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Según informó este semanario, el Ministerio de Hacienda debe a las universidades públicas ¢4.600 millones, lo que, indudablemente, pone en apuros a esos centros de educación superior. Ese es un ejemplo, entre muchos, de los resultados perversos de convertir en un fin en sí mismo el mecanismo de caja única del Estado.
La institución que más ha sufrido y puede sufrir la aplicación de ese principio, es el Fondo Nacional de Becas (FONABE), aunque el Tesorero Nacional trate de defender su obsesión de trasladar los recursos de ese órgano público, que están en un fideicomiso, al control de Hacienda.
Afortunadamente hay honorables voces que han salido en defensa de FONABE y cuestionan el comportamiento arbitrario de la Tesorería Nacional. Así, Walter Coto Molina, redactor de la ley de FONABE, sostiene que hay que defender la existencia de un fideicomiso ordenado por ley para la administración total de los recursos para becas, el cual tiene que estar separado de cualquier interés partidista y politiquero. Lo anterior porque «…en la caja única del Estado se sabe cómo van a entrar los ingresos, pero nunca se sabe cómo se van a distribuir, porque se conoce que aunque las leyes digan para qué son los recursos, los ministros de Hacienda terminan asign*ndolos como les parezca…»
Asimismo, Leonardo Garnier acierta al señalar que el resguardar los dineros de las becas del centralismo de caja única, no significa cuestionar la responsabilidad fiscal. Pero, con la plata de becas,»… una vez más la caja única concebida en nombre de la eficiencia y la racionalidad, se convierte en una verdadera caja negra donde toda racionalidad desaparece». De igual modo, la sección fiduciaria del Banco Nacional, quien tiene a cargo el Fideicomiso Fonabe 478, alerta en el sentido de que «…hacer un traslado de los recursos no desembolsados, a la Caja Única del Estado, lo cual implicaría que el patrimonio fideicometido deje de recibir un rendimiento financiero, puede conllevar un riesgo legal para la institución en su condición de fiduciario, ya que dicho eventual acto, no representa ni es fiel reflejo de la debida diligencia que es propia de un buen padre de familia o de un buen hombre de negocios». Lo anterior, porque el Código de Comercio en su artículo 645 le exige al fiduciario (en este caso la fiduciaria del BN), tener todo un cuidado con los dineros de los pobres, propio de un «buen padre de familia».
Los dineros en el fideicomiso, permiten proteger de la inflación los recursos de becas que se reproducen gracias a las inversiones que se realizan. Este mecanismo le posibilita al FONABE ejecutar políticas anticíclicas ,»… ya que estas disponibilidades podrían utilizarse eventualmente en el otorgamiento de becas en épocas de recesión económica, por lo que el Programa tendría un fondo de respaldo ante posibles eventualidades, inclusive ante recortes presupuestarios por falta de recursos de las fuentes de financiamiento»
Se debe tener presente que el centralismo y la paralización de una sana gestión han quedado demostrados en la C.C.S.S. donde los controles han sido violados y los procesos administrativos se hipertrofian en tanto se esperan las resoluciones de una administración concentrada. Eso ocurre, mientras miles de pacientes sufren, incluso mueren esperando su tratamiento…
FONABE enfrenta su primera crisis en cinco años de vida institucional y no hay que responder con un proceso de autodestrucción. Hay que defenderlo para no anticipar otra década perdida a los estudiantes de bajos recursos. Debe permanecer al margen de caja única y de los intereses politiqueros, y debe garantizarse su estabilidad organizacional.
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