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Vigencia del TLC no está garantizada

Los grupos empresariales, las corporaciones transnacionales estadounidenses y sus acólitos locales deben estar frotándose las manos mientras se enseñan los dientes entre sí esperando el momento para lanzarse sobre las instituciones que tanto nos han costado a los (as) costarricenses.

Los grupos empresariales, las corporaciones transnacionales estadounidenses y sus acólitos locales deben estar frotándose las manos mientras se enseñan los dientes entre sí esperando el momento para lanzarse sobre las instituciones que tanto nos han costado a los (as) costarricenses.
Ellos están ansiosos (as)  de “pasar la página del TLC”, pero más de la mitad de los (as) costarricenses no estamos dispuestos a pasar la página más negra de nuestra historia; por eso hoy queremos decirles: No se repartan nada,  aún no se ha dicho la última palabra sobre el TLC.
Son muchas las variables que aún están por despejarse. Aparte de la situación crítica en el nivel mundial, Estados Unidos enfrenta una seria crisis  financiera que indudablemente tendrá importantes repercusiones en nuestros países y por su puesto,  en nuestras exportaciones a ese país.
Por otra parte,  el resultado de las elecciones estadounidenses, que se realizaron el pasado 4 de noviembre,  puede cambiar el panorama político. La victoria del Partido Demócrata coloca al TLC en una posición comprometida, porque después de todo,  aún no se ha ratificado.
Debemos recordar que a diferencia de Costa Rica y los demás países centroamericanos, Estados Unidos tiene la potestad de prescindir, modificar o incumplir el TLC cuando así convenga a sus intereses,  sin que nosotros podamos impedirlo.
Por otra parte, recordemos que más allá de lo que haya dicho la Sala IV,  ese “TLC postizo” que se votó en el referéndum y varias leyes de implementación son inconstitucionales.
La llegada de personas honestas y respetuosas de la ley a las instancias judiciales podría traerse abajo el Tratado, sobre todo porque no se cumplió el imperativo de consultar a los pueblos indígenas y no se anularon, como corresponde, los fallos en los que intervino el ex –magistrado Federico Sosto.
En el ámbito político interno las cosas también pueden cambiar. En caso de que los fuegos electorales no rompan la Alianza Neoliberal proTLC en la Asamblea Legislativa, aún falta por ver si el Gobierno logrará sortear la crisis energética y alimentaria y las mentiras y los reiterados casos de corrupción que involucran a altos representantes de la Administración Arias.
Conforme pasa el tiempo muchas personas que en su momento votaron a favor del TLC,  hoy tienen claro que fueron engañados (as) y manipulados y que muchas de las cosas que pregonaba el Gobierno, los grupos empresariales y la embajada de Estados Unidos resultaron ser falsas. Y para muestra hay muchos botones.
Al mismo tiempo los militantes del NO fortalecen su comunicación,  incrementan sus reuniones, se reagrupan y se reaviva la conciencia para enfrentar nuevas batallas contra este gobierno ilegítimo y contra un Tratado que solo ruina traerá a nuestro país.
Tanto los primeros como los segundos,  esperamos que los partidos políticos patrióticos tengan la sabiduría para comprender el momento histórico en el que nos encontramos y depongan sus vanidades e intereses personales por una vez en la vida.
Los partidos políticos que dijeron estar contra el TLC están obligados a hacer lo necesario para construir una alternativa política viable para el 2010 y ponerle un alto a los sectores neoliberales, corruptos e ilegítimos que se han apropiado indebidamente del Gobierno.
Los patriotas costarricenses exigimos a las fuerzas políticas de oposición sentarse a dialogar de inmediato para conformar una alianza política antineoliberal que se comprometa a suspender la aplicación del TLC por las vías que estime pertinentes,  una vez que gane las elecciones.  ¡Si no hay compromiso, no hay voto!

  • César A. Parral 
  • Opinión
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