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El círculo es una de las figuras recurrentes en la obra de Zulay Soto.
La más reciente exposición de la artista muestra su trayectoria artística.
Durante los últimos cuarenta años Zulay Soto ha sido una destacada expositora del collage como técnica pictórica, en la que integra objetos encontrados en sus caminos de su larga trayectoria creadora.
El nombre de Soto no solo es reconocido por su trabajo como pintora, sino porque durante 30 años fue la guardiana de uno de los tesoros de jade más grandes del mundo, durante su labor como directora del Museo de Jade. Durante su gestión defendió cada pieza, la cuidó y la resguardó para que las generaciones del siglo XXI disfrutaran de esta milenaria herencia precolombina.
Mientras ella cumplía con sus labores frente al museo, su espíritu inquieto la llevaba a seguir descubriendo nuevos significados y usos de los objetos que coleccionaba. Así sumó años de experiencia, refinando la técnica que adoptó desde sus inicios en el arte, agregó cientos de obras a su colección y siguió contribuyendo a la historia del arte costarricense.
Y como homenaje a la trayectoria de la artista, el Museo Histórico Calderón Guardia llenó su galería con la exposición “Zulay Soto. El objeto encontrado”, en el que hace un recorrido por la vida de la pintora.
Según Luis Núñez, director de ese museo, ella “es una creadora con ya más de 50 años de labor constante en el ámbito de la plástica, escultura y modelado en primera instancia. Poco a poco se acerca a la pintura, sobre todo a su mayor medio de expresión: el collage”.
“Zulay Soto. El objeto encontrado” fue curada por María Enriqueta Guardia Yglesias, quien afirma que la artista “ha manifestado una indiscutible coherencia que se puede sentir a través de su obra, temática y conceptualmente así como el sortilegio ejercido mediante su atrevimiento al concebir una obra poco convencional”.
La muestra está ordenada cronológicamente, con transiciones temáticas, conceptuales y formales. De esta forma, el espectador podrá identificar el leit motiv (el motivo central) que ha impulsado a Zulay durante los últimos cuarenta años, aseguró la curadora.
La exposición está abierta hasta el 31 de enero. La entrada al Museo Calderón Guardia es gratuita. Está ubicado en Barrio Escalante, de la Iglesia Santa Teresita 100 metros este y 100 norte y el horario es de las 9 a.m. a 5 p.m.
EL SIGNIFICADO DE LOS OBJETOS
La obra de Soto es inmensamente sobria cuando se trata del estudio cromático que la identifica. La atmósfera clásica de sus obras alude a la paleta de la madre tierra: azules, verdes, azulados; y muchos evocan el color de la tierra.
De acuerdo con la curadora María Enriqueta Guardia, Soto se ubica entre el grupo de artistas que en las décadas de los años 60 y 70, exploraron el collage y el ensamblaje como medio de expresión.
Guardia explicó que en Soto es posible reconocer nuevos significados y funciones a objetos. Cosas simples se convierten en parte de un mensaje que manifiesta la preocupación de la artista. Ella tiene “interés en los desechos, conciencia del entorno y deja claro que esos desechos son vestigios de nuestra sociedad”.
Guardia comentó que la artista ha transitado por distintas facetas del collage, desde el concepto más tradicional, que es la amalgama de pintura, objetos y resinas, hasta lo más abstracto.
Cada objeto integrado a sus obras pierde su funcionalidad, y sus formas y texturas se convierten en paisajes, bodegones u obras abstractas. Aunque han pasado muchos años, “ha permanecido fiel a la utilización de esos materiales con fines pictóricos, aprendiendo siempre de sus características y posibilidades, como instrumentos de trabajo, utiliza, una mirada aguda que recoge y clasifica lo que otros desechan, martillo, sierra, tijeras, algunos pinceles y goma”, acotó la curadora.
UNA VIDA DE INNOVACIONES
La vida de Soto ha continuado incesante y ese continuo trabajo la ha llevado a la experimentación constante, “que en algunos otras maneras de pintar es aleatoria, en ella es una afirmación de su estilo particular, que muchas veces la muestra en la periferia del quehacer artístico nacional, simplemente porque rompe con todos los estereotipos”, aseguró Alfonso Chase, al referirse a la obras mostradas en esta exposición.
“Su propuesta nos permite afirmar que solo lo difícil es simple, pues la composición de sus obras exige nuevas variaciones en las formas, los colores, el estilo de disponer de los objetos, en ella es cambiante, atrevido, muchas veces severo y brillante”, continuó Chase.
Las obras de Soto fueron influenciadas por la época de cambios de la década de los 60, en medio de las revoluciones política, sexual, musical y las luchas de emancipación de ese periodo. Mucho de esto quedó plasmado en sus famosos fotocollages, que son parte de esta exposición.
En lo pictórico las influencias de Soto vinieron, relató la artista, del cubismo, que la introdujo en la utilización de los planos y las formas geométricas. El uso cromático discreto, que enfatizaba en la textura, la línea y la forma atrajo el interés de Soto.
Pero el cambio de rumbo para la pintora fue su contacto con Carlos Moya, quien en 1968 trajo a Costa Rica las últimas técnicas de pintura matérica de España. Con él aprendió a integrar arena, chatarra y pinturas comerciales para crear obras, recordó Soto. El resto del camino ha estado lleno de pruebas y errores, de búsqueda en la construcción de una gran obra única, relatada en distintas escenas a lo largo de cuarenta años de vida.
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