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This message is adressed to all the citizens of the Little Miami State (of mind)

«Welcome! Acaba de dejar usted la fealdad de la Uruca y se dispone a entrar a el seudo Miami costarricense»,  debería leerse en los rótulos de la autopista que lleva a Escazú y Santa Ana.

«Welcome! Acaba de dejar usted la fealdad de la Uruca y se dispone a entrar a el seudo Miami costarricense»,  debería leerse en los rótulos de la autopista que lleva a Escazú y Santa Ana.
Pero no, en lugar de eso, los comerciantes han decidido ser un poquito más sutiles y llenar las orillas de la vía con rótulos gigantescos que anticipan, con frases in english,  la llegada al enclave.
Es como una hermandad que revisa el periódico para enterarse de la última new collection de ropa que sale en alguna tienda de Multiplaza y luego corre a comprarla pagando el precio en dólares, como exige la etiqueta.
Las tiendas, llenas de vendedores y vendedoras ticos, ponen anuncios en  los periódicos «en gringo», como si este fuera un código indescifrable para los pobres.
Guess what, even poor people can learn english this days.
Y sí, los precios podrán ser un poco inaccesibles para algunos, pero de todas maneras nadie debería ni siquiera considerar pagar lo que se cobra en estas dizque tiendas de diseóador.
Pero bueno, siempre habrá un ejército de copias mal logradas de Paris Hilton que corran a comprarse la última ensalada, cuyo precio ha sido inflado en un 3000% y de paso, en lugar del vasito de agua, exijan una botella, because it`s nicer.
 
 
¡Oh, yes! ¡This is just like shopping in Miami! Genial sobre todo cuando tengan que cambiar el guardarropa de otoño por el de invierno y luego por el de primavera.
Nada importa que acá no hayan cuatro estaciones, lo importante es acabar con el tesoro que nos envían desde otras partes del mundo: la maravilla de los excedentes sobrevalorados.
Nada como el dinero de una sociedad que quiere aparentar lo que no es: los hijos de shopping con sus amigos, la mamá en el brunch y el papá…¡en Hooters!
¿O no se habían enterado? Santa Claus nos lo traerá en diciembre para que completemos nuestro paraíso de franquicias gringas con el restaurante famoso por sus meseras de top blancos y shorts naranja.
Welcome, Lake Shore Business! ¡Y gracias por traernos el milagro de las Hooters Girls!
Prometemos: Nadie se va a cuestionar si el trabajo es o no degradante para las mujeres, nadie se va preguntar si la comida es buena o no.
Lo importante es que van a venir a confirmar que una vez pasadas las billboards en inglés, todo el mundo tiene permiso de olvidarse de que en Costa Rica hay pobres que no tienen ropa o que comer.
Rodeados de fast food y de hospitales cinco estrellas (que no se queman), todos los ciudadanos de la pequeña Miami tica no tienen nada de qué preocuparse.
Bueno, tal vez de una cosita, un detallito mínimo.
Porque aunque la vida en ese mundo V.I.P. parezca un cuento de hadas situado en un país aparte, lo cierto es que para mantenerlo y agrandarlo se necesita un presidente que impulse leyes y tratados muy especiales.
Y a ese presidente… no lo eligen en Santa Ana, en Escazú ni en el PriceSmart y creo que tampoco en Hooters.

  • Mariana Murillo 
  • Opinión
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