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Al señor Kevin Casas

Creo que su artículo en El Financiero es claro, con puntos a su favor y bien escrito. Puedo reconocer kilos de verdad a quien piensa diferente a mí…

Creo que su artículo en El Financiero es claro, con puntos a su favor y bien escrito. Puedo reconocer kilos de verdad a quien piensa diferente a mí…
¡Lástima que externe estos puntos de vista tan tarde! ¿Para qué lamentarse ahora de que el debate antes del referéndum no fue de calidad, sino que fue una discusión deformada? Por supuesto que fue deformada y de pésima calidad, con la razón de un único lado y lamentablemente usted fue parte «-y nada menor-» de ese bando. Es más, su presidente (no el mío) Oscar Arias, se negó sistemáticamente a debatir, estando obligado a hacerlo por ser el líder máximo, promotor y además parte interesadísima en el negocio del TLC (azúcar, salud, telecomunicaciones, biocombustibles, minería y más recientemente el negocio de las armas).
Dice usted también, que no espera que sus «…razones convenzan a quienes, con ojos desorbitados, las venas saltadas y resentimiento social a flor de piel, son incapaces de reconocer una onza de verdad a quien piensa diferente. No es a ellos a quien me dirijo. Quisiera, más bien, que me leyeran quienes sí están dispuestos a tener una discusión matizada sobre la apertura comercial y sus efectos.»
Yo le sugiero que reflexione y a conciencia recuerde (o se ayude con grabaciones) quiénes eran los que tenían  los ojos desorbitados y las venas saltadas en cada anuncio televisivo y en cada «debate de mala calidad y discusión deformada». Esos eran los prepotentes negociadores de este adefesio y los acólitos de «su majestad» y, nadie más. Las personas del otro lado de la barrera estábamos impotentes, atados de pies y manos sin los recursos y acceso a la prensa y, con un Tribunal Electoral parcializado a favor de ustedes.
Le aclaro que quienes adversamos el Cafta no tenemos «resentimiento social a flor de piel». Simplemente sentimos animadversión hacia este régimen dictatorial, de engaños, mentiras, despilfarros e imposiciones, que siempre tiene la razón encontrando un chivo expiatorio y, que no merecemos.
¡Democracia de mentirillas!
Yo le deseo que aunque tarde, pueda usted tener públicamente una «discusión matizada sobre la apertura comercial y sus efectos»  que sea de altura y no como los «debates de mala calidad y deformados» que se dieron durante el proceso del referéndum.
Estoy segura de que en este momento, con las ideas que expone en su artículo, podrá hacerlo con elegancia y buenos argumentos, pero le recuerdo antes que nada,  que sobre todos los Caftas y referéndos, usted tiene una deuda inmensa con la Historia, con Costa Rica y con los costarricenses. Antes de seguir sacando la cara en sus artículos de opinión, debería, con altura, valentía y honor, brindarle a este pueblo una disculpa de frente y sin evasivas, por el Memorándum del Miedo que redactó conjuntamente con el diputado Fernando Sánchez Campos y que tanto daño le hizo a todo este proceso, principalmente al país y, a usted mismo.
La semilla de la cizaña que usted sembró junto a Sánchez germinó y se extendió tanto, que sigue hasta hoy dividiendo a la familia costarricense.Si Fernando Sánchez, en su afán de seguir aferrado a una curul y vivir protegido por la sombra de su familia, actúa con cobardía, al menos usted (que pareciera pertenecer a una casta más noble), actúe con hidalguía y elegancia. Ya es muy tarde para lamentaciones, más nunca lo es para reconocer y rectificar errores y, mucho menos para saber ofrecer disculpas.

  • Carmen Jiménez, Ciudadana
  • Opinión
Democracy
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