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En la UCR se concentra la mayor parte de proyectos sobre ciencia y tecnologí
Los laboratorios de investigación de la UCR son de los que más contribuyen a desarrollar la ciencia en Costa Rica.
Costa Rica le lleva una ventaja considerable al resto de países de América Central en cuanto al impulso de la biotecnología, aunque se encuentra rezagado si se le compara con los más avanzados de América Latina en este campo, según detalló un estudio de la Dra. Marta Valdez Melara, investigadora de la UCR.
Un aspecto que ella destacó es que 54% de los profesionales costarricenses que laboran en biotecnología corresponde a mujeres.
Los datos de su trabajo los expuso en la conferencia «Estado actual de la biotecnología en América Central», la cual impartió el pasado 30 de junio en la Escuela de Biología, como parte del Coloquio de Biología «Dr. Luis Fournier Origgi».
Valdez Melara es coordinadora de la comisión institucional de biotecnología, profesora de la Escuela de Biología y también se desempeña en el Centro de Investigación en Biología Celular y Molecular de la UCR.
A partir de la definición de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo, explicó que la biotecnología consiste en la aplicación de los principios de la ciencia y la ingeniería en el tratamiento de materias por medio de agentes biológicos, para la producción de bienes y servicios.
La biotecnología es un campo multidisciplinario que integra a la biología celular, microbiología, biología molecular, bioquímica, ingeniería de procesos, y genética molecular, con aplicaciones a áreas como la agricultura, la medicina, el ambiente, la energía, la industria farmacéutica.
Algunas de las investigaciones en biotecnología generan en el mundo discusiones controversiales, por los alcances de los experimentos y sus eventuales consecuencias en el orden económico, social, ético y de salud para la diversidad biológica del planeta.
Quizás los casos más conocidos y con mayores cuestionamientos sean los de experimentación genética relacionada con clonación de seres vivos y la producción de alimentos transgénicos (veáse «Transgénicos pueden ser beneficiosos, pero hay que evaluar sus riesgos»).
INVERSIÓN EN CIENCIA
En el contexto mundial, las naciones de América Latina y el Caribe invierten de manera conjunta apenas un 1.9% de sus ingresos en el desarrollo de la ciencia y la tecnología, mientras que muy distantes están Canadá y Estados Unidos, que invierten el 43%, Europa el 25%, y Japón el 16%, revelaron datos de Valdez Melara.
Si se relaciona el Producto Interno Bruto (PIB) y el número de habitantes, Costa Rica, Cuba, Brasil y Chile, aparecen como los países latinoamericanos que más recursos destinan al desarrollo de la ciencia y la tecnología. En esta región el financiamiento proviene mayoritariamente (60%) del sector estatal, seguido del privado (30%).
Respecto del recurso humano, los países latinoamericanos de mayores ingresos económicos son los que poseen a la vez más investigadores. Por eso no extraña que en Brasil se concentre el 40%, y un 33% se distribuya entre México y Argentina.
En Latinoamérica se calcula que hay unos 200.000 investigadores, en tanto que en solo Estados Unidos la cifra supera un millón. Asimismo, mientras en América Latina el promedio de investigadores es de 0.69 por cada mil trabajadores, Costa Rica posee 1.52 y Argentina 1.67.
En la región centroamericana, después de Costa Rica -con 95- la nación que dispone de más profesionales en biotecnología es Nicaragua, con 35, y el que menos tiene es El Salvador, con 15. La mayoría de estas personas laboran en universidades estatales, que son las que desarrollan el mayor volumen de investigación en ciencia y tecnología.
COSTA RICA
En el ámbito nacional, Valdez Melara recordó que el país recibió un vigoroso impulso a partir de 1990, cuando se promulgó la Ley para la promoción del desarrollo científico y tecnológico, acompañada de un préstamo del Banco Interamericano para el Desarrollo, lo cual sirvió para financiar la construcción y equipamiento de laboratorios de investigación en universidades estatales.
De acuerdo con la indagación de la biotecnóloga, entre 1998 y 2002 se contabilizaban 95 investigadores de planta -de los cuales 54% eran mujeres- y de ellos 87.4% eran nacionales. Valdez llamó la atención acerca de la edad de los científicos, ya que el 64.2% se encontraba entre los 31 y 50 años, y solo un 12.6% era menor de 30.
Por otra parte, de las personas investigadoras (57%) se vinculaban al área de la biotecnología agrícola, seguida de las ligadas a la salud humana (20%).
De igual manera, de 195 proyectos en ejecución, el 38.5% pertenecían al tema del bioagro, 30.3% a biosalud humana, 6.7% a tecnología de alimentos, 4.6% a bioinformática, 3.6 a productos forestales, y 2% a medioambiente.
Todos estos proyectos en biotecnología representaban entre el 10% y 15% de la globalidad de investigaciones científicas y tecnológicas impulsadas en el país.
Un hecho destacado entre estos profesionales y su preparación académica, es que el 40% posee maestría y el 35% doctorado.
Si bien la mayor cantidad de proyectos en Costa Rica se lleva a cabo en instituciones públicas -al igual que en América Central-, también había en el periodo analizado un grupo importante (23) de empresas privadas que realizaban también actividades, especialmente en micropropagación de plantas ornamentales, y algunas dedicadas a la producción de semillas transgénicas.
Entre los profesionales a tiempo completo del sector público (127) y los del privado (30), se contabilizaba cerca de centenar y medio de investigadores.
Para Valdez Melara, Costa Rica tiene como fortalezas una infraestructura adecuada, recursos humanos capacitados, numerosos proyectos, desarrollo local de productos transgénicos, regulaciones en bioseguridad y capacidad de los entes reguladores, y una relativamente buena percepción de la población hacia el quehacer de estas disciplinas.
Informe de la OMS
Piden evaluar riesgos de transgénicos
Instan a verificar ventajas y perjuicios de los organismos genéticamente modificados.
EDUARDO RAMÍREZ FLORES
[email protected]
Si bien «el desarrollo de Organismos Genéticamente Modificados (OGM) ofrece el potencial de aumentar la productividad agrícola o de incrementar los valores nutricionales que pueden contribuir en forma directa a mejorar la salud y el desarrollo humano», también su uso «puede significar riesgos potenciales».
A esta conclusión llegó un informe sobre transgénicos dado a conocer el 23 de junio pasado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el cual se enumeran las bondades de que aparentemente gozan dichos productos, sin dejar de mencionar la precaución con que estos deber ser vistos, dado que «los rasgos novedosos de los OGM también pueden acarrear riesgos directos para la salud y el desarrollo humano».
A pesar de que el análisis resalta más los beneficios de los transgénicos, recuerda que estos «pueden afectar la salud humana indirectamente, mediante impactos perjudiciales sobre el medio ambiente o mediante impactos desfavorables sobre factores económicos (incluyendo el comercio), sociales y éticos».
El informe de la OMS es sin duda una contribución de peso a la discusión sobre este tema, en el que se mantiene una confrontación mundial entre los sectores que los promueven y los que los adversan.
Costa Rica no escapa a esta polémica y diversas agrupaciones ambientalistas y agrícolas reunidas en la Red de Coordinación en Biodiversidad, solicitaron al gobierno en setiembre del año pasado decretar una moratoria en cuanto a concesión de nuevos permisos de cultivo y de autorización para introducir nuevas variedades al país. Aún no hay ninguna resolución en torno a este pedido.
El informe en referencia: «Biotecnología moderna de alimentos, salud y desarrollo humano: estudio basado en evidencias», estuvo cargo de un equipo de expertos congregados por el Departamento de Inocuidad Alimentaria de la OMS.
A pesar de que se inclina por las ventajas de los transgénicos, el documento tampoco es un aval irrestricto para este tipo de productos, ya que «los riesgos potenciales asociados con OGM y los alimentos GM deberán ser evaluados caso por caso», teniendo en cuenta las características de cada uno y las posibles diferencias entre los ambientes receptores, advierte.
El texto completo del informe puede ser visto en la página de la OMS en Internet (www.who.int/entity/foodsafety/publications/biotech/biotech_sp.pdf ).
SÍ…., PERO NO
En un contexto mundial en el que muchas personas no disponen de los alimentos diarios necesarios, el trabajo de los expertos de la OMS asegura que «la aplicación de la biotecnología moderna a la producción alimentaria presenta nuevas oportunidades y desafíos para la salud y el desarrollo humano».
Agrega que la tecnología genética recombinante -la biotecnología moderna más conocida-, permite que plantas, animales y microorganismos, sean genéticamente modificados con características novedosas más allá de lo que es posible mediante las técnicas de reproducción y selección tradicionales.
De esta manera, se ofrece un potencial aumento de la productividad agrícola, o mejor calidad y características de nutrición y procesamiento, que pueden contribuir en forma directa a mejorar la salud y el desarrollo humano. En materia de salud, también puede haber beneficios indirectos, como la reducción en el uso de sustancias químicas para la agricultura, el aumento de la producción agrícola, la sostenibilidad de los cultivos y la seguridad alimentaria.
En el sentido contrario, el estudio previene que «muchos de los genes y rasgos usados en los OGM agrícolas, aunque no todos, son novedosos y no se conocen antecedentes de uso alimentario inocuo». Por esta razón, diversos países han instituido lineamientos o legislación para una evaluación obligatoria de riesgos (principio precautorio), antes de la comercialización de estos productos.
Según datos de la OMS, para el año 2004 se calculó que en el mundo se desarrollaron cultivos transgénicos en un área de 81 millones de hectáreas, producidos por 7 millones de agricultores en 18 países, entre los cuales siete sembraron el 99% de esta extensión: Estados Unidos (59%), Argentina (20%), Canadá, Brasil, China, Paraguay y Suráfrica.
Información aportada por la investigadora de la Universidad de Costa Rica y coordinadora de la comisión institucional de biotecnología, Dra. Marta Valdez Melara, da cuenta de que nuestro país es uno de los siete en Latinoamérica que realiza estudios con transgénicos, específicamente con especies de arroz, maíz, tiquizque, plátano y banano.
Respecto al informe de la OMS, Valdez Melara dijo que la posición de ese organismo «es muy sensata, ya que llama la atención sobre los riesgos verdaderos, que los científicos hemos considerado que son delicados, como es la introducción de esos cultivos sin las condiciones adecuadas de bioseguridad ambiental, para evitar flujo génico a especies emparentadas no transgénicas».
En relación con la salud, «comparto totalmente la posición, ya que hay innumerables evidencias de que no hay riesgo para la salud; más bien -al contrario- son alimentos generados en condiciones de menor exposición a agroquímicos y pesticidas».
Además, no hay ninguna razón por la cual serían peligrosos, puesto que lo que tienen es uno o dos genes más, y eso es ADN, la molécula universal de todos los organismos, y que comemos todos los días.
Mientras tanto, el agrónomo y miembro de la Red de Coordinación en Biodiversidad, Jaime García González, discrepó de la posición expresada por la OMS.
«Este informe no hace sino corroborar los problemas anunciados desde hace tiempo en esta materia, y sobre todo la incertidumbre en algunos aspectos que sigue habiendo al respecto, haciendo ver la necesidad de analizar este tema desde una perspectiva holística, y no meramente científica, o basado únicamente en las buenas intenciones como lo hace este informe, al intentar justificar los cultivos transgénicos», criticó.
García González recientemente compiló el documento «30 razones por las que Costa Rica no debe aceptar los cultivos transgénicos», con poco más de 400 páginas, el cual se puede adquirir en la Fotocopiadora del Este (contiguo al Comedor Estudiantil de la UCR) y sirve para que las personas interesadas sobre el tema adquieran nociones básicas al respecto.
PELIGROS
Por otro lado, en una visita que hizo a Costa Rica en mayo pasado la experta ecuatoriana e integrante de la Red por una América Latina Libre de Transgénicos, Elizabeth Bravo, enumeró los posibles impacto de estos organismos sobre la salud humana.
Entre ellos mencionó el desarrollo de efectos tóxicos o alergias, debido al producto transgénico mismo o por interacción con los genes huéspedes; el debilitamiento del sistema inmunológico y daños a órganos internos de quienes ingieren organismos transgénicos; la aceleración del fenómeno de resistencia a los antibióticos; la generación de cáncer; y la eventual multiplicación y generación de nuevos organismos patógenos.
La bióloga Bravo -quien obtuvo un doctorado en micología en la University College of Wales, Gales-, cuestionó que en el campo de los alimentos transgénicos no se ha estudiado la presencia de nuevas toxinas o elementos alergénicos
, el tracto digestivo (donde se produce el primer impacto de los OGM), las proteínas producida por un OGM, y el efecto del Bacilo turengensis (Bt) en la salud.
En materia de los derechos de propiedad intelectual que tienen las transnacionales sobre estos productos, criticó que los campesinos tienen que comprarle -cada vez que siembran- la semilla a esta compañías, con un alto impacto económico para sus bolsillos.
Por otra parte, cabe mencionar que el pasado 26 de abril la Comisión de Asuntos Internacionales de la Asamblea Legislativa aprobó el proyecto de ley «Protocolo de Cartagena sobre seguridad de la biotecnología del Convenio sobre la diversidad biológica».
Dicho protocolo es un instrumento jurídico internacional, cuyo objetivo es contribuir a la protección de las regiones y las poblaciones que podrían verse afectadas por los movimientos transfronterizos internacionales de los organismos genéticamente modificados, resultantes de la biotecnología moderna.
Tal como lo establecen las leyes nacionales, una comisión especial de la UCR evaluó en el 2003 este proyecto y reconoció que «tiene limitaciones importantes, referentes al tratamiento de la movilidad de los organismos no vivientes y los productos derivados de ellos (todos con altos niveles de comercialización internacional), a su debido etiquetado para efectos de información al consumidor, así como de los mismos organismos vivos modificados con fines farmacéuticos, con lo que no queda debidamente salvaguardada la salud humana y animal, de los eventuales riesgos que estos productos representan para ellas».
También -añade el pronunciamiento de la UCR- tiene importantes limitaciones en cuanto al tratamiento de la propiedad intelectual, por lo que se debe señalar que su refrendo requerirá de la revisión y adaptación a la normativa nacional, al igual que la creación de normas nuevas, para corregir las debilidades.
«El hecho de que la evidencia científica y las evaluaciones de control de riesgo indiquen que la producción y consumo de alimentos genéticamente modificados no representen un riesgo potencial contra la biodiversidad y la salud humana o animal hasta el momento, no quiere decir que esta situación se mantenga en el futuro. Por lo tanto, es indispensable contar con una legislación nacional que garantice el análisis y seguimiento de cada organismo genéticamente modificado, con el fin de determinar la conveniencia de introducirlo al ambiente y de utilizarlo para consumo, previo a autorizar su exportación o importación», recomendaron los miembros de la citada comisión especial de la UCR.
Este documento no posee notas.