La impunidad se ha convertido en la mejor enemiga de las mujeres agredidas.
Los casos de violencia donde las mujeres son víctimas parecen una historia de nunca acabar en Costa Rica; y lejos hallar soluciones, los sistemas sociales y jurídicos se empeñan en justificar los abusos y hacer de ellos un espectáculo.
Este es el criterio de cuatro especialistas consultados por UNIVERSIDAD ante los recientes casos de violencia intrafamiliar, uno de los cuales involucra a un alto sector social (ver recuadro) y la cobertura de la prensa nacional sobre estos hechos.
EL PAPEL NO DETIENE LA BALA
Ana Carcedo, representante de CEFEMINA, criticó fuertemente al Poder Judicial ya que a su criterio este se encuentra totalmente estancado en cuanto a la defensa de las mujeres agredidas, e incluso señala un grave retroceso por el aumento en el número de conciliaciones propiciadas por las autoridades en los casos de violencia.
Para la experta, este tipo de arreglos no son convenientes ya que ante las autoridades la situación aparecería como si se hubiese logrado un arreglo, pero las represalias por denunciar vendrán después.
Otra situación muy común es que cuando la amenaza o agresión se dan por parte de la expareja, las autoridades consideran que si no hubo convivencia no se está ante un caso de violencia.
«Hay un gran retroceso en la ley cuando no se toman en serio las medidas de protección, es un simple papel que no detiene una bala. Hay que reconocer el avance del Ministerio de Seguridad y la policía, pero en el Poder Judicial hay un enorme vacío donde no se toman en cuenta las reincidencias ni las amenazas de muerte», comentó Carcedo.
Carcedo insistió en la necesidad de buscar mecanismos efectivos para proteger a la mujer cuando denuncia a fin de que no ocurra lo que ella califica como «muertes anunciadas».
 
 
«Hay una impunidad tremenda que comienza cuando la mujer denuncia pero no se le toma en serio, las autoridades tienen que saber que las mujeres no tratan de engañar al sistema».
IMPUNIDAD TOTAL
Ana Hidalgo, psicóloga y consultora independiente, considera que la forma en que mueren la mujeres en nuestro país muestra el extremo de la impunidad, ya que en la gran mayoría de los casos las denuncias se han presentado, varias personas conocen de las amenazas y agresiones, pero no pasa nada para evitar las muertes.
Para Hidalgo es muy importante buscar políticas más eficaces para proteger a las mujeres y que las autoridades actúen a tiempo. En su criterio, las amenazas deben ser consideradas un delito, ya que en la actualidad no son tomadas en serio hasta que se produce la muerte.
«Esto implica cambios importantes a un sistema que no es sensible a las especificidades de este tipo de violencia y más bien la tolera. Las amenazas son una señal de alarma y el sistema tiene que responder de inmediato», recalcó Hidalgo.
Respecto a los medios de comunicación, Hidalgo expresó que se siente cansada de ver la forma en que los medios de comunicación justifican la violencia al calificarla como crimen pasional.
«No se trata de un acto cometido por emoción violenta, con lo que sería un crimen atenuado. No es que el «pobrecito» se salió de sus cabales o «se le metió el diablo», hay violencia previa  y la sociedad no le ha puesto límites».
En ese sentido también Ana Carcedo, considera que el calificar los hechos como «crímenes pasionales» es realmente deplorable y ante cada matanza de mujeres los medios se muestran amarillistas y morbosos sin profundizar en el problema.

MASCULINIDAD EN CRISIS

El director del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Costa Rica, Carlos Sandoval,  considera que los medios de comunicación aportan poco al entendimiento de por qué se da la violencia contra las mujeres.
Algo que las investigaciones de género han dicho desde hace mucho tiempo y que los medios no le han puesto atención, es que esos crímenes no son ni por pasión ni por amor.
Para Sandoval, es necesario que se penalice el femicidio: «El proyecto de penalización de la Violencia contra las mujeres no es discriminatorio sencillamente porque los hombres han ejercido una cantidad de violencia infinitamente mayor que las mujeres y me parece irresponsable que algunos sectores de la Asamblea legislativa impidan que el proyecto camine».
Sin embargo, el investigador considera que esto no quita darle la razón a quienes dicen que no basta una reforma a la leyes para lograr un cambio en la cultura, ya que nadie que comete un delito piensa que lo van a meter a la cárcel, pero es más fácil  cambiar una ley que una ideología.
«Uno de los grandes retos que tenemos los hombres es el tema de cómo construimos las masculinidades. Me parece que el asunto de la violencia contra la mujeres pasa por una masculinidad en crisis que no entiende como vivir en un mundo donde las asimetrías de poder ya no son sostenibles como antes. Es la expresión más brutal de la masculinidad que se acostumbró a resolver las cosas por la fuerza», continuó.

El INAMU HA BAJADO LA GURDIA

La diputada Gloria Valerín considera que el país ha perdido el enfoque crítico respecto al tema y el Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU) ha bajado la guardia sensiblemente.
Según Valerín, el INAMU fue creado para abordar las diferentes políticas públicas sobre las mujeres y velar por sus intereses; como por ejemplo llamar la atención al Poder Judicial en el la atención de estos casos.
Sin embargo, para la legisladora, hoy la realidad es otra y la actual Ministra de la Condición de la Mujer, Georgina Vargas Pagán, no se muestra preocupada por lo que sucede.
Valerín opina que el sistema opera para legitimar el machismo predominante durante siglos, y es alarmante la falta de acción de las diferentes instituciones para evitar que continúe la violencia.
» Acabo de recibir la llamada de una muchacha que la han amenazado con un arma de fuego, y justo cuando logró quitarle el arma al agresor, una jueza en Alajuela consideró que había que dar un tiempo al asunto y le devolvieron el arma al tipo», acotó Valerín.
También criticó a la Asamblea Legislativa, donde a su criterio, no se le ha dado mayor importancia al problema y se ha dejado de lado el proyecto de Penalización de la Violencia contra las Mujeres.

Impunidad de alto rango

Uno de los casos que ha dejado mayores sinsabores en cuanto a la administración de justicia a favor de las mujeres, fue la denuncia por violación contra una joven de 21 años de apellido Víquez en diciembre pasado en un bar en Escazú.
Como sospechosos de hecho se tiene a tres jóvenes cuya identidad se ha guardado celosamente, de los cuales se sabe que practican karate y pertenecen a familias de alto nivel socioeconómico.
El caso tomó más fuerza luego que la diputada Gloria Valerín denunciara que uno de los presuntos violadores era protegido por el Ministro de Hacienda, Federico Carrillo; y que uno de los familiares de la víctima escribiese un desgarrador artículo en el periódico La Nación, donde denuncia la impunidad y la tortura que el proceso ha significado para la muchacha y su familia.
Uno de los principales puntos denunciados por la legisladora y sus familiares es el insistente requerimiento de las autoridades para que la joven relate los hechos, cosa que ha tenido que hacer mas de 7 veces.
Para la parlamentaria, es inexplicable que las autoridades insistan en la declaración tantas veces, cuando son conocidos los inconvenientes que tiene la revictimización de la persona.
Señala que este calvario, lo viven muchas mujeres abusadas en nuestro país, por lo que no son pocos los casos en los que varias desisten de denunciar o continuar el proceso.
Valerín concluyó con un reproche a la actitud del Ministro de Hacienda de proteger a un presunto violador, y sobre todo por crear dudas sobre el alegato de la muchacha. » Es lo último que faltaba, que un funcionario de ese rango tome esas actitudes», expresó.
Se trató de incluir la opinión del Ministro de Hacienda, pero al cierre de edición la oficina de prensa de esa cartera informó que por el momento el Sr. Carrillo no se referirá a este tema.