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Por la paz social, la solidaridad y la soberanía

La amistad de los pueblos de Costa Rica y Estados Unidos está por encima de vicisitudes y desencuentros. Las democracias de Juan Rafael Mora y Abraham Lincoln han cooperado en la promoción de la libertad, la justicia y la paz. El respeto más estricto al proceso democrático interno de cada una de nuestras dos naciones, fortalece las relaciones entre ambos estados. Así fue ayer, así es hoy y queremos que así sea en el futuro.

La amistad de los pueblos de Costa Rica y Estados Unidos está por encima de vicisitudes y desencuentros. Las democracias de Juan Rafael Mora y Abraham Lincoln han cooperado en la promoción de la libertad, la justicia y la paz. El respeto más estricto al proceso democrático interno de cada una de nuestras dos naciones, fortalece las relaciones entre ambos estados. Así fue ayer, así es hoy y queremos que así sea en el futuro.

Costa Rica es un país abierto desde siempre al mundo. La apertura del comercio del café con Inglaterra transformó en 50 años a la más pobre colonia hispana en una república próspera. La apertura al Mercado Común Centroamericano dinamizó la economía y produjo bienestar. El comercio justo, que beneficia a personas y a comunidades, es altamente deseable.

El tratado comercial suscrito con Estados Unidos es inconveniente para Costa Rica. El decoro de la patria y la soberanía nacional menguan en vez de enaltecerse. Las potestades constitucionales y legales se constriñen en lugar de defenderse. La desmilitarización voluntaria y la neutralidad perpetua quedan en entredicho por el estímulo al comercio de armamentos. Nuestro régimen institucional -ICE, INS, Seguro Social, etc.- se menoscaba y los principios de solidaridad y universalidad se debilitan. La inequidad es evidente pues allá prevalecen las leyes locales sobre el tratado, pero aquí el tratado imperaría sobre las leyes nacionales. De llegar a ratificarse, sería una camisa de fuerza ideológica que impide la libertad de escoger nuestro propio camino al desarrollo.

Las universidades públicas y el programa sobre el Estado de la Nación han editado valiosos estudios que señalan los aspectos positivos y negativos del tratado. Esas publicaciones académicas apuntan numerosas deficiencias contrarias al interés nacional. Queda claro que Costa Rica da mucho más de lo que recibe, hasta su propio modo de vida.

La Comisión de los Notables advirtió que la propaganda de los favorecedores del tratado no ha logrado generar un acuerdo nacional suficiente para viabilizarlo, más bien puede haber contribuido a una polarización peligrosa. Esta es una comprobación de hecho sobre la división de la familia costarricense en momentos que se requiere una visión nacional estratégica para reemprender el camino al desarrollo económico con justicia social. El aumento de la miseria y de la pobreza, junto con el desmejoramiento de la calidad de vida de la clase trabajadora y la clase media, reclaman con urgencia un proyecto de futuro compartido.

Los beneficios de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe siguen vigentes por ley de Estados Unidos. Hay tiempo para alcanzar una solución acorde con los mejores intereses de ambas democracias. Esa solución debe reconocer nuestras particularidades en el desarrollo, la civilización y la cultura, las cuales distinguen a Costa Rica de países vecinos.

1. Sugerimos que las universidades públicas pongan en marcha un mecanismo para consensuar una visión estratégica de país, centrada en el desarrollo de la persona humana.

2. Solicitamos al señor Presidente de la República retirar la firma de Costa Rica del texto negociado y, en el mismo acto, proponer a Estados Unidos la negociación de un acuerdo comercial adecuado a nuestras dos naciones, tal y como Estados Unidos negocia bilateralmente con Panamá, o, mejor aún, de manera multilateral en el Área de Libre Comercio de las Américas. Ha de ser «una negociación de Estado», que tome en cuenta de manera transparente a cada sector afectado.

La paz social y la solidaridad con los compatriotas desfavorecidos, demandan desprendimiento y prudencia de todos los actores sociales y económicos. Más allá de vanidades individuales, ideologías políticas, grupos partidarios o intereses particulares, está Costa Rica.



Firmamos, a título personal, en San José el 20 de octubre de 2005.



Luis Alberto Monge – Ex Presidente de la República

Eugenio Rodríguez Vega – Ex Rector, UCR

Fernando Durán Ayanegui – Ex Rector, UCR

Hilda Chen Apuy – Premio Magón

María Eugenia Dengo – Profesora Emérita, UCR

Diego Rojas Orlich – Empresario

Ernesto Macaya Ortiz – Empresario

Flora Fernández Amón – Empresaria

Fernando Soley Soler – Empresario

Alberto Franco Cao – Empresario

Rodrigo Jiménez –  Empresario

Armando Alfaro Paniagua – Sacerdote, Director de Eco Católico

Rolando Araya Monge – Excandidato Presidencial

Rafael González Ballar – Decano, Facultad de Derecho, UCR

Montserrat Sagot – Representante al Consejo Universitario, UCR

José Miguel Rodríguez Zamora – Catedrático de Ciencias Políticas, UCR

Armando Castro Arias – Catedrático de Ingeniería Industrial, UCR

Elizabeth Fonseca – Catedrática de Historia, UCR

Carlos Quesada Mateo – Catedrático de Biología, UCR

Alberto Cortés Ramos – Director, Maestría Centroamericana en Ciencias Políticas, UCR

Juan Manuel Villasuso – Catedrático de Política Económica, UCR

Luis Guillermo Solís – Catedrático de Ciencias Políticas, UCR

Marcelo Prieto Jiménez – Exdiputado a la Asamblea Legislativa

Manuel Carballo Quintana – Exdiputado a la Asamblea Legislativa

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