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El tratado de libre comercio con los Estados Unidos legaliza el saqueo de nuestro tesoro y beneficia a los más ricos, ligados por sus negocios a las entidades extranjeras.
Quieren “las joyas de la abuela “.
El tesoro que encierra nuestro suelo patrio, su naturaleza entera y la riqueza que produce el trabajo de todos los costarricenses, con su educación, la cultura y el desarrollo acumulado por el esfuerzo propio de nuestros padres y abuelos a través de casi dos siglos de vida libre, democrática e independiente.
Todo ello con el “cuento chino” de don Óscar Arias Sánchez de llegar a convertirnos en la nación “más desarrollada de América Latina”, lo cual sólo es posible, según él, insertándose en la llamada globalización, pero mediante el TLC con los Estados Unidos que no es ni más ni menos que renunciar a nuestro propio desarrollo como país libre, pues nos amarra a ellos, política y económicamente, al no poder nosotros dictar ni una sola ley que roce los intereses de la Gran Potencia.
Quieren que abandonemos nuestro pequeño barco cuando tan sólo dos décadas atrás navegaba libre por los mares que quisiéramos surcar, sin que nadie nos dijera a qué puerto ir; y en vez de conducir nuestra propia nave convertirnos en simples tripulantes de su enorme trasatlántico.
En aquella época, casualmente conducidos por el mismo capitán que hoy nos tiene a la deriva, el “insigne” timonel hizo virar la nave desdeñando los consejos de don José Figueres, quien sabiamente advertía con clara precisión maestra lo que hoy está pasando: “No habrá manera de desarrollarnos y salir de la pobreza mientras los pocos negocios grandes de nuestro medio se entregan a las economías foráneas y nosotros nos quedamos con sólo negocios de pobre, mientras en vez de ser propietarios de nuestro país nos convertimos en un ejército de empleados del exterior”.
Pero los privatizadores y entreguistas, quienes tienen fundadas esperanzas en el TLC para mezclar sus negocios particulares con “las economías foráneas”, hoy tienen mucho miedo. Es porque un Nuevo Espíritu está entrando en la Casa Blanca, el cual se propone construir un nuevo capitalismo menos egoísta, con justicia social, donde el “goteo” no sea la solución a la pobreza y la “copa llena” la opulencia de unos pocos. Más bien, la mejor distribución de la riqueza que produce el trabajo, lo que llevaría la paz y prosperidad a toda la comunidad mundial.
Saben que se está hundiendo el barco del neoliberalismo, instrumento del “capitalismo salvaje” que atracó en todos los puertos del mundo succionando riquezas; destruyendo el medio ambiente y la agricultura tradicional de los países débiles; culpable de la pobreza, la miseria y el hambre en todo el planeta. ¡El mundo exige un cambio!
Y si, como Barack Obama dijo en su célebre discurso del triunfo el 4 de noviembre: “Estados Unidos es un lugar donde todas las cosas son posibles”, y si como también sentenció: “No podemos tener una Wall Street próspera, mientras las calles comunes sufren”.
Entonces podemos preguntarnos: ¿Estarán los Estados Unidos a las puertas de un nuevo capitalismo, sin pobres” O ¿Un nuevo socialismo con ricos como se pretende construir en el Sur de América?
En todo caso los costarricenses sólo podremos avanzar si logramos unirnos para cambiar de capitán, y retomar el camino con justicia social, del desarrollo propio nacional, trazado desde el pasado siglo XX, el que perdimos en los últimos 25 años por la aplicación de las crueles políticas neoliberales ordenadas desde el exterior.
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