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Contacto natural

El ser humano ha perdido el contacto  íntimo con la naturaleza y con ello se priva de  los grandes beneficios para el bienestar físico,  mental y espiritual que de este  se  pueden derivar.

El ser humano ha perdido el contacto  íntimo con la naturaleza y con ello se priva de  los grandes beneficios para el bienestar físico,  mental y espiritual que de este  se  pueden derivar.
Por contacto natural íntimo debemos entender la relación estrecha y profunda entre el ser humano y la naturaleza que puede lograrse, si se busca y se propicia, en lugares remotos y silenciosos, por ejemplo en  el  valle de los lagos en el Chirripó o en lo profundo del Parque de Corcovado, sobre todo por medio de la meditación practicada  en este tipo de ambientes.
Se trata de esa comunión con el silencio, la paz, la armonía y la belleza natural de estos sitios, al fin y al cabo, un contacto con nosotros mismos, con nuestra esencia, una gran experiencia de conocimiento interior.
Los  principios, valores y estilo de vida de nuestra sociedad actual son claramente materialistas y consumistas y tienden a alejarnos de ese contacto natural, sustituyéndolo por un entorno cada vez más artificial donde predominan materiales como  concreto, metal, vidrio, plástico etc.  Este estilo de vida nos envuelve en elementos  tecnológicos como autos, computadores, celulares y  electrodomésticos.  Somos presos de un modelo de desarrollo que desnaturaliza e insensibiliza al ser humano.
La naturaleza tiene una energía propia,  una energía mística, los ríos, los bosques, el mar,  las nubes, todos podemos sentir cómo nos tranquiliza, nos relaja, nos eleva. Pero puede hacer mucho más que eso, si permitimos que esa energía  nos invada y compenetre, si meditamos profundamente, inmersos en la energía de ese contacto natural místico.
Afirmo que contactos de este tipo pueden cambiar radicalmente la vida de una persona. La fuerza revolucionaria interior de estos contactos puede ser tan poderosa, que hace a personas cuestionarse seriamente sobre valores, principios y estilos de vida, y eventualmente cambiar.  El Ángel de la Naturaleza suele actuar en forma muy sutil, pero poderosa y persuasiva. 
Todo contacto natural es positivo, incluso el que se realiza en el jardín de la casa, pero sus alcances y beneficios se potencian extraordinariamente cuando este se realiza en entornos inalterados por el ser humano, en lugares remotos, silenciosos y de gran belleza escénica.
Y así como cambia personas, el contacto con la naturaleza inalterada  puede cambiar sociedades.  Este puede ser  el motor que requiere el mundo para la formación de una sociedad planetaria más consciente,  respetuosa, solidaria y armónica. La solución está en nosotros y  a la mano: propiciar una mayor conexión ser humano- naturaleza, buscar esos sitios naturales que nos brinden paz y silencio,   darnos la oportunidad de escuchar el viento, el río, el mar, sentirnos uno con la naturaleza, llegar verdaderamente a amarla y respetarla.
Debemos procurar que niños y jóvenes tengan la oportunidad de ese contacto especial con la naturaleza, que puedan visitar Parques Nacionales  u otros sitios naturales o  hacer campamentos en la montaña.  Es fundamental que perciban la maravillosa energía   armonizadora presente en la naturaleza para  que lleguen a valorarla como un elemento fundamental en su vida. Que puedan   desconectarse al menos por momentos, de la sociedad  artificial que hemos creado, y poder conectarse con ese maravilloso mundo natural, con su magia y sus  misterios, con su paz y su armonía.
Talvez esa pueda ser la mejor enseñanza y el mejor legado que podamos dejar a las  futuras generaciones, la piedra angular que haga posible el cambio de paradigma hacia  una  sociedad  realmente ecológica y espiritual en el  futuro.

  • Rolando Portilla Pastor
  • Opinión
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