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Carta abierta al Presidente Arias

Después de 3 días de trabajo en albergues (El Roble de Santa Bárbara y el Colegio Claretiano) donde se han albergado hermanos nuestros de Cinchona, Vara Blanca, San Rafael de Vara Blanca, y otros lugares aledaños al epicentro del fatídico terremoto del jueves 8 enero, con gran tristeza puedo atestiguar que ninguno de los afectados está preocupado por el terremoto recién pasado.

Después de 3 días de trabajo en albergues (El Roble de Santa Bárbara y el Colegio Claretiano) donde se han albergado hermanos nuestros de Cinchona, Vara Blanca, San Rafael de Vara Blanca, y otros lugares aledaños al epicentro del fatídico terremoto del jueves 8 enero, con gran tristeza puedo atestiguar que ninguno de los afectados está preocupado por el terremoto recién pasado.
Están preocupados por lo que sigue al terremoto.
En las palabras de mucho de ellos: ¿Cómo mantendré a mi familia?, ¿Dónde viviré ahora?, ¿Cómo recuperar mi pequeño negocio, terreno donde practicaba la ganadería? ¿Cómo pagaré el préstamo?
Pero aun más claro: Ya en otras ocasiones el gobierno nos prometió ayuda, pero llegado el momento no se cumplió con buena parte de la oferta, aún años después de sucedido el evento que motivó la declaratoria de inundación (caso de Desamparados, Zona Sur, Guanacaste.)
El día de hoy en el matutino La Nación se lee: “Terremoto 6,2- Crédito del Banco Mundial – Gobierno urge a diputados aprobar proyecto de ayuda por $65 millones
Ministro de la Presidencia espera que préstamo esté aprobado ‘en horas’.
Solo en vías se necesita invertir $15 millones, según jerarca del MOPT .“
Concuerdo 100% en la urgencia y necesidad de tener fondos para reconstruir esa parte del país
Concuerdo igualmente con lo que usted dijera por cadena nacional de que todos debemos cooperar para resolver esta situación a la brevedad, más ahora que el costo de la vida sube y sube, y que estamos en una época de crisis financiera, en donde la falta de liquidez es evidente.
Por lo tanto le solicito a usted muy respetuosamente que sea usted el que dé el ejemplo de una manera muy simple:
Cancele hoy mismo, sin dilación, la construcción del Estadio Nacional y los $73 millones que iba a costar, dinero que ya etá en caja, sin intereses, según lo declaró la misma embajada china. Destínelo a paliar el dolor de los casi 2 mil refugiados en albergues, de sus familias y de los otros compatriotas que indirectamente quedan afectados hoy.
Como lo destaca el Diario Extra: «Angustia, desesperanza por haber perdido todo: Más de 1500 personas albergadas.»
Estoy seguro, Dr Arias, de que usted concordará conmigo en que el cemento, varilla, mano de obra que se iba a utilizar en la construcción del Estadio Nacional sería mejor utilizado en la reconstrucción inmediata de los pueblos afectados, como se indica en el Diario Extra: «Expertos evalúan costo de la tragedia: Estudios determinarán reubicación de pueblos.»
El Gobierno de la República China sabrá entender este cambio de destino de ese dinero, más si viene de la petición de un Premio Nobel de la Paz, quien en repetidas ocasiones ha expresado que lo importante es el bienestar de las personas. Cito de la presentación de la Fundación Arias:
“Desde su constitución, la Fundación Arias fue una de las principales organizaciones no gubernamentales en preocuparse por la posguerra y la reconstrucción de esta región centroamericana.
Su impulso democratizador contribuyó a la abolición del ejército en Panamá y en Haití, y seguimos tratando de que los hombres y mujeres de la región vean el futuro con esperanza.
Hoy el istmo no está en guerra, pero los problemas se multiplican y exigen nuestra respuesta inmediata.»
Permítame ser el primero en darle las gracias por tomar la decisión correcta de re-direccionar el destino de esos fondos para el Estadio Nacional, y volverlos de utilidad para paliar de inmediato el dolor y desesperanza no solo de los que viven ahora albergados, sino también del resto del país que no ve como enfrentarse a ese otro terremoto: la crisis financiera, y los intereses que tendrá que pagar por los préstamos que nos darán los mismos bancos que causaron la debacle.

  • José Brenes André, Ciudadano
  • Opinión
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