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Vertida en las urnas electorales la derrota del 2002, el Partido Liberación Nacional se aprestó a realizar los ajustes necesarios con el fin de evitar un mayor deterioro y sentar las bases del resurgimiento liberacionista. En ese entonces, uno de los principales argumentos que se presentaron es que las autoridades del Partido que se iban a designar debían responder al interés colectivo dejando de lado los individuales.
Con motivo de la elección del nuevo Comité Ejecutivo del Partido Liberación Nacional tuve la oportunidad de recibir su visita en mi oficina de diputado, reunión en la cual Usted , con lágrimas en los ojos, mencionó su preocupación por Liberación Nacional y su deseo de servirle, sin ningún interés personal, para optar por cargo alguno. Sin dudar de su compromiso, su honestidad y su lealtad al Partido, me apresté a ponerme a sus ordenes para apoyarle en su candidatura y en el esfuerzo que iba a desarrollar por el PLN.
Lamento que sus palabras y su compromiso se hayan quedado en el olvido y que un huracán de intereses y aspiraciones las borren, porque al anunciar los diputados y diputadas nacionales, el Doctor Oscar Arias olvidó el compromiso del Partido, pero más grave aun que al aceptar Usted encabezar la papeleta diputadil, dejo de un lado su compromiso adquirido y su palabra dada en mi oficina. Es por lo anterior, que con nostalgia personal pero, con la convicción de que es lo mejor para el Partido, me veo en la obligación como liberacionista, que en verdad quiere al Partido que nos lego don Pepe, de solicitarle respetuosamente que renuncie a la presidencia del Partido y le deje el campo a una persona que cumpla con los ideales propuestos en su oportunidad para dirigir nuestra organización en este ciclo.
Diputado PLN
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