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El pasado cuatro de diciembre, el pueblo venezolano acudió a las urnas para participar en comicios legislativos. Al igual que en las anteriores, el presidente Hugo Chávez se alzó una vez más con una aplastante victoria. Nada más que en esta ocasión el triunfo era aún más predecible. El comandante, debido a la mala fe y a la eminente derrota que sintieron los partidos y políticos tradicionales, llegó casi sin contrincante a la decisión popular. Acción Democrática (socialdemócrata ) y el democratacristiano COPEI, junto algunos otros partidos pequeños representantes de la derecha oligárquica, decidieron no participar aduciendo vicios «antidemocráticos» y una supuesta injerencia del gobierno en el Consejo Nacional Electoral. Sin embargo, la verdadera razón que los llevó al abandono electoral, no era ni más ni menos que el fácil triunfo que preveían las encuestas para el chavismo. Los partidos tradicionales de Venezuela y sus políticos, al igual que muchos otros en el resto del continente americano, están, por dicha, pronto a extinguirse. Sus actitudes y prácticas deshumanizantes y corruptas, les conduce, irrevocablemente, al abismo de su propia destrucción. Respecto a lo sucedido en Venezuela con los comicios legislativos, bien vale hacerse algunos cuestionamientos. ¿Existió antes del presidente Hugo Chávez democracia en Venezuela? ¿Qué sistema político-económico se podría percibir como más democrático: la democracia capitalista occidental representada por los antiguos partidos tradicionales Acción democrática y COPEI o el de la democracia bolivariana del Comandante Hugo Chávez? Para responder a estas preguntas sólo hace falta comparar la repartición de la riqueza antes y después de Hugo Chávez. No se necesita ser sabio para entender las diferencias. Lo único que se necesita es leer e informarse un poco para entender a quiénes está llegando, ahora con la revolución bolivariana, la justicia social, las ganancias del petróleo, la salud, la educación, la vivienda, la alimentación, la tierra, etc. Ahora toda esa riqueza no queda concentrada en manos de unos pocos, se distribuye solidaria y equitativamente. Todo eso gracias a las escuelas bolivarianas, a los círculos bolivarianos, al plan bolívar, a las misiones de la revolución. Alcanza para todos gracias a la honesta y justa planificación de una economía estatal. La pobreza que puede existir actualmente en Venezuela no se debe a Hugo Chávez, es la herencia de la democracia capitalista representada por los partidos y los políticos tradicionales. Ahora el 85 % de la población que siempre fue marginada y excluida por la democracia capitalista tiene casi el cien por ciento de todas las coberturas sociales. En Venezuela, al igual que en todos los países latinoamericanos, la riqueza ha sido abundante, la diferencia, es que se la estaban robando los «tagarotes», los corruptos, los avaros, los acumuladores, los sinvergüenzas, como también sucede en el resto de democracias capitalistas del continente. No es que el Consejo Nacional Electoral beneficie a Chávez, tampoco es que se planifique el fraude electoral, no es que el proceso esté viciado ni mucho menos que se persiga a la oposición; lo que pasa es que ahora el pueblo está recibiendo los beneficios que la oligarquía capitalista siempre le negó. Esa es la única razón por la cual la oposición está siendo derrotada en Venezuela. Ante esta sublime realidad lo único que les queda a los defensores del «antiguo régimen» es enturbiar el agua. Denigrar la «Revolución Bolivariana». Para eso tienen a los corifeos internacionales: el gobierno imperialista de Bush , los organismos internacionales de la derecha, los intelectuales sin ética, los grandes medios de comunicación social ( en este caso concreto La Nación S.A. en Costa Rica. Lean el editorial del 10 de diciembre pasado «Chávez Cierra el Cerco». Lo que no dice La Nación es que le cierra el cerco a los corruptos, explotadores y vendepatrias. Tan comunes en estos tiempos del TLC). Que hubo un abstencionismo muy alto. Sí, claro, lo hubo. Pero ese es un argumento muy débil si se utiliza, tal y como lo está haciendo la oposición, para deslegitimar el triunfo de Chávez, pues en Venezuela históricamente, en las elecciones legislativas siempre ha habido un alto abstencionismo. Y esto último no lo dijo un comunista, lo afirmó un analista en CNN. Definitivamente Chávez se enrumba, con todo, para hacer realidad la única salida posible que puede salvar a este continente del colapso final: «El Socialismo del siglo XXI». La democracia capitalista occidental ha demostrado ser muy eficiente para producir pobreza, delincuencia, violencia, miseria, drogadicción, narcotráfico, concentración de la riqueza, explotación, narcotráfico, corrupción, entre otras muchas tragedias sociales. Ahora le toca el turno al «socialismo del nuevo siglo»: reforma agraria, distribución equitativa de los bienes, riqueza nacional para todos, regreso a manos del estado de la economía, defensa de las instituciones públicas, salud, educación, telecomunicaciones, electricidad, banca, etc. todo eso de regreso a las manos del pueblo, el único verdaderamente propietario de esos bienes. Aquellos que mediante la supuesta forma electoral quieren seguir imponiendo, mediante la privatización y el neoliberalismo, un sistema inmoral, decadente, y deshumanizante, deben recibir el total rechazo del pueblo. Y eso es lo que está sucediendo en Venezuela. Las momias del pasado deben regresar a sus catacumbas
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