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El replanteamiento del sistema democrático, el fomento de la lectura y el TLC fueron los temas que José Saramago abordó en Costa Rica.
«Si no se reinventa la democracia, seguiremos en esta farsa periódica electoral», expresó el escritor José Saramago en sus apariciones públicas en nuestro país.
El Premio Nobel de 1998 visitó Costa Rica entre el 22 y 26 de junio, para participar en las actividades de inauguración de la Feria Internacional del Libro de Costa Rica (FILCR).
A lo largo de su agenda pública, el portugués visitó la Municipalidad de San José, donde se le declaró «visitante distinguido», la Universidad Nacional (UNA) y el recinto ferial de Pedregal, donde se realiza la FILCR.
Además, recibió un Doctorado Honoris Causa otorgado por la UNA en sesión solemne del Consejo Universitario, realizada el 25 de junio en el Teatro Nacional.
Fiel a su compromiso político y humanista, durante la ceremonia en la Municipalidad de San José Saramago hizo un llamado a la conciencia de las autoridades políticas, al recordar que «no todos los lugares donde el hombre vive son siempre humanos. La función de quienes tienen la responsabilidad del gobierno y también de los artistas consiste en la obligación de hacer cada día más humano».
Agregó, además, que «por vivir en comunidad, nuestra misión, que no es histórica ni mucho menos divina, consiste en construir humanidad. Eso tiene que ser una preocupación diaria, para que la caída de todos los días se detenga».
Fue allí donde manifestó que «no soy pesimista, es el mundo que es pésimo. Son los pesimistas los únicos que quieren cambiar el mundo, para los optimistas todo está muy bien. Se debería hacer profesión y militancia del pesimismo».
Esta idea del pesimismo la repitió en casi todas sus exposiciones durante su visita, en su conferencia en la UNA y en la ceremonia donde recibió el Doctorado Honoris Causa.
LA NUEVA EDAD MEDIA
En la disertación que ofreció en la UNA, el escritor explicó que el conocimiento es de carácter fragmentario y difícilmente se puede organizar de manera coherente.
Manifestó que la humanidad se dirige a una nueva Edad Media, pues al igual que en ese período, una minoría tiene el poder del conocimiento científico, mientras que la mayoría «se dirige velozmente a la ignorancia, en muchos casos disfrazada con algún conocimiento, que rápidamente se pierde».
«Estamos ante una nueva Edad Media y es probable que otras surjan en el futuro. Podría pensarse que si los ciclos se repiten, entonces puede venir otro Renacimiento, pero eso es bastante dudoso», manifestó.
El escritor aprovechó para dar la voz de alarma, en el sentido de que «se perfila una forma de entender el mundo definida por tres vectores muy claros: la neutralidad, el temor y la resignación».
Para Saramago, quien ha recibido más de 40 reconocimientos como el que le otorgó la UNA, las consecuencias de lo anterior son varias. En primer lugar, la incapacidad de controlar el propio destino: «Vivimos en una época de gregarismo y con la sensación de que el mundo se ha vuelto inseguro; así, no se vislumbra cómo salir de todo ello porque la razón y la respuesta es una de las palabras más viejas del mundo: el poder».
DEFENDER LAS HUMANIDADES
Para el lusitano, hablar de ciencia y tecnología como si una fuera causa de la otra es un error, pues hoy tenemos más familiaridad con lo tecnológico que con lo científico: «se tiene familiaridad con lo tecnológico, pero el conocimiento científico es limitadísimo. Lo único que sabemos es poner los dedos sobre las teclas, con la angustiosa sensación de no saber de dónde provienen las letras» apuntó.
En su disertación, realizada con el Auditorio Clodomiro Picado totalmente lleno, el escritor no dudó en denunciar que «desde el punto de vista empresarial, no hacen falta las humanidades. La pregunta fundamental de las humanidades es qué es el ser humano, mientras que para los círculos empresariales y tecnócratas que se ocupan de la utilidad inmediata, es para qué sirven los seres humanos».
Sobre el fomento a la lectura, Saramago explicó que «la palabra significa poco mientras no sea dicha. Las palabras puestas en el papel están dormidas y despiertan cuando son dichas en voz alta. La lectura en voz alta es fundamental, hay que repensar toda la escuela primaria.»
«El libro es como una selva, donde el lector tiene que abrir su propio camino. Estoy convencido que el buen lector nace», apuntó con vehemencia.
REPENSAR LA DEMOCRACIA
«Vivimos en un sistema de gobierno democrático, con sus diferentes instituciones como la libre asociación, la ausencia de censura y un voto popular que culmina en una superestructura democrática de gobierno. Pero no es verdad que todo ello constituye una democracia, porque lo importante no está en nuestras manos cambiarlo. Cambiar al gobierno no cambia nada, las diferencias en muchos casos son estéticas», manifestó con contundencia.
«Somos de una ingenuidad estremecedora, lo repetimos y en lo esencial nada cambia. No podemos tocar al poder real, que sabemos es financiero y económico mundial. Podemos elegir personas de un partido, pero no a los que componen el Fondo Monetario Internacional (FMI), al igual que a los del Banco Mundial, la Organización Mundial de Comercio ni podemos decidir sobre el TLC», agregó.
Para Saramago, la regla democrática tradicional de ir a votar está agotada, pues «en muchos casos ni siquiera nuestros gobiernos nos respetan, pues no son más que comisarios políticos, encargados de hacer llegar al pueblo lo que se ha decidido desde arriba».
«La verdad -añadió- es que vivimos en un sistema democrático muy alejado del ideal antiguo. Hay países que son propiedad de una oligarquía, o de un gobierno de ricos, una plutocracia. Todo es manipulado de una forma obscena, para disfrazar la realidad de que la oligarquía sólo permite los cambios que le convienen».
Para Saramago, «el problema central hoy es la democracia, porque de su reinvención depende nuestro futuro como ciudadanos. Si no se reinventa la democracia, seguiremos en esta farsa periódica electoral».
«Si el miedo, la apatía y resignación van a ser las constantes de este inmenso rebaño de la especie humana, la democracia no tiene ningún instrumento para controlar los abusos del implacable poder económico y financiero, que comete crímenes horribles. Si no hay instrumentos, ¿cómo se puede seguir llamando democracia?. Es una democracia de manos y pies atadas».
En su clase magistral en el Teatro Nacional, el escritor desarrolló los temas que había tocado en sus otras presentaciones públicas y aprovechó para reiterar que el TLC con Estados Unidos es el último paso en la dominación estadounidense del área, y que comprometerá la posibilidad de las siguientes generaciones de decidir su destino.
Además declaró que «hay que cambiar el concepto de la movilidad social por movilización social y desobediencia civil».
La Universidad necesaria
Durante su intervención en la UNA, Saramago aseguró que las universidades, además de formar estudiantes, deben ser el lugar de la formación de ciudadanos, pues es un sitio de confluencia del pensamiento. Sin embargo, criticó lo que denominó la formación continua.
La razón de ser de las universidades es confrontar nuestra razón con la de otros, sin que esto signifique que todos deben llegar hasta la educación superior, expuso a los presentes en el auditorio
Pero según manifestó, la universidad hace lo que puede esperando que la sociedad solucione el resto con la formación continua. Así, la vida va rellenando a las personas con «más conocimiento».
Hace 40 o 50 años se consideraba que el llamado progreso técnico sería suficiente, pero hoy es claro que nunca cumplió sus propuestas. Por eso nuestra misión, si es que alguna tenemos, es construir humanidad, pero aún siendo humanos tenemos dificultad para hacerlo, señaló el portugués.
Saramago aseguró que la formación continua es importante para las personas, es la que debe ocuparse de la formación del ciudadano y en el marco de las humanidades incluirse los derechos humanos.
Por la libertad de pensamiento
Durante su breve paso por la Municipalidad de San José, UNIVERSIDAD tuvo ocasión de abordarle con una pregunta:
¿Sigue viva en el mundo la filosofía que lo excomulgó y prohibió si libro» El evangelio según Jesucristo»?
-De una forma o la otra lo está, no tan virulenta, pero la tentación de censurar el pensamiento sigue por ahí y no se trata sólo de la Iglesia, hay políticas de gobierno que atentan contra la libertad de pensar.
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