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Las palabras de la calle

Reunirse, no dejarse distraer por el último chisme, no pensar en que a esta hora debería estar en clases, ponerse de acuerdo, buscar la plata escribir, escribir, escribir y encontrar donde distribuir a esa suerte de hijo.

Reunirse, no dejarse distraer por el último chisme, no pensar en que a esta hora debería estar en clases, ponerse de acuerdo, buscar la plata escribir, escribir, escribir y encontrar donde distribuir a esa suerte de hijo.
¡Adiós, hijo mío! ¡Que te compren, que te lean, que te quieran!
Así es publicar una revista.
Por lo general, se trata de algunos locos se dan cuenta de que sus preocupaciones no trascienden de las paredes del café y que las ideas geniales que tuvieron en el bar se perdieron para siempre entre botellas vacías.  A continuación, deciden organizarse, sacar unas cuantas copias y distribuirlas hasta donde les alcance la plata. Les presento a «Calle 3».
Le pedí a uno de los orgullosos padres, que nos la describiera. En algún momento, probablemente en una madrugada, Eduardo Valverde escribió:
«Calle 3 surgió sobre todo de la recurrente coincidencia de un grupo de amigos en mesas de bares, cafés y casas con amables anfitriones.  Quisimos materializar de alguna forma nuestras inquietudes en cuanto a la ciudad, ese lugar en el que la mayoría de las gentes del mundo habita hoy, y al que los trajines de una cotidianeidad abrupta han invisibilizado y lo han convertido en el objeto de la indiferencia de sus paseantes. Por eso queremos que Calle 3 sea un espacio inclusivo y permeable por medio del cual nos demos a la tarea de devolverle a la ciudad su calidad de extensión de lo humano, donde (parafraseando a Barzuna, en su artículo del primer número) se pueden medir las necesidades sociales y en el cual interactuamos y nos enfrentamos diariamente los unos a los otros. Calle 3 quiere ser una esquina, ese rincón caleidoscópico propio de las ciudades, donde azares y destinos se topan, se pasan de largo o se saludan, quedan para tomarse un café o se despiden para siempre».
 
 
Ya un poquito menos en serio, la revista se parece a la calle de la que tomó el nombre prestado (Sí, la Calle 3 es la «Calle de la Amargura»). Hasta se atreve a juntar todas esas palabras que dan vueltas con el viento o que flotan en un caño en ese caos que todos conocemos.
Para decirlo de mejor manera, están organizando un concurso de cuento corto.
Como todo en esta vida, tiene un requisito: no se pueden tener libros publicados.
Todos los demás, quedan invitados prestarle sus palabras a «Calle 3». Solo hay que llevarlos a  La Exposición Permanente de Libros de la Librería Universitaria ubicada en la esquina suroeste del Edificio Saprissa, del 2 de mayo al 1 de Julio de 2005. Al rato, salen publicadas y hasta se llevan uno de los premios. (Para más información
[email protected])

Para los demás, esos que solamente quieren conocer la revista, acérquense al café Fervor de Bs.As 125 Este de Policromía, a Claraluna, Teorética o al Centro de Cine

Bases del Concurso:
Máximo de 5 páginas a doble espacio en Arial 11
Tres copias dentro de un sobre sellado con el título del cuento y el seudónimo del autor en cada copia y en el sobre.
Dentro de este último se debe incluir la plica también sellada: Por fuera Título del cuento y seudónimo. Dentro de ella se incluirán los datos personales del autor: Nombre, teléfono, correo electrónico y número de cédula en caso de ser mayor de edad. Además adjuntar una copia electrónica del cuento donde se especifique si el autor está anuente a permitir el uso de su obra en posteriores publicaciones a discreción del Consejo Editor de Calle 3. En caso de que el autor no esté anuente a donar su obra, podrá solicitar su devolución escribiendo un correo electrónico a Calle 3. Después del 31 de agosto de 2005, las obras que no hayan sido retiradas, serán destruidas.

  • Mariana Murillo 
  • Cultura
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