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Durante los primeros 20 días de este mes de diciembre recibiremos el aguinaldo, el también llamado décimo tercer salario.
Probablemente todas las personas asalariadas estamos pensando en cómo utilizar ese dinero, si destinarlo para pagar deudas, comprar regalos o aprovecharlo para algún arreglito de la casa; pero quizás pocos conozcan la historia del aguinaldo.
Esta conquista social de la clase trabajadora data de los años cincuenta, ya que fue en 1954, cuando se aprobó la Ley 1835, denominada “Sueldo Adicional de Servidores Públicos”. Al año siguiente se amplío el beneficio a los trabajadores de instituciones autónomas, semiautónomas y municipales.
El año 1959 fue clave para el sector asalariado, ya que se aprobó la Ley 2412, la cual extendió el pago del aguinaldo a trabajadores y trabajadoras tanto del sector público como del privado.
La aprobación de esta ley no fue fácil, a ella se oponían los grupos que también objetaron las Garantías Sociales; incluso el Presidente de entonces, Licenciado Mario Echando Jiménez, la vetó y debió retornar al Congreso, donde los legisladores le dieron el resello, aprobándola nuevamente con más de dos tercios de los votos.
Después de aprobada la Ley del Aguinaldo, en diciembre de 1959, los trabajadores bananeros de la Zona Sur debieron decretar una huelga que duró 26 días, ya que la Compañía se negaba a reconocerles el derecho recién adquirido.
Esta gran conquista fue una iniciativa del entonces diputado Luis Alberto Monge, quien provenía del movimiento sindical, tenía una gran sensibilidad social y era un gran conocedor de las necesidades de los trabajadores.
Si esta ley se hubiese presentado en las condiciones actuales, no estaríamos pensando en cómo invertir el aguinaldo, ya que las fuerzas ocultas que ostentan el verdadero poder político, opuestas férreamente a todo beneficio que representa justicia social y redistribución de la riqueza, lo calificarían de “privilegio”.
Son esos grupos los que consideran que el mercado del trabajo no debe tener regulación y fijar sus propias condiciones; los mismos que se ubican en el peldaño de mayores ingresos, gracias a que en los últimos 25 años han tenido a su disposición al Estado y sus instituciones, obteniendo jugosos beneficios a través de exoneraciones fiscales, incentivos, CATs y régimen de zonas francas.
Estamos a las puertas de recibir el aguinaldo, pensemos no sólo en cómo utilizarlo, sino también en la importancia social que reviste esta conquista salarial que debemos defender ante los embates neoliberales de quienes buscan maximizar ganancias y mejorar su productividad, a costa del bienestar de quienes constituimos la fuerza de trabajo.
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