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Un 43% de la gente afirmó que si dependiera de ella renegociaría el TLC.
Grupos diversos se manifestaron el pasado 20 de setiembre contra el TLC en la rotonda de la Hispanidad
La fuerte campaña en los medios de comunicación sobre la pérdida de empleo que se daría de no ratificarse el TLC (Tratado de Libre Comercio de Centroamérica, EE.UU. y República Dominicana), ha calado fuertemente en la población costarricense, que reflejó ese temor en una encuesta realizada esta semana en la UCR.
«El dueño de la empresa nos dijo que si se rechaza el TLC todos nos quedaríamos desempleados», aseguró una de las mujeres encuestadas a la investigadora Ana Lucía Gutiérrez Espeleta, al explicar su temor de que este no sea aprobado.
Gutiérrez detalló que en ese aspecto primaron el temor y la situación personal y familiar, en vez del interés del país en muchas de las personas consultadas telefónicamente.
Por su parte, Ciska Raventós Vorst aseguró que con la campaña a favor del TLC han logrado posicionar el tema del empleo en la ciudadanía.
El empleo fue la principal consecuencia que señalaron las personas sondeadas: un 38.2% la ve como positiva por la expectativa de que el TLC genere más puestos de trabajo. Otras la indicaron como negativa, de no ser éste ratificado, pues en las industrias donde laboran les anunciaron que la empresa se trasladaría a otro país.
La principal consecuencia negativa que podría traer el TLC es el impacto sobre el sector agrícola (16%), así como sobre la pequeña y mediana empresa (10,7%).
Uno de los resultados peculiares de la encuesta es que las consecuencias señaladas por la gente -tanto positivas como negativas- bajaron considerablemente, respecto de una medición similar realizada en diciembre del 2003, cuando el porcentaje fue del 47%.
En esta ocasión solo un 25% señaló consecuencias positivas y un 30% las negativas, para un total del 55% de las 513 personas consultadas en el pasado mes de setiembre. El resto no pudo identificar ningún impacto del TLC.
POCO INFORMADAS
Esto reflejó que la gente está poco informada, pese a la información divulgada sobre el TLC en los medios de comunicación.
Según los resultados de la encuesta, ni el tiempo ni la campaña llevada a cabo en los medios de comunicación han provocado un incremento en el conocimiento de la población. «Más bien pareciera que el proceso se ha revertido, quizás porque algunas personas -al no entender bien de qué se trata- optan por señalar que no están enteradas».
Un 37,6% de quienes dijeron haber escuchado de la negociación del tratado, no lograron identificar ninguno de los temas incluidos en éste. En el resto el aspecto más mencionado fue el acceso a mercados, seguido por el de las telecomunicaciones y por el empleo, donde aumentó el número de personas respecto de la encuesta del 2003, cuando las telecomunicaciones ocuparon el primer lugar.
La medición deja claro que la información dada por los medios de comunicación no le ha resultado útil a la ciudadanía para entender el TLC, pues el 50% la califica como poco útil y un 13% como nada útil.
Además, una mayoría considera que ésta ha sido parcializada, en un 47,2% a favor; 21,9% dice que unos mensajes a favor y otros en contra; 14,2% los señala en contra; un 6,2% dice que no sabe y solo un 10,6% los identifica como imparciales.
Sobre la información brindada por el Gobierno, un 94% adujo haber recibido poca o ninguna información y del restante 6% que sí la recibió, un 69% indicó que le fue poco o nada útil.
QUIEN GANA Y QUIEN PIERDE
También se le preguntó a la gente su percepción sobre quién gana y quién pierde con el TLC; 86% consideró «que habrá ganadores y perdedores», cuyo primer grupo lo constituyen «la clase alta y los que tienen poder (42,1%), los empresarios y exportadores (39,6%), los «ricos y poderosos, los de arriba».
En tanto, el grupo de perdedores lo constituyen «los pobres y la clases baja (34,5%), los agricultores y campesinos (31,9%), pequeños/medianos empresarios (22,6%), todos, el pueblo (9,6%)».
También se les pidió que hicieran un balance de opinión, entre aspectos positivos y negativos, respecto de si el TLC sería bueno o malo para el país, cuyos resultados fueron favorables para el tratado. Un 47% consideró que bueno y un 25% que malo, mientras el 10% dijo no saber y el 18% lo calificó de regular, «cuya variable tiene en nuestro medio una connotación negativa».
Sin embargo, cuando se les interpeló sobre la decisión respecto de aprobar, renegociar o rechazar el tratado comercial, 43% dijo que lo renegociaría, un 27% que lo aprobaría, un 15% que lo rechazaría y otro 15% aceptó que no sabe.
Del 43% que lo renegociaría, un 52,6% consideró que el balance para el país era malo, 57,3% que era regular y 23,3% que era muy malo; mientras que para un 46,3% era bueno y para un 14% muy bueno.
Sin embargo, la mayoría (61%) opina que debe ser discutido en este gobierno, lo que en criterio de Ciska Raventós significa que «hay una sensación de que no vale la pena postergar el asunto».
Además, un 69% cree que el país debe decidir sobre el TLC por medio de una consulta popular o un referéndum.
Entre el 15% que lo rechazaría, el balance es malo o muy malo para el país.
Los resultados de la encuesta, realizada en el Instituto de Investigaciones Sociales por Gutiérrez Espeleta, Raventós Vorst y Olman Ramírez Moreira, fueron dados a conocer el 26 de setiembre en la Rectoría de la UCR.
La muestra estuvo constituida por 513 personas mayores de 18 años, las cuales fueron localizadas mediante el directorio telefónico de 2004 en todo el país, con escolaridad desde primaria hasta la universitaria, de quienes un 48% fueron varones y un 52% mujeres,
Consultado Ramírez sobre las diferencias por sexo, dijo que no fueron significativas, así como tampoco por grupos de edad.
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