó en el CAFTA» (nombre del TLC con Centroamérica en inglés), debido a las malas negociaciones que hizo el istmo con los negociadores estadounidenses.
Aseguró que México importaba en 1993 unas 250.000 toneladas de arroz y para el 2003 esa cifra subió a más de 800.000. En esos 10 años la producción cayó un 33%».
Por tanto, ese país importa hoy el 84% de un grano que resulta básico como lo es en la mayoría de países latinoamericanos.
En el caso de Honduras, con el llamado «arrozazo» -dijo Galean- se pasó de ser un sector saludable a uno quebrado.
Para finales de los años 80 se producían 50.000 toneladas de arroz, con 25.000 productores y 150.000 empleos. Además, se obtenía $1 millón en exportar el grano.
Diez años después se producía solo 7.521 toneladas -esto es, un 86% menos-, se contaba con 2.000 productores menos, mientras que se importaban 145.441 toneladas para el 2002 -un aumento del 95%-.
«A esto se suma que el subsidio que el arrocero recibe por parte del gobierno estadounidense es de $2,35 por quintal producido», explicó Galean.
Juan Diego García, de la FEUCR, aseguró que si esto sucedió con México -un país enorme en el que se supone iba a haber cambios para bien-, «qué no podría pasar con Costa Rica».
Aseguró que en 10 años de la creación del libre tratado de comercio entre México y Estados Unidos (NAFTA, por sus siglas en inglés), se han perdido 10 millones de hectáreas de cultivo.
«Cinco millones de jóvenes han migrado del campo a la ciudad», dijo.
«En el caso del maíz sucedió lo mismo. México producía 200.000 toneladas de este grano para 1993 y 10 años después la cifra bajó a 6 millones».
Lo que se ha dejado de percibir -recalcó- en aranceles en dicho lapso ronda los $300.000 millones.
Según estimaciones estudiadas por el dirigente estudiantil, Costa Rica, inicialmente, perdería $60 millones anuales si el TLC se aprueba en el parlamento.
Se verían afectados 80.000 agricultores de Centroamérica según Oxfam, mientras que sus homólogos estadounidenses son subvencionados por $1.279 millones anuales.
NO ASUSTARSE
Simon Ticehurst, coordinador de campañas de Oxfam para Centroamérica, México y El Caribe, aseguró que lo primero que debe hacer Costa Rica es no asustarse, ni tampoco correr a aprobar el TLC por más presiones que hagan los Estados Unidos.
«No hay por qué sentirse presionados hasta que no esté nada definido en el congreso estadounidense. Podría ser que el proyecto se quede «atorado», manifestó.
Para este especialista en el tema arrocero y ambiental, también se puede dar un cabildeo y presión política importantes de Costa Rica en Washington.
«En el capítulo de Servicios y Compras Gubernamentales se hace un juego de presión política a cambio de lo que ya tenemos. Más bien estamos dando, no recibiendo».
Ticehurst advirtió que todavía quedan pendientes algunas negociaciones multilaterales que terminarán en la Organización Mundial del Comercio (OMC), en las cuales se puede luchar con otros países para definir ciertas salvaguardas agrícolas especiales para proteger el aumento repentino de importaciones».
Se trata de una reunión ministerial que habrá en ese organismo con el grupo de los 20 (G-20), una instancia en la que se puede negociar multilateralmente.
Sin embargo, Costa Rica tendría que reintegrarse a esta agrupación ya que se salió en 2004 por supuestas presiones del gobierno de George W. Bush.
Subsidios que matan
La producción de arroz de Estados Unidos se concentra en 8.046 explotaciones de los estados de Arkansas, California, Lousiana, Mississippi, Texas y Missouri.
* Desde 1980 hasta 2002 la producción creció un 44,3%, mientras que en 2001 y 2002 por primera vez se superaron los 200 millones de quintales en forma consecutiva.
* En 2002, EE.UU. exportó la mitad de su producción arrocera. Eso lo convierte en uno de los mayores exportadores junto con Tailandia, la India, Vietnam y China.
* Sus exportaciones de arroz granza se concentran fuertemente en los mercados de México y Centroamérica.
* México absorbió casi el 36% de las exportaciones de arroz granza estadounidense, mientras que Centroamérica el 24%.
* En 2003, los productores de arroz de Estados Unidos recibieron subsidios y beneficios por un valor de $1.279 millones.
* En 2002 se contabilizaron cerca de 35.000 beneficiarios de las ayudas directas, los denominados pagos contracíclicos y programas de crédito a la comercialización.
* Los países pobres, según Oxfam Internacional, pierden $100.000 millones por las reglas actuales del comercio.
* Una noticia aparecida el 14 de este mes en la agencia EFE asegura que los miles de millones de dólares que Estados Unidos destina a los subsidios agrícolas son «desastrosos» para millones de productores en Latinoamérica, África y Asia.
* Lo anterior es lo que opinan líderes religiosos y humanitarios en vísperas de la reunión de primavera del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial.
* Mientras tanto, el consumo de arroz per cápita en Costa Rica es de 54 kilos y es uno de los productos más importantes y baratos de la canasta básica.
* La actividad arrocera nacional alcanza una inversión superior a los ¢200.000 millones.
* Involucra a más de 65.000 personas.
* Paga más de ¢20.000 millones en salarios y ¢9.000 en cargas sociales.
* Costa Rica tendría 20 años de tiempo para prepararse hacia una apertura total de su mercado con cero aranceles. Lo mismo le sucedería a República Dominicana.
Los demás países centroamericanos abrirían su sector arrocero en 18 años.
* El sector nacional no avala lo acordado por el gobierno costarricense con Estados Unidos.
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