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Accidentes seguirán si no resuelven problemas de infraestructura

A pesar de que las reformas a la Ley de Tránsito podrían evitar que los conductores actúen irresponsablemente a causa de las severas multas impuestas, las muertes en las carreteras continuarían si no se solucionan los problemas de infraestructura.

A pesar de que las reformas a la Ley de Tránsito podrían evitar que los conductores actúen irresponsablemente a causa de las severas multas impuestas, las muertes en las carreteras continuarían si no se solucionan los problemas de infraestructura.
Esta es la opinión de German Valverde, coordinador del Programa de Ingeniería de Transportes del Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales de la Universidad de Costa Rica (UCR), quien en ediciones anteriores de UNIVERSIDAD se ha referido a la necesidad de dotar a las vías nacionales de condiciones óptimas.

“De los accidentes que terminan en muertes más de un 70% se deben a que el vehículo se sale de la carretera y luego se golpea contra un obstáculo, se vuelca o se va en un guindo. Por más Ley de Tránsito que se ponga, esas muertes no se pueden evitar hasta que la carretera tenga elementos seguros. La Ley podrá atacar el comportamiento de la gente, de modo que sea menos temeraria, pero nada más”, precisó.

Por otro lado, el experto criticó -como lo han hecho sectores adversos a esta legislación-que algunas de las multas están fuera de proporción a la realidad nacional.

“La Ley requería hacer una actualización de las multas que se imponen a los conductores porque algunas eran ridículas, no representaban prácticamente nada. Sin embargo, algunos de los montos no van muy de la mano con la gravedad del incumplimiento”.

Además, “para poder aplicar un sistema de multas más elevado habría que garantizar que los inspectores de tránsito vayan a actuar de manera correcta”, alegó.

Valverde insistió en la necesidad de incorporar en el país el modelo vial denominado “Carreteras que perdonan”, donde el adecuado diseño de la carretera -sumado a una buena educación vial- permite disminuir la gravedad de un accidente.
“Este consiste en que si, por ejemplo, ocurre un accidente donde el vehículo se sale de su carril porque el conductor incurrió en un error o porque hubo una falla mecánica, la carretera está equipada con elementos de seguridad que perdonen los errores del conductor. Es decir, que al lado de la carretera haya condiciones tales que ese vehículo no vaya a chocar contra un árbol de grandes proporciones o contra un poste rígido, o que no vaya a caer en una cuneta profunda con obstáculos”.
LÍMITES DE VELOCIDAD POSEEN ERRORES
Valverde también afirmó que las fallas en la infraestructura provocan que el conductor se vea expuesto a multas injustas.
“Hay carreteras que tienen las velocidades máximas mal estipuladas, carreteras que poseen un diseño que está hecho para que viajen a altas velocidades y se pretende regular la velocidad con una señal de tránsito que dice que se tiene que viajar a 40 ó 60 kilómetros”.
Para el experto, una muestra clara de ello es lo que sucede en la Autopista Florencio del Castillo.
En un proyecto de graduación para obtener el grado de licenciatura en ingeniería civil -realizado a finales del 2007-, el estudiante de la UCR Hélberth Umaña determinó que aunque en algunas zonas de esa carretera el límite máximo de velocidad es de 60 kilómetros por hora, lo correcto debería ser 80 kilómetros por hora.
“Se puso a un inspector de tránsito a medir velocidades. Más del 85% de la gente incumplía la velocidad estipulada”.
“Cuando se estaba haciendo el control la gente disminuyó la velocidad, pero resulta que, aún así, esta no se redujo a tal punto que lograra alcanzar los 60 kilómetros. Los conductores bajaron la velocidad, pero un poco. Ese límite es imposible de cumplir porque la carretera no está diseñada para viajar a la velocidad que se pretende con la señal de tránsito”.

  • Johanna Nelson Ulloa 
  • Universitarias
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