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Unos 600 campesinos abandonan el campo diariamente para buscar mejor vida al otro lado de la frontera
Manuel López Obrador es un político con perfil bajo en temas internacionales, sobre todo en torno a las relaciones con los Estados Unidos.
Ciudad de México. Una visión aterradora se nos plantea sobre el futuro de México. No se trata de ninguna visión partidista, de ningún criterio militante, sino de una reflexión a partir de datos oficiales y de organismos internacionales, difundidos en los más diversos medios mexicanos.
Ciertamente el gobierno puede destacar otros aspectos, mas favorables a la gestión del presidente Vicente Fox, pero los datos siguen ahí, hablando con estridencia. El tratado de libre comercio firmado con Estados Unidos y Canadá (NAFTA por sus siglas en inglés) solo agravó las tendencias del deterioro social, como lo indican las cifras, incluso las oficiales.
EFECTOS DEVASTADORES
Parece ya una evidencia el fracaso del modelo económico aplicado en México en el último cuarto de siglo. Por lo menos, si lo miramos desde la perspectiva de sus efectos sociales.
En el campo, la pobreza extrema pasó de 35 a 52 %, entre 1992 y el 2003. Desde que el tratado de que el NAFTA entró en vigencia, en 1994, el campo ha perdido casi 1,8 millones de empleos. Unos 600 campesinos abandonan el campo diariamente y, en su mayoría, buscan mejor vida al otro lado de la frontera. Desde entonces, se han dejado de sembrar 1,6 millones de hectáreas de productos básicos. Si en la década pasada México importaba poco más de $3.200 millones en granos, hoy esa cifra supera los $7.500 millones. «Y la tendencia sigue en alza, situación que no sólo no fue revertida por la entrada en vigor del NAFTA, sino que el sector rural resultó más perjudicado», señala el periodista Gilberto Meza, en un reportaje en la revista «Milenio semanal».
Pero, la pobreza no se ha extendido solo por el campo, sino que afecta todo el país. Según cifras oficiales, a 54% de los mexicanos; pero hay datos que la elevan al 70%.
Quizás, por eso, no sorprenda que todos los días centenares de campesinos protesten en plena Avenida Reforma, donde están acampados desde hace meses, bajándose los calzoncillos y permaneciendo parados en una de las rotondas de esa avenida, exigiendo solución a sus demandas de tierra.
CRISIS ECONÓMICA
El gobierno no oculta su satisfacción por el desempeño de la economía el año pasado, que creció un 4,4%. Pero, los economistas advierten que ese fue el resultado del alto precio del petróleo y del aumento de las remesas de los inmigrantes, que superaron los $16 mil millones el año pasado, y siguen aumentando. Las remesas representan ya mas de 55% de los ingresos petroleros. En los mas de cuatro años de la administración del presidente Vicente Fox unos dos millones de mexicanos se han sumado a los otros millones que ya viven en Estados Unidos, una tendencia que no va a parar, pues en la última década la economía mexicana prácticamente no ha crecido (¡Fox había ofrecido en campaña un crecimiento de 7% anual!).
«El comportamiento de la economía mexicana es sumamente dependiente del exterior y ahí exhibe su debilidad estructural», escribió el comentarista de «La Jornada», León Bendesky.
13 millones de mexicanos están sin trabajo o subempleados, lo que representa tres de cada diez personas en edad de trabajar.
La abundancia de reservas que el gobierno exhibe no es signo de fortaleza, pues no se sustenta en una mayor producción de riqueza, ni en la creación de empleos. Por el contrario, predomina una creciente informalidad en la economía mexicana, pese a las promesas de bonanza como consecuencia de la firma del NAFTA, hace más de una década.
CAMBIOS POLITICOS
México no escapa a la sensación de que una etapa política se acabó y que, como los demás países de América Latina, se hace indispensable encontrar nuevos caminos.
Decenas de periodistas esperaban, el pasado 6 de mayo, el encuentro entre Fox y el alcalde capitalino, Andrés Manuel López Obrador. La cita ponía fin a meses de tensión entre el presidente y el principal aspirante al cargo en las elecciones del año que viene. Candidato favorito en todas las encuestas, el intento de despojarlo de su candidatura mediante una acusación penal por desacato a la justicia fue enterrada por una manifestación gigantesca, que todos recuerdan aún con asombro. Los participantes aseguran que era mas de un millón de personas en las calles exigiendo el fin de las maniobras de desafuero con López Obrador.
Y tuvieron éxito, pues el presidente decidió dar marcha atrás, en una medida que representa no solo el fortalecimiento del candidato del partido de la Revolución Democrática (PRD), sino un estremecimiento de las relaciones del gobernante PAN con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que mantiene amplia mayoría en el congreso.
La maniobra contra López Obrador, según medios mexicanos bien informados, fue armada con la participación tanto el presidente del PRI, Roberto Madrazo (y, detrás de él, el expresidente Salinas de Gortari, también llamado, «El Innombrable»), como de Fox y de su Secretario de Gobernación, Santiago Creel.
Madrazo y Creel negociaron la impunidad para ciertos miembros del PRI y mucho dinero para el partido, a cambio de la inhabilitación de López Obrador, se aseguró en México. Cuando se reveló esa negociación, Fox entró en cólera y decidió cortar cabezas en la prensa.
Pero, el acuerdo entre el presidente y el alcalde dejó, finalmente, al PRI al descubierto. «Madrazo debe dejar la presidencia del PRI», exigió el senador de ese partido, Manuel Bartlett. Sin embargo, la línea más dura del partido cerró filas detrás de su presidente y le advirtió al gobierno que necesitará de sus votos en el congreso, si quiere pasar algunas reformas legales.
Lo cierto es que, por ahora, López Obrador ha consolidado su aspiración a la presidencia, sin que aparezca nadie capaz de hacerle sobra.
Bajo perfil internacional
Manuel López Obrador es un político que, entre otras cosas, ha mantenido un perfil bajo en temas internacionales, en particular en lo que se refiere a las siempre ásperas relaciones con los Estados Unidos, tanto en lo económico, como en lo político.
Lo económico está enmarcado en el tratado de libre comercio, que ha significado una profunda y creciente dependencia de la economía norteamericana, que hoy controla el sector financiero y es prácticamente el único mercado para las exportaciones mexicanas.
El NAFTA ha significado no solo la devastación del campo mexicano, sino también la desaparición de ramas industriales enteras, pero el acuerdo deja pocas alternativas para la conducción económica del país.
En lo político, Estados Unidos acaba de endurecer las condiciones para los inmigrantes -que ya no podrán obtener licencia de conducir con su documento consular mexicano- y aprobar la construcción de un muro en la frontera que no augura mejores tiempos para las relaciones entre los dos países.
«El problema de la frontera será inmanejable en un lapso no muy lejano y habrá de repetirse en todo el país», predijo Alejandro Gertz, comentarista del diario «El Universal».
Frente a hechos abrumadores, «las autoridades se hallan cercadas, acorraladas, pasmadas o coludidas», afirma, en un artículo titulado «Colombianización anunciada».
En ese contexto, México no escapa a la tendencia prevaleciente en toda América Latina, en que la búsqueda de nuevas alternativas políticas, distintas al modelo de los últimos 25 años, se hace indispensable para hacer frente a la crisis política y social.
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