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Tomadores tienden a evadir solución de problemas

Hay más alto consumo de alcohol en jóvenes con buenos ingresos económicos.

Hay más alto consumo de alcohol en jóvenes con buenos ingresos económicos.
Las conductas de jóvenes de zonas urbanas y rurales fueron estudiadas en la investigación hecha por el Instituto de Investigaciones Psicológicas de la UCR. (Foto con fines ilustrativos)
Un nivel socioeconómico alto, el contacto con el licor a menor edad y una tendencia a ser evasivos en la forma de solucionar sus problemas son algunas de las características que presentan los jóvenes con un consumo regular de bebidas alcohólicas, según un reciente estudio del Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIP) de la Universidad de Costa Rica (UCR).
El trabajo «Características psicosociales asociadas al consumo de alcohol en jóvenes costarricenses» estuvo a cargo del director del IIP, Rolando Pérez, junto a Vanessa Smith y Domingo Campos, quien fue coordinador.
La muestra de este estudio estuvo integrada por 720 jóvenes en una edad promedio de 19 años, pertenecientes a las zonas urbana y rural, y que habían finalizado la secundaria.
Según Rolando Pérez, este trabajo parte de la premisa de que en nuestro país existe una cultura que favorece el consumo de licor, por lo que se buscó caracterizar los rasgos sociales y de personalidad asociados a esta práctica, y los factores que pueden proteger a los jóvenes del exceso.
 
 
Las mujeres presentan una clara tendencia a consumir licor con menos regularidad, ya que representan el 56,9% de las personas que nunca toman, y el 61,4% de las que lo hacen esporádicamente, pero integran el grupo de consumo regular con un 44,1%; lo que deja a los hombres en mayoría con el restante 65,9%.
En el análisis entre zona rural y urbana, son las ciudades las que presentan un patrón de consumo más alto.
Contrario a los estereotipos asociados al alcoholismo, donde se señala a las personas con menores ingresos y menor educación como las más vulnerables, el estudio muestra que son las personas con más altas posibilidades económicas quienes toman con más regularidad.
También las personas que trabajan beben más que las que no lo hacen, lo cual es lógico por la disponibilidad del dinero; mientras que el factor educativo parece reunir a las personas de más alto consumo, ya que de estas, un 92,2% indicó que estudiaba.
Uno de los análisis más interesantes de este trabajo es la caracterización psicosocial, ya que los jóvenes que toman con regularidad son quienes buscan menos alternativas para solucionar problemas, se muestran más evasivos al enfrentarlos, muestran una menor percepción de control sobre su futuro y una menor valoración de si mismos; esto en comparación con los porcentajes obtenidos respecto de los que toman esporádicamente y los que nunca lo hacen.
Sin embargo, parece que el no tomar del todo no es la solución, ya que las personas que no ingieren bebidas alcohólicas presentan menor eficacia en la resolución de problemas y apenas superan a los «tomadores» en el apoyo social percibido.
Para Rolando Pérez, esto se explica en el hecho de que nuestro entorno social favorece el consumo de licor, pero de alguna forma margina los extremos, por lo que las personas que toman muy esporádicamente presentaron los mejores resultados en todos los rubros analizados.

PATRONES

Al revisar la edad en la que se produce el primer contacto con bebidas alcohólicas, los jóvenes que toman con regularidad presentan el promedio más bajo con 14,12 años; mientras que también obtuvieron los puntajes más altos en cuanto a cultura del alcohol en el entorno inmediato y son los más presionados para empezar a tomar.
Para Pérez, la solución a los problemas derivados del consumo de licor no es favorecer a los abstemios, sino enseñar a los jóvenes a tomar responsablemente, informándoles de los riesgos e implicaciones que esta actividad tiene.

  • Javier Córdoba 
  • País
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