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R. Roett: «Tenemos cada vez más miedo de Venezuela»

El significado de la visita de la Secretaria de Estado, Condoleezza Rice a cuatro  países latinoamericanos.

El significado de la visita de la Secretaria de Estado, Condoleezza Rice a cuatro  países latinoamericanos.
En Brasilia los manifestantes salieron a las calles cuando Condoleezza Rice visitó dicha ciudad la semana pasada.

«Tenemos cada vez más miedo de Venezuela, de la guerra en Colombia y ahora tenemos la crisis en Ecuador. El gobierno de Washington entiende ahora que después de años sin mayor interés, debería prestar atención a América Latina», afirmó Riordan Roett, experto sobre Brasil de la Universidad John Hopkins de Estados Unidos.
Roett dio sus declaraciones a la BBC de Londres, al comentar la visita de la Secretaria de Estado, Condoleezza Rice a América Latina, la segunda desde que asumió el cargo, a principios de año. En marzo pasado Rice visitó México, recorriendo así una geografía que explica mucho de las prioridades estadounidenses en la región.

 
 
AGENDA REGIONAL

La gira de la Secretaria de Estado coincidió con el agravamiento de la situación política en prácticamente toda la región. En Ecuador, el presidente Lucio Gutiérrez  fue destituido la semana pasada. En Nicaragua, el mandatario Enrique Bolaños enfrenta graves disturbios y una coyuntura política inestable.
Resurgen viejos problemas que parecían haber sido barridos debajo de la alfombra en el último cuarto de siglo. ¿Cuál es entonces la agenda regional? ¿Qué significa el viaje de Rice respecto de esa agenda?
Para la prensa internacional, el gran tema es Venezuela.
«El gobierno de Chávez, sus compras de armas, sus actitudes antiestadounidenses y su alianza con Cuba», son temas que probablemente discutió Rice con el presidente Lula de Brasil, dijo Mike Reid, de la revista británica The Economist.
«Estados Unidos quiere comunicar a Brasil lo que piensa del presidente Hugo Chávez, que él es peligroso y puede desestabilizar la región», aseguró a la BBC Peter Hakim, presidente de Interamerican Dialogue, un centro de estudios sobre política exterior con sede en Washington.
¿Pero qué esperaba conseguir Rice en concreto del gobierno de Lula? De acuerdo con Reid, «si EE.UU. quiere aislar a Chávez, difícilmente va a poder hacerlo si Brasil no está de acuerdo».
Y Brasil no comulga con esta tesis. Para Rice, «los problemas entre Estados Unidos y Venezuela no son entre países, son problemas de libertad y democracia». Su colega brasileño Celso Amorim, prefirió enfatizar en que «respetamos la soberanía y tratamos de contribuir, bien sea como observadores o como actores», al afirmar que Brasil «es amigo de Venezuela».
Los principales diarios argentinos, que siguen con atención la política regional, destacaron algunos aspectos olvidados por otros medios. Fue «La Nación», de Buenos Aires, el que recordó el viaje relámpago a Venezuela de José Dirceu, jefe de Gabinete de Lula. «Horas antes de la llegada de Rice a Brasilia, Dirceu viajó a Caracas, se reunió con Chávez y llegó a tiempo para transmitirle el resultado de la reunión a Lula ayer por la mañana», dijo el periódico. Al recordar la función eminentemente política, no diplomática, de Dirceu, en el  gabinete de Lula, el diario recordó otro viaje de Dirceu, el mes pasado, cuando voló «a Cuba para tener una reunión con Fidel Castro, e inmediatamente después se trasladó a Washington y tuvo una reunión con Rice.
El argentino «Clarín» destacó los cambios de la política de Washington respecto de Venezuela. Su corresponsal en Washington, Ana Barón, escribió que «así como durante el primer gobierno de George Bush se hablaba de la «cubanización» de la política de EEUU hacia la región, ahora se podría hablar de la «venezuelización».
Barón se remitió a un artículo publicado por Rice en The New York Times, en vísperas de su viaje, donde decía que Washington estaba «evaluando la instrumentación de una estrategia más dura con respecto al gobierno de Hugo Chávez, que incluirá el envío de cantidades mayores de dinero para los grupos de oposición».
«Si bien el gobierno de Bush negó ayer el cambio de política, diplomáticos latinoamericanos consultados por Clarín en Washington coinciden al afirmar que la presión anti-Chávez está aumentando vertiginosamente», añadió.
Brasil, por su parte, preocupado por las consecuencias que el deterioro de las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos pueda tener en la región, trataría de reducirlas.
 
DEMOCRACIA
 
Para Estados Unidos, la agenda parece reducirse a «democracia» y «libertad». Este parece haber sido el eje de una conferencia de Rice sobre cuestiones latinoamericanas, pronunciada en Brasilia.
Es inevitable que este planteamiento genere una sensación de que «no hay agenda» y de que los principales problemas no encuentran una respuesta en la política de Washington.
«Si bien el gobierno de Bush parece tener muchas ideas sobre qué hacer en el caso de Venezuela, no hay una estrategia para la debilidad institucional en otros países, como Ecuador. EE.UU. viene aplicando en la región la política de los bomberos. Entra en acción sólo cuando hay incendios», dijo el embajador argentino ante la OEA, Rodolfo Gil, al resumir esa sensación.
De algún modo, lo que falta en la agenda podría ser lo más importante. Por ejemplo, es llamativo el hecho de que la gira no incluyó a Argentina, país con el que el grupo de países del G-7 y el propio Fondo Monetario Internacional (FMI) mantienen un pulso sobre la renegociación de la deuda, al no aceptar el proceso de canje de bonos promovido por Buenos Aires.
En cambio, si figuró Chile, donde, sin embargo, la Secretaria de Estado asistió a una reunión internacional. En Santiago abordó la situación creada por el «impase» en la elección del Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), en la cual el Ministro del Interior de Chile, José Miguel Insulza, está enfrentado al canciller mexicano, Luis Ernesto Derbez, candidato de Washington.
Rice llegó a Chile también en medio de protestas estudiantiles que dejaron decenas de detenidos, en un tipo de manifestaciones que hacía mucho no se veían en el país.
Las otras dos escalas de la gira era las más cómodas para la Secretaria de Estado, ya que Colombia y El Salvador son los dos principales aliados de Washington en la región.
El Salvador es, inclusive, el único país latinoamericano que mantiene tropas en Irak, actitud que bien merece un gesto por parte de Rice. Las razones de esa preferencia, en todo caso, seguramente llamaron la atención de los demás países centroamericanos, que no parecen dispuestos a pagar el precio que se necesita para lograr esa atención.
En Colombia, Estados Unidos ha invertido más de $3.000 millones en una guerra que, como todas las de este tipo, termina siendo un pozo sin fondo.
En todo caso, la gira evidencia un cierto agotamiento de las políticas impulsadas en una región, donde no se vislumbran propuestas alternativas que sugieran caminos para enfrentar un cambio de rumbo.

  • Gilberto Lopes 
  • Mundo
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