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TLC afectará identidad cultural

Expertos discutieron impacto en América Central.

Expertos discutieron impacto en América Central.
El TLC no contempla el respeto por la diversidad cultural de la región.

Los profundos cambios que se darán en actividades económicas tradicionales y formas de vida autóctonas del área centroamericana fueron abordados en el Foro Centroamericano sobre el impacto del TLC entre Centroamérica, República Dominicana y Estados Unidos.
El encuentro fue organizado por la Maestría en Estudios de Cultura Centroamericana de la Universidad Nacional (UNA) durante el 20 y 21 de abril pasados y en él participaron el historiador panameño Fernando Aparicio, el economista salvadoreño César Villalona y el antropólogo guatemalteco Francisco Sandoval.
A pesar de que Villalona afirmó que «el TLC no va a crear un cambio cultural nuevo, va a profundizar uno que ya existe» y de que Aparicio y Sandoval coincidieron en que no todas las expresiones de la globalización son negativas, sí se mostraron preocupados por el proceso de homogenización cultural al que está expuesta la región.

 
«Cultura es un concepto del ayer, que se generó en la etnología y antropología de finales del siglo XIX y principios del XX. La globalización es un concepto de hoy; hace referencia a expresiones humanas, a la globalización, a flujos impersonales», expresó Sandoval.
Fernando Aparicio, quien trabaja en el Departamento de Historia de la Universidad de Panamá, afirmó que «un efecto de la globalización es la importación del «american way of life». Definió la homogeneización cultural como «un esfuerzo que se hace desde el poder, para crear un mismo mercado».
Con la influencia del modo de vida estadounidense, no solo se reforzarían  elementos insertados en las culturas latinoamericanas como la televisión por cable y las películas de Hollywood, sino que se agravaría el proceso mediante factores que se prevén como efectos seguros del TLC, por ejemplo, la «exportación de seres humanos» a la nación estadounidense.
Además, en el caso de Panamá, Aparicio recordó que ese país tuvo una mayor aproximación a la cultura de los Estados Unidos desde hace cien años, como producto de la ocupación del Canal.
Describió el proceso panameño de redefinición de la cultura popular e identidad a partir de la presión externa, como si este fuera una mirada al futuro de las demás naciones latinoamericanas, para lo cual citó como ejemplo al reggae de su país como respuesta al rap estadounidense.
» Se hace lo que toda cultura en posición de debilidad hace: toma lo que se puede de la otra, lo modifica, lo combina con lo propio y el producto final es completamente nuevo y ayuda a recrear una imagen renovada de nosotros», comentó.
Francisco Sandoval, de la Universidad Rafael Landívar de Guatemala, reconoció esta apropiación de elementos extranjeros como una estrategia que él llama «diversificación de la dependencia».
«La globalización hace que asistamos a la instrumentalización dolarizada de la cultura. Tendrá vigencia futura la expresión o rasgo que se dolarice; persistirá la cofradía que haga espectáculo para la fotografía, la canción que se convierta en disco, el traje que le diga algo al primer mundo y la vivienda que sea funcional», manifestó.
Además, recalcó que el TLC se enmarca dentro de la globalización y que en ese sentido «no es más que un adelanto estratégico».
«Nos globalizamos como simples consumidores de productos de Estados Unidos y el problema es que la dinámica social no es una aritmética de resultados previsibles, se pueden establecer prospectivas pero no determinismo», continuó.
 
MUERTE CULTURAL
 
César Villona, quien colabora con la organización no gubernamental MAÍZ, dedicada a la educación popular, señaló que «lo principal del TLC no es lo comercial, sino el favorecimiento y beneficios especiales a empresas particulares.»
En ese sentido, asoció el TLC a la iniciativa del Plan Puebla-Panamá, al cual denunció como «la muerte cultural del indígena», pues reforzará los viejos conflictos por tenencia de la tierra y no reconoce la riqueza cultural de Mesoamérica. Como ejemplo citó a la industria turística, la cual «busca transformar el paisaje en un bien privatizable».
Para el economista, el TLC entre Centroamérica, Dominicana y Estados Unidos busca establecer en los países del área un modelo importador, lo cual afectará la forma de vida principalmente de las zonas de tradición agrícola.
Así mismo, Sandoval pronosticó la desaparición de lenguas autóctonas, que porcentualmente cuentan con pocos hablantes. Dijo ver «a los avasallantes inglés y español borrando lenguas en toda la región».
Recordó que la globalización se vale de «verdades» y que entre ellas, existen los mitos de la eficiencia y la racionalidad, entendida como el ordenamiento de los medios en función de los fines.
Gracias a estos mitos es que se permite la destrucción de bosques, ríos y demás en ecosistemas que a su vez están fuertemente ligados a  las culturas que los habitan.
La justificación es que el mundo globalizado debe mantenerse eficiente y racional y es por eso que «al mundo político y económico no lo caracteriza la solidaridad o la compasión. Es un mundo de sumas y multiplicaciones, no de sentimientos e ideas».
En cuanto a qué hacer frente al reto que enfrentan las culturas centroamericanas, Sandoval detalló que «no estamos a la altura de las circunstancias poniéndonos en el plano suficientemente propositivo ante la sociedad y los ministros de cultura».
Sugirió que la posición debería tener como eje hacer del acervo cultural del istmo una voz escuchada. Es decir, que todos los países procuren ser no lo que otros piensan de ellos, sino lo que son capaz de construir.
«De nosotros depende que tantas expresiones vivan y se potencien. El sentido e importancia de la cultura identitaria radica en que nos vacuna contra la locura», manifestó.

  • Alonso Chaves 
  • Cultura
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