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Este tratado impone limitaciones para la visión propia de desarrollo, según el economista Henry Mora.
Los servicios en comunicación y teleinformática con valor agregado darían soporte a un modelo nacional de desarrollo, dijeron expertos en una conferencia ofrecida en la UNA.
El país no debe aprobar el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos y República Dominicana porque se condena perpetuamente, a limitaciones que luego no podrá enmendar, dijo el economista Henry Mora en el II Foro Académico 2005 sobre este convenio comercial.
Más bien, dijo el especialista, esta es una oportunidad para que Costa Rica defina el modelo de desarrollo en el cual debería entrar en la era del conocimiento y la información, así como los servicios empresariales y de bioprospección.
Mora destacó en el encuentro, celebrado en el Auditorio Clodomiro Picado de la Universidad Nacional (UNA) que sí es posible crear un esquema de desarrollo, pero debe sistematizarse una estructura de largo plazo que sea vigilada por instituciones especiales creadas para el efecto.
En el encuentro participaron también los economistas Juan Manuel Villasuso, de la Instancia Socialdemócrata -integrada al Partido Acción Ciudadana (PAC)-; María Eugenia Trejos, de Reflexión y Pensamiento Solidario; el sociólogo José Luis Vega Carballo, de la Comisión Nacional de Enlace; Ottón Solís, precandidato presidencial del PAC y Rodrigo Carazo, expresidente de la República.
SALIRSE DE LA PERIFERIA
Mora aseguró que Costa Rica debe superar su papel de «satélite» o periferia de Estados Unidos y potenciar su riqueza intelectual, educativa, sanitaria, infraestructural, así como de múltiples servicios para consolidar un Estado y una relación de este con la empresa privada, de forma que el país comience a romper su subdesarrollo.
Esa integración periférica de la que habla Mora se refleja en la inserción mundial hecha desde el siglo XIX basada en las exportaciones; por ejemplo, la maquila asentada en materias primas, tanto nacionales como importadas.
Para este experto es necesario insertarse en el mercado mundial con productos y servicios que tengan un valor agregado y poder tener una «competitividad sistémica».
Además, se debe buscar el acceso a mercados para nuevos productos y servicios.
En este sentido existen opciones como la Unión Europa y las naciones asiáticas como Japón o China que no deben descartarse. (Cuadro aparte: «Industrialización a la tica»).
De ahí que se deba buscar el acceso de los renovados bienes y servicios con valor agregado a estos u otros mercados.
Además, existen sectores estratégicos de «vida o muerte» para cualquier país que son la seguridad alimentaria y la seguridad energética.
Por eso, Estados Unidos busca, muy estratégicamente, la protección de sus productores de alimentos y, según dijo Mora, la apertura de las telecomunicaciones locales en condiciones de desventaja.
Lo anterior porque al Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) se le aplicaba hasta hace poco la fórmula del Fondo Monetario Internacional (FMI) que tomaba en cuenta las inversiones como gastos.
De manera que el efecto retroactivo de cómo se le restringía el presupuesto a la institución se mantendrá al mediano plazo.
Incluso, consideró estratégico que en un país pequeño como el nuestro no se dé una concentración de las nuevas inversiones que beneficiarían de nuevo a sectores económicos poderosos.
IR HACIA DELANTE
El desarrollo -explicó Mora- es más que libertad. «Se trata también de cómo vamos a resolver la pobreza, la tiranía, la escasez de oportunidades económicas y privaciones sociales sistemáticas», explicó.
Para él, la resolución de estos problemas socioeconómicos y políticos son la respuesta concreta a la pregunta de qué es la libertad humana, cuya respuesta es «la capacidad de hacer la historia sin dejarse dominar por ella».
Por eso es que no se debe seguir la lógica del tratado que implica la neoliberalización de la economía y la sociedad.
«El TLC significa la renuncia a la posibilidad de buscar nuestro propio esquema de desarrollo. Tal vez no sea el Apocalipsis, pero es la renuncia al desarrollo, o seguiremos sobreviviendo en la periferia de un imperio».
En este último papel juegan un papel fundamental las nuevas alianzas de clases sociales y políticas que se puedan dar, porque esto afectaría de manera positiva o negativa el futuro nacional.
De hecho, según mencionó, la esencia del subdesarrollo tiene que ver en gran parte con la concentración de la riqueza en manos de una oligarquía que maneja gran parte del sistema sociopolítico y económico.
La repartición de la riqueza es cada vez más desigual y Costa Rica se ha empobrecido de forma impresionante en los últimos 20 años. De hecho, los índices de trabajo informal y la afectación del consumo que tienen las familias se han acrecentado.
Esto va aparejado con el crecimiento de la inversión extranjera, la cual goza de exenciones importantes o tarifas especiales, sobre todo la ubicada en zonas francas.
FASE POSMODERNISTA
El anterior conjunto de factores conforma una estrategia que pertenece a la Tercera Revolución Industrial (poscapitalista) en la cual debería predominar un Estado fortalecido y replanteado en una conexión directa con los distintos grupos sociales y un buen nexo con la empresa privada.
Para llegar a esta conclusión, el economista hizo una explicación histórica, cultural, económica y social desde la época de la Colonia hasta el presente. Aseguró que el sustrato cultural entonces fue débil y la clase dominante que se estableció «no nos visualizó como países periféricos de un imperio».
Así se explica que gran parte del desarrollo nacional dependiera de los descubrimientos mundiales, como la máquina de vapor en Inglaterra durante el siglo XIX o la Revolución Industrial.
Posteriormente, llegó la revolución científico-técnica en que «la ciencia deja de ser una propiedad social y pasa a ser organizada por el capital. Constituyó una revolución en las relaciones de producción». En ese contexto, Latinoamérica «apostó» por la industrialización pero no la logró como los países del Norte.
Ahora se inició la III Revolución Industrial, o la Era Post-ISI (industrialización basada en la sustitución de Importaciones), la cual se da cuando aún no se ha resuelto el problema de la deuda externa para la que se aplicó una «obsesión exportadora».
LA PROPUESTA
El economista y analista político Juan Manuel Villasuso afirmó que la propuesta económica de Henry Mora para un modelo de desarrollo nacional debe responder a la pregunta de para quién producir y crecer económicamente.
Puntualizó que los mecanismos de transferencia para repartir a los más desfavorecidos también deberán ser definidos para que la riqueza llegue con justicia a todas las clases sociales.
Villasuso criticó que el Trade Promotion Act (TPA) en la práctica le dicte al Presidente de la República lo que debe hacer en materia económica y comercial.
Igualmente compartió el criterio de que el origen de la propiedad de los medios de producción causa que la riqueza se concentre.
«De ahí que debe haber una intervención del Estado para regular ciertos precios», sin que esto signifique un retroceso a formas inconvenientes de equilibrar la economía doméstica.
Para el especialista si se ratifica el TLC significa el fin de la integración centroamericana porque implica una perforación en la unión aduanera que se conformó.
Además, se impactaría negativamente el comercio intrarregional que está vigente porque podría darse una desviación del comercio, por parte del istmo, cercana al 40% hacia Estados Unidos.
Advirtió que a los tratados de integración se les da un rango jerárquico superior a la constitución política de los países.
Planteó la redefinición de cómo el país debe insertarse en la globalización , pero no con las reglas impuestas desde fuera por una potencia que busca solo su propia conveniencia.
Para establecer alianzas estratégicas se debe dar un saludable nexo entre el Estado, el sector trabajador y la empresa privada, aseveró.
«Aquí ha habido un único ganador. El Estado se ha desfinanciado y los empleados cada día son más pobres. En un TLC no es aceptable negociar los bienes públicos de acceso universal, ni tampoco los derechos como la salud, la educación, que no son mercancías».
CAMBIO RADICAL
Se está dando un desplazamiento del poder a «una camarilla que en el gobierno del exmandatario Óscar Arias nació con grupos ligados al expresidente del Banco Central, Eduardo Lizano, y otros que en el sector financiero han concentrado la riqueza», manifestó en la conferencia el sociólogo José Luis Vega.
La defensa a ultranza del TLC que hacen muchos «fanáticos intelectuales y tecnócratas que son neofilibusteros» llevaría el país a la ruina.
«Tenemos que desplazar al bipartidismo en las próximas elecciones, a la neoligarquía extranjerizante», dijo. También consideró la posibilidad de que se dé una gran movilización social contra el tratado.
«Desde 1986 (administración Arias Sánchez) se entronizó el bipartidismo y se anuló la agenda establecida con la guerra civil de 1948» que le dio prioridad al bienestar de toda la población con el fortalecimiento del Estado, la infraestructura nacional y con el nacimiento de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
Sobre estas declaraciones se intentó conocer la opinión de Lizano, pero en su casa se informó que se encontraba de viaje en China.
Arias calificó como fuera de lugar las afirmaciones hechas por Vega y dijo que nunca se entronizó durante su gobierno una clase que abusara del Estado, sino que se dio una apertura de la banca y las finanzas que andaban muy atrasadas.
Ahora se puede notar el cambio porque este sector se ha modernizado debido a la competencia que se generó entre lo público y lo privado, dijo el expresidente.
PRIORIDAD AL AMBIENTE Y EL TRABAJO
El consumidor va hacia una cultura de valores en la que escogerá los servicios o productos según afecten o no el ambiente, mientras que paralelamente se irá hacia una intensificación de la mano de obra, vaticinó el economista y candidato presidencial del PAC, Ottón Solís.
Consideró que en el acto de consumo los compradores -que cada día son más educados-, asociarán una solidaridad social para no acabar con el ambiente ni las especies animales amenazadas de extinción.
«Se tomará en cuenta si la empresa discrimina a sus empleados o candidatos a ciertos puestos por ser parte de minorías étnicas, sexuales o de cualquier índole», enfatizó. La importancia del reciclaje también fue citada por Solís.
Mencionó que hay una duplicidad de abusos, tanto entre los políticos tradicionales como en algunos sindicatos.
Es importante sanear el sector salud, el de crédito nacional y el acceso a la recreación. «Se trata de que el acceso sea universal, no solo por la capacidad de pago», dijo.
El candidato se mostró preocupado con el TLC ya que involucra los diferentes órdenes de la realidad, no solo el comercial. No se le puede considerar como una sustitución de lo que sería un modelo de desarrollo costarricense.
«La prensa amiga del TLC lo que hace es dañar el mensaje para que este tipo de cosas no se conozcan», destacó.
Además dijo que Costa Rica tiene muchas fortalezas a diferencia del resto de naciones centroamericanas que deberían ser tomadas en cuenta por el congreso estadounidense y promovidas por los líderes nacionales. «No se puede quitar una sola palabra del Tratado por más que un referendo popular diga que hay que cambiar cosas».
PROFUNDIZACIÓN DE DESIGUALDADES
Para la economista de la Universidad de Costa Rica, María Eugenia Trejos, el TLC profundiza las tendencias intervencionistas de los organismos internacionales que se dan desde hace 20 años y que tienen a las instituciones estatales «ahogadas».
Al recordar el tratado firmado hace 10 años entre México y Estados Unidos (llamado CAFTA por sus siglas en inglés), aseguró que no ha generado desarrollo sino que las importaciones se han multiplicado tres veces.
En ese lapso, solo tres millones de personas encontraron trabajo formal y 1.300.000 de los agricultores «graneros» fueron desplazados.
Cuestionó que se permita una especie de suplantación de las leyes nacionales que regulan el trabajo y preguntó cómo se integraría en un modelo nacional de desarrollo el conocimiento generado por las culturas indígenas locales, el campesinado y las personas que no están agremiadas.
El exmandatario Rodrigo Carazo aseveró que sectores poderosos en América Latina son seducidos por el TLC y la corrupción.
Al consultarles a los participantes qué sucedería si no se ratifica el TLC, Villasuso dijo que el gobierno estadounidense no le declararía la guerra a Costa Rica y sí dejaría entrar los productos locales.
Sin embargo, manifestó que se le quitarían los beneficios de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe (ICC).
Costa Rica genera -manifestó- unos $6.000 millones en productos y servicios, de los cuales cerca de la mitad ingresa en los Estados Unidos.
«Pero la opción de que el congreso estadounidense analice este tema tan complejo no le interesa por ser un país tan pequeño como el nuestro, lo cual hace poco probable que una represalia de ese tipo se dé», manifestó.
Por su parte, Trejos dijo que no se debe firmar el TLC, porque «es una traición a la patria» tomando en cuenta que diversos temas fueron mal negociados.
Al preguntarle sobre la posibilidad de que mucha inversión extranjera se desplace a otras naciones por no suscribirse el acuerdo, dijo que no habría problema en que se vaya porque en los últimos 12 años las empresas extranjeras han ganado más que el propio país, mientras que la pobreza y el desempleo han crecido.
Industrialización a la tica
Para el economista Henry Mora, de la Universidad Nacional, entre las opciones de industrialización con un valor agregado, se encuentran:
* Agroindustria: Café, azúcar, palma, lácteos y bioetanol -sobre este último destacó que no debe descartarse la posibilidad de que se concentre en oligopolios como el Ingenio Taboga, la Fábrica Nacional de Licores (FANAL) y la Central Azucarera del Tempisque S.A.
* Turismo: La diversificación es muy amplia y de hecho ya está en camino, aunque falta desarrollarla más, especialmente con opciones no dañinas para el ambiente como el ecoturismo y el turismo de aventura.
* Vínculos directos con inversión extranjera.
* Hacer un «cluster» textil, esto es, un conglomerado de empresas textileras nacionales que saquen provecho de sus fortalezas, hagan un encadenamiento productivo y compitan con la típica maquila manejada por gigantes.
* Servicios de alto valor agregado: En comunicación colectiva -telecomunicaciones, telemática, infraestructura tecnológica-, en informática y computación, para el sector empresarial, personal, cultural y recreativo, creación de «software» además de los servicios de bioprospección.
* Bioprospección: Aprovechar la biodiversidad para la prevención, tratamiento y curación de enfermedades tropicales, además de los «biochips» que en el istmo son el segundo elemento más rico que se ha explotado mediante la biodiversidad.
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