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Escudo o corona

Aunque se ejecute en todos sus extremos, el Plan escudo no blinda a la economía costarricense ante el embate de una devastadora crisis.

Aunque se ejecute en todos sus extremos, el Plan escudo no blinda a la economía costarricense ante el embate de una devastadora crisis.
El principal obstáculo para su éxito no se encuentra, como uno podría pensar, en los partidos políticos, los gremios, los sindicatos, los líderes de la sociedad civil o los ciudadanos comunes. Es en la sala de reuniones de Junta Directiva del Banco Central de Costa Rica (BCCR), donde radica la principal amenaza y, a final de cuentas, se definirá nuestra suerte. La Junta Directiva del BCCR es responsable por un cúmulo de desaciertos en materia de política cambiaría, monetaria y tasas de interés. Una imagen de autonomía e independencia del Central, sin sustento real, permite al gobierno argumentar que no es responsable de la triste situación económica que atravesamos.
Los principales resultados de la gestión del BCCR, al menos desde el último trimestre de 2007, ya se empezaron a hacer visibles: creciente incertidumbre en el sistema económico que ahuyenta la inversión, caída en el poder adquisitivo gracias a un desastroso resultado de inflación (14% para 2008, segundo en América Latina), juegos en el mercado cambiario bajo el sistema de bandas (con los cuales se benefició directamente), manipulación de tasas de interés (enviando señales engañosas de bonanza crediticia), deterioro de carteras de crédito e incremento de morosidad en los préstamos, tasas de interés negativas en términos reales para el ahorro (afectando negativamente a las pensiones), incrementos en salarios para los trabajadores muy por debajo de la inflación, más personas sin empleo, caída estrepitosa en el ritmo de crecimiento económico, resultado muy negativo en la balanza comercial y aumentos de la pobreza y la pobreza extrema.
La Directiva del BCCR no parece estar dispuesta a modificar sus políticas empobrecedoras, capaces de virar la suerte de los costarricenses para que la moneda lanzada al aire con el anuncio del Plan escudo caiga al suelo mostrando su otra cara: la corona. El anuncio de que el BCCR insistirá en la implementación de políticas económicas desacertadas es reflejo de que continuará ignorando el rechazo unánime que han manifestado—vehementemente—gremios, partidos políticos, sectores sociales y ciudadanos independientes.  En el nuevo Programa Macroeconómico 2009-10, dos puntos quedan muy claros: 1) el BCCR continuará haciendo lo mismo (esperando resultados distintos) y 2) el BCCR modificará sus objetivos y metas a discreción, y, luego de hacerlo, anunciará los cambios a todos nosotros. Por supuesto, eso no garantiza estabilidad y reglas claras para el sistema económico ni imprime credibilidad y transparencia a la gestión del ente emisor.
J. M. Keynes, citando a Lenin, explicó que la corrupción de la moneda—vía inflación y devaluación—es la mejor manera para destruir el sistema capitalista. En esa observación debemos darle la razón. Costa Rica es, aunque a muchos les disguste, una economía capitalista y su evolución dinámica para generar crecimiento, empleo y bienestar no son compatibles con comportamientos abusivos por parte de la autoridad monetaria. En síntesis, aplaudo, en términos generales, las propuestas reflejadas en el Plan Escudo, pero difiero con el presidente Arias en que es necesario abrazar el escudo en nuestra moneda. Para enfrentar la crisis, es mejor abrazar el escudo en nuestro pabellón nacional y proceder tomar las acciones necesarias para eliminar el colón costarricense y adoptar una moneda fuerte, de aceptación internacional, como el dólar. Solamente así, Costa Rica podrá aspirar a una inflación menor al 5%, en 2009, y cercana al 2% para el 2010, y en adelante. 

  • Luis E. Loría (Investigador IICE-UCR)
  • Opinión
Lenin
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