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El arte emana de la naturaleza humana

La nueva pieza teatral de Ishtar Yasin rescata el valor de las inquietudes artísticas y humanistas, más allá de lo que dicte el mercado.

La nueva pieza teatral de Ishtar Yasin rescata el valor de las inquietudes artísticas y humanistas, más allá de lo que dicte el mercado.
La música, la danza, el teatro y las artes visuales entran en juego en «Los que pintan el cielo»

El trabajo multidisciplinario a partir de una base teatral es la preocupación formal detrás de la puesta en escena de «Los que pintan al cielo», escrita y dirigida por la costarricense Ishtar Yasin Gutiérrez.
El montaje nace a partir de una propuesta de la Universidad Nacional (UNA) y fue impulsado por el Centro de Investigación, Docencia y Extensión Artística (CIDEA) de esa institución. El estreno será el 8 de septiembre en el Centro para las Artes de la UNA.
«Con la idea de que el texto fuera un pretexto para crear un espectáculo interdisciplinario, se inició el trabajo con un laboratorio teatral, donde cada artista aportó según sus aptitudes, pues el elenco está conformado por cinco actores, tres bailarines y dos músicos», explicó Yasin.
Así, la base del texto teatral se hilvana con la danza, la plástica, la música y el recurso audiovisual, trabajado por la dramaturga y por el productor Adrián Cruz; de manera que se trata de un «proceso dramatúrgico vivo y enriquecido a lo largo de tres meses con el aporte de los participantes», según explicó la directora.

 
 
EN LA PERIFERIA
 
La acción transcurre en las márgenes de un mundo donde la producción humana se ha transformado en mercancía, incluido el mismo ser humano. En este espacio convive un grupo de artistas de carácter circense, quienes forman parte de lo inservible, es decir, lo no mercadeable y juegan a través de su arte para sobrellevar el hambre.
«La pieza tiene gran humor, al mismo tiempo es un drama subterráneo, que no es ajeno a quienes por dedicarse a la labor creativa sufren de inestabilidad económica», comentó Yasin.
La dramaturga consideró además que «la obra plantea la premisa de que todos tenemos un don creativo, por el cual hay que luchar para convertirlo en una forma de vida».
«Sin duda el carácter de los personajes influye en la estética de la representación escénica. Ellos bailan, cantan y tocan instrumentos inventados a partir de la chatarra. En ellos se manifiesta la necesidad del ser humano de sublimar el dolor, en este caso, a través de su capacidad de juego. Son presos de unas circunstancias y su esencia, su naturaleza, es hacer arte».
Ishtar Yasin obtuvo en 1990 su Maestría en Artes con especialización en Técnica Actoral para Cine y Teatro en el Instituto Estatal de Cine de Moscú (VGIK). En 1992  fundó la compañía independiente Teatro Ámbar y desde su fundación ha escrito, codirigido, y actuado; realiza una extensa gira por pueblos, centros culturales, centros educativos, universidades y festivales internacionales y teatros en Costa Rica, El Salvador, Nicaragua, México, Estados Unidos, Colombia, Chile, Argentina y Dinamarca.
En 1998 fundó Producciones ASTARTÉ, una sociedad de producción audiovisual con la cual ha producido cortometrajes que se han presentado en el ámbito nacional e internacional.
Entre los galardones que ha recibido destacan el primer lugar en el Concurso Nacional de Actuación «Pushkin», Moscú, en 1986, y el premio al mejor guión cinematográfico por «Florencia de los ríos hondos y los  tiburones grandes» que otorga el Centro de Producción Cinematográfica de  Costa Rica y el Instituto de la Mujer, en 1998.
Acerca del presente montaje, Yasin detalló que «lo más lindo es cómo hemos compartido el conocimiento, cómo hemos encontrado sonido, luz, imagen, emociones interiores e ideas. Espero que tenga gran incidencia en el quehacer cultural nacional y ojalá en el desarrollo de un ser humano más sensible y, valga la redundancia, más humano».
 
LLEGUE AL CIELO
«Los que pintan el cielo» se presentará en el Centro de Artes de la UNA desde el 8 de septiembre hasta el 1º de octubre, de jueves a sábado a las 7 p.m. Las entradas tendrán un costo de ¢1500 la general y ¢1000 estudiantes.

  • Vinicio Chacón 
  • Cultura
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