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“Admito que estamos deficitarios en el Ministerio”

El Ministro de Trabajo, Francisco Morales, reconoce la falta de inspectores para hacer cumplir las leyes laborales, aunque anunció una mejora, y defendió la flexibilización laboral, como nuevas formas de organización del trabajo en un mundo laboral cambiante.

El Ministro de Trabajo, Francisco Morales, reconoce la falta de inspectores para hacer cumplir las leyes laborales, aunque anunció una mejora, y defendió la flexibilización laboral, como nuevas formas de organización del trabajo en un mundo laboral cambiante.
Ésta fue parte de una entrevista con UNIVERSIDAD realizada la semana pasada en su despacho.
Se afirma que con la propuesta de modificar la jornada laboral el Gobierno y los empresarios intentan echar el peso de la crisis sobre los hombros de los trabajadores…
– Siempre habrá partidarios y adversarios, y admito incluso que en algunos casos, la propuesta beneficiará y perjudicará a otros. Eso es ley en el mundo del trabajo.
Eso es para decirle que desde que llegué al Ministerio el Presidente Arias me habló de impulsar la ley de flexibilización laboral que está en la corriente legislativa. Tres veces he ido yo a opinar a favor de esta ley.Ahí están mis argumentos. Incluso por honestidad intelectual he esbozado los argumentos en contra utilizados en Europa y EE.UU. Yo impulsé el hecho de no aceptar el término flexibilización, porque la gente le tiene miedo a las palabras. Una palabra puede ser satanizada. Flexibilización es como decir en su época comunismo, o ahora neoliberal, se cargan de ideología las palabras.
He hablado de nuevas formas de organización del trabajo, y esto espero que el auditorio académico lo comprenda. Que la revolución científica y tecnológica en nuestros días cambió el mundo, cambió la economía, y también el mundo del trabajo. Y lo ha impactado para bien y para mal, aunque significa indiscutiblemente un salto adelante para la humanidad.Aquel viejo concepto de empresa del siglo XIX y todavía del XX, remedo de lo cual son las empresas General Motor, Ford y Chrysler, creen que en el siglo XXI se pueden mantener esquemas empresariales dinosáuricos. Hoy la empresa está donde está la computadora, es la gran revolución tecnológica de la computación.
En esas nuevas formas de organización entra el teletrabajo. Yo vine con esa idea e incluso invité a los del ICE a acogerla, porque eso lleva una infraestructura tecnológica en telecomunicaciones, que hoy con el nuevo ICE  va a ser más ágil, y no con el ICE estatista de antes de la administración Arias.
Esa es una forma. Otra forma es que la economía mundial ya no duerme, entonces gústenos o no, es una realidad que cada vez más costarricenses a la una de la mañana están en su cuarto, no en la oficina, porque tienen que hacer conexión con China para liquidar los últimos detalles de una licitación de compras o de ventas. El mundo ya no duerme. ¿Por qué hace esa comunicación desde su cuarto? Porque hay una revolución científica y tecnológica. Si estuviéramos con Gütenberg y con teléfono convencional no se podría hacer. Estamos hablando de horarios, de jornadas, de teletrabajo, de nuevas figuras de contrato de trabajo.
Ahora ¿cuáles son los requisitos? Que debía haber un piso que en nuestro caso es la Constitución Política, los convenios ratificados de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) y el Código del Trabajo, porque son los derechos fundamentales.
¿O sea, que no se reducirían los beneficios al sector trabajador?
–No, y además hay derechos irrenunciables. Es decir, no es que por hambre o por necesidad un patrono que le deba ¢100.000 en prestaciones a un trabajador le dice “usted se va y, si quiere, le doy ¢50.000“.
Sí, porque la ley dice una cosa, y en la práctica uno ve horarios ilegales y una cantidad de abusos…
– Estamos de acuerdo. Una cosa es la normativa y otra es la realidad. ¿Pero cuál es el esfuerzo que ha hecho la legislación del trabajo y la OIT en el nivel mundial? Es subir esos pisos. Si no existiera una ley del aguinaldo obligatorio, si no hubiera una ley de salarios mínimos, estos no se pagarían. Usted me dirá que hay muchos lugares donde no se cumple. Ahí admito que estamos deficitarios como Ministerio de Trabajo.
Por todo lado se ven atropellos en este campo y la gente se pregunta: ¿para qué sirve el Ministerio de Trabajo?
– Admito que tenemos carencias en la inspección del trabajo. Por ejemplo, de 140.000 empresas en el país, solo cubrimos el 8% con la inspección. Ahora, déjeme decirle, y con esto a la larga irrito a mi querido auditorio académico, a quien respeto porque soy profesor en la UNA, gracias al TLC nosotros ya entramos a partir de enero en los beneficios del TLC, vale decir, algunos millones de dólares habrá para fortalecer los ministerios de trabajo de los siete países del TLC. Eso viene de los fondos del libro blanco del TLC.
Recuerde que con el TLC, contrario a lo que se dijo aquí, que se iba a derogar el Código de Trabajo, ya está aquí una misión que analiza cómo reforzar esta cartera. La condición del tratado comercial es robustecer los ministerios, porque somos las cenicientas, eso implica reforzar la inspección. Nombramos 26 nuevos inspectores este año. Usted me dirá que se necesitan 260. Probablemente, pero con las uñas tendremos 26, porque tenemos que ir cumpliendo con el TLC.
¿Y dónde está el trabajo que le prometieron a la gente con el TLC? Porque lo que vemos son despidos por todos lados.
– Pero ¿cuanto llevó en el país la discusión del TLC? Cinco o seis años, ¿Y cuándo explotó esta crisis? Hace seis meses.
¿La crisis tomó al Gobierno por sorpresa entonces?
–Para los que estudiábamos el tema no, porque ya se venía el producto del libre mercado, que llevó a la desregulación.
La venían advirtiendo desde hace años economistas como el Premio Noel Paul Krugman, entre otros.
– Por supuesto, y además no se necesitaba ser un especialista de Wall Street para saber que la burbuja o los planes de bienes raíces no era un negocio, era un robo. Los  dogmas no los acepto ni en religión, menos los dogmas políticos. Lo dije siempre en mis ensayos, ni el dogma de la lucha de clases, del comunismo de ayer, ni el del mercado del neoliberalismo de hoy.
Precisamente por eso, porque se sabía lo que venia con la economía estadounidense, los que se oponían al TLC advertían que firmar el TLC con EE.UU. era como casarse con un muerto. Entonces no tenía sentido ofrecer empleos, hablaron de 400.000…
-El punto es que Costa Rica no puede aislarse de la economía mundial, y al incorporarnos lo hacemos en lo bueno. Lo más emblemático es que un guerrillero de las FARC como el que mataron, Raúl Reyes tuviera en la montaña una computadora. Eso le da una idea de la revolución científica y tecnológica del mundo.
Usted habla de un reducido grupo de personas que son lo que tienen acceso a la computación, pero la mayoría son trabajadores no calificados, sometidos a jornadas extenuantes y la violación de sus derechos.  ¿Por qué la institucionalidad ya no los ampara?
–Bueno, por lo de la carencia de inspección, y por eso ahora estamos nombrando a 26 inspectores más. Ahora bien, el anuncio hecho por el presidente Oscar Arias sobre cambios de la regulación laboral lo que ha hecho es precipitar un gran debate nacional sobre estos temas, y  esto es lo positivo.
La flexibilización laboral ya se aplica en EE.UU., y no ha salvado a la gente del desempleo; aquí se le dice a la gente que es necesaria para conservar el trabajo.
– Estamos en los grandes acomodos de la historia. Quisiera decirle que la crisis financiera de EE.UU. ya tocó fondo, pero todavía no ha tocado. Es decir, no sabemos qué puede ocurrir y eso es terrible. No querría llegar al momento en que a un trabajador le digan: “bueno, lo despedimos“.
Usted dice que no es neoliberal, pero la flexibilización laboral, o como se llame, ¿no es  una medida típica del neoliberalismo para afrontar la crisis?
– Vea, un político que no esté atento a las palpitaciones de la academia, no es político. Prefiero ir paso a paso. Llamen a las empresas grandes y pequeñas para ver cómo en realidad han acomodado horarios. Me preocupa que la realidad esté desbordando el marco jurídico. Porque si no hay un piso jurídico, el peligro es que se explote de verdad al trabajador.
Como ve, estoy a la orden para este debate que apenas empieza .Y ya era  hora de que en Costa Rica empezáramos a discutir ideas que no fueran solamente el TLC.

  • Jorge Araya 
  • País
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