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El libro La Otra Mirada recopila el trabajo artístico realizado por extranjeros sobre Costa Rica durante 400 años.
Ilustraciones de la vida silvestre, retratos, pintura y fotografía, además de diferentes relatos, componen la recopilación analítica La Otra Mirada, libro de la investigadora María Enriqueta Guardia editado bajo el sello de los Museos del Banco Central.
Se trata de un trabajo que abarca 400 años de creación artística en diferentes formatos inspirada por Costa Rica a toda clase de artistas extranjeros que conocieron esta tierra y su gente. De acuerdo con Guardia, ella fue contactada por la Fundación Museos del Banco Central, quienes le propusieron el proyecto recopilatorio. “Me dieron libertad de enfoque y decidí que el proyecto abordara la otra mirada que tiene el extranjero hacia Costa Rica”.
La investigadora, quien desde hace tiempo trabaja con la UCR en un proyecto para elaborar un archivo digital de la obra plástica costarricense, señaló que “amplié el espectro artístico que originalmente hubiera dado, me fui hasta las primeras manifestaciones gráficas de nuestra tierra que son los mapas”.
Así, el punto de partida del libro son los trabajos de los cartógrafos de los siglos XVI y XVII, “para quienes lo importante era el trazo de ciertas rutas, por lo que se permitían ciertas licencias artísticas”, detalló.
Guardia también destacó que el financiamiento de la publicación provino del Banco HSBC.
En un texto de presentación al inicio del libro, la directora ejecutiva de la Fundación Museos del Banco Central, María del Pilar Herrero, apunta que La Otra Mirada “muestra a nuestro país a través de los ojos de quienes lo visitaron (…), recoge los testimonios de su visión en escritos y en imágenes de la geografía, la historia y el estilo de vida del costarricense, congelados en el tiempo y que nos permiten hoy ser testigos de aquello que ya se ha ido, así como lo que aún pertenece y forma parte de nuestro imaginario”.
“CONCEPTO AMPLIO DE LAS ARTES”
A lo largo de diez capítulos, el texto recorre las manifestaciones artísticas elaboradas sobre Costa Rica por extranjeros desde el siglo XVI hasta mediados del siglo XX.
Así, el libro recoge los trabajos artísticos tanto de personas que estuvieron de paso, como de algunas que se quedaron, como el pintor Tomás Povedano. Hay capítulos dedicados a la fotografía, la escultura y las artes gráficas.
“Trabajé un concepto más amplio de las artes porque un estudio científico puede llegar a ser tan estético como la obra tradicional”, detalló la investigadora al comentar el capítulo sobre el trabajo de los naturalistas, “quienes se esforzaron por capturar la biología del país y dejaron ilustraciones de plantas y aves, por ejemplo”.
En este apartado además señaló que algunos de los trabajos fueron realizados fuera del país. “Está el caso de una orquídea que fue regalada al Gardens Club de Londres, dos años después, en 1841, floreció y fue ilustrada por Augusta Innes Withers, una de las más importantes ilustradoras del momento”.
Guardia también destacó el capítulo dedicado a los etnólogos, a quienes describió como personajes muy variados y con múltiples intereses, pues unos estudiaron las costumbres, otros la tradición culinaria o el lenguaje. Entre todos ellos hay pintores, fotógrafos y comentaristas.
“El texto que elaboré va a acompañado no sólo de imágenes, sino de los comentarios publicados de visitantes durante los siglos XVIII, XIX y XX. También se estudia el interés costarricense durante el siglo XIX en proyectar una imagen de la patria para atraer a los extranjeros”, detalló.
Añadió que “una parte importante del libro es la relación entre las artes tradicionales, como el dibujo y la pintura, y las artes gráficas, que considero esencial”.
En ese sentido, citó el caso de Frank Leslie, estadounidense quien tenía un periódico y en 1856 realizó ilustraciones de la Campaña Nacional. Luego tenía a cinco o seis personas trabajando en las planchas para tener el trabajo impreso hasta una semana después de que sucedieron los acontecimientos.
La Otra Mirada también se ocupa de la evolución de la vivienda, desde la indígena y las construcciones con barro y paja hasta las más occidentales.
El libro termina en los años cincuenta del siglo XX. “A partir de ese momento vienen muchos artistas pero por razones muy diferentes, pues se dan procesos muy diferentes y políticamente tensos en América del Sur y Central y esa parte ya sería otro libro”, puntualizó Guardia.
Entre otras obras, destacó el trabajo del escultor francés Luis Carrier Beleuse, quien realizó la escultura del Monumento Nacional, ubicada en el Parque Nacional y de la cual en el libro se incluye la imagen del filibustero que huye.
Sobre el proceso de trabajo, Guardia informó que ya había hecho mucha exploración de material, “tenía mucho avanzado lo cual me dio una perspectiva de trabajo muy amplia, la investigación propiamente para el libro me tomó once meses”.
Detalló que formuló el planteamiento del libro a partir de un recuento de las imágenes que tenía catalogadas elaboradas por extranjeros. “Recurrí a fuentes de libros antiguos como la Biblioteca Carlos Monge Alfaro, de la UCR; el Museo Nacional y otras, también hay mucho de colecciones privadas”, añadió que “este texto llena un vacío en la historia del arte costarricense”.
En ese sentido, la conclusión del libro apunta: “Escrutándonos con otros ojos, artistas y viajeros lograron en sus lienzos, esculturas documentos y fotografías un memorial de dos mundos y varias épocas y, en todo ello, las evidencias de nuestro ser y estar. Enriquecieron e influenciaron el quehacer artístico de Costa Rica, acrecentando nuestro acervo y dieron al mundo noticias de nuestra singularidad, convirtiéndose en precursores de planteamientos teóricos que eclosionaron en pleno siglo veinte”.
La Otra Mirada se puede conseguir en la tienda de esos museos, bajos de Plaza de la Cultura, a un precio de ¢20.000.
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