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El referendo y el TLC

Como decían las viejas generaciones costarricenses, hay gente que creé que todos «nacimos para elotes y del que cielo nos caen las tuzas»; es decir, que nos traguemos un elefante, sin siquiera eructar.

Como decían las viejas generaciones costarricenses, hay gente que creé que todos «nacimos para elotes y del que cielo nos caen las tuzas»; es decir, que nos traguemos un elefante, sin siquiera eructar.
Eso lo piensan, los que promueven que el TLC sea votado por medio de un referendo.  Por supuesto que los señores diputados, tampoco generan la confianza necesaria; pero por lo menos podemos esperar que haya veinte que dignamente digan no, y asuman una posición patriótica.  Si no se produce este milagro, sabremos en el futuro, con nombre y apellidos, a quienes responsabilizar del desmadre, tanto dentro como fuera de la Asamblea Legislativa.
Pero los que promueven el libertario referendo, creen que los costarricenses no saben de la enorme cantidad de millones de dólares que fluyen desde el norte, para comprar conciencias; hacer multimillonarias compañas publicitarias a favor de su TLC; comprar espacios, de toda índole, en los medios de comunicación que, a la vez, son generosos en la  publicación de artículos de «profesionales» contratados y bien pagados, para que hablen a favor de sus negocios.
 
 
O es qué, en su «generosa» actitud libertaria, van a financiar por igual a los sectores, grupos y ciudadanos que no pensamos como ellos, para que el pueblo de Costa Rica pueda, entonces, conocer todas las opiniones y formar su criterio objetivo?.  Por supuesto que no!, lo que pretenden es la lucha del burro amarrado contra el tigre suelto, es un canto de sirenas muy peligroso, en que pueden caer los costarricenses, creyendo que les dan la oportunidad de opinar y decidir… que engaño!.

No podemos ignorar que detrás de TLC está un abominable equipo de penetración ideológica y económica; pues a su servicio se ha puesto la maquinaria rotativa y televisiva más poderosa del país.  Los intereses que se mueven en torno a los mesas directivas de los poderosos medios de comunicación, son los mismos que se verán beneficiados en sus empresas  industriales y comerciales; por eso, solo hay espacio para defender una idea, un proyecto nacional, el de su propio beneficio.  Las voces de los que no piensan como ellos, los que consideran que la ley del egoísmo y la insolidaridad no deben imperar, no tienen cabida ni espacio en sus páginas o segmentos informativos y, si de casualidad surgiera esa la posibilidad, sus opiniones serán recortadas o editadas a discreción del beneficio de sus intereses.
Por eso, no al canto de sirenas como lo es un referendo por el TLC, que sería como conducir al costarricense como si fuera ganado hacia el matadero; eso sí, guiado por lobos con piel de oveja.

  • Dr. Oscar Aguilar Bulgarelli, Catedrático UCR.
  • Opinión
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