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UCR capacita evaluadores para certificados de sostenibilidad turistica

Con el fin de impulsar un desarrollo turístico más sostenible e integral en el país, la Universidad de Costa Rica (UCR) se unió al Instituto Costarricense de Turismo (ICT) para dar un nuevo impulso al programa de Certificados de Sostenibilidad Turística.

Con el fin de impulsar un desarrollo turístico más sostenible e integral en el país, la Universidad de Costa Rica (UCR) se unió al Instituto Costarricense de Turismo (ICT) para dar un nuevo impulso al programa de Certificados de Sostenibilidad Turística.
La norma fue creada hace diez años con el Decreto Ejecutivo N°27235-MEIC-MINAE, el cual contiene los criterios para otorgar el Certificado a las empresas que adapten su modelo de gestión a un estilo sostenible.
Hasta el momento, la implementación de los certificados fue obra de un pequeño grupo de cinco profesionales del ICT responsables de la evaluación de las empresas turísticas, por lo que la UCR ofreció apoyo para mejorar la capacidad de respuesta e implementación de este programa.De esta forma, el Observatorio del Desarrollo de la UCR inició este año el proyecto de “Formación del Certificado bajo la norma del CST” para capacitar a profesionales del área turística y convertirlos en evaluadores de la norma CST (Certificados de Sostenibilidad Turística).Leonardo Chacón, coordinador de este programa, aseguró que existen 99 empresas de hospedaje y cerca de 17 tour-operadores que ya cuentan con el CST, por lo que es necesario contar con más evaluadores para satisfacer la creciente demanda de aplicación de esta norma.
NO ES SOLO VERDE
Chacón explicó que la norma va mucho más allá de buscar una gestión empresarial amigable con el ambiente, pues se incluyen criterios de impacto social y económico para las zonas en las que trabajan las empresas.Uno de los aspectos que se evalúa con el CST, es la cantidad de personal de la región donde opera la empresa que se ha contratado, por lo que se da una puntuación a la vinculación y el impacto en la comunidad que tiene el hotel o servicio turístico.“Reconoce también si se vincula a otras empresas pequeñas de la zona, como las de artesanía, grupos de baile; toda esta dinámica se pasó también a tour-operadores con el objeto de incidir en las comunidades”, comentó Chacón.Agregó que también hay una calificación positiva para aquellos que privilegien en sus compras ciertas formas de producción amigables con el ambiente, como es la agricultura orgánica. Una de las características de esta norma es que busca comprometer a la persona usuaria de los servicios turísticos con un estilo de gestión sostenible, en el cual se le invita a “colaborar” al atender algunas pequeñas medidas.“Cuando uno va de turista busca el ocio, entonces debe existir la creatividad suficiente de hacerle ver al turista que junto con el esparcimiento, también puede aplicar medidas como apagar la luz cuando sale, con el fin de evitar el desperdicio energético; también brindarle información sobre el manejo de los desechos en la comunidad cercana”, acotó Chacón.Para el universitario, la aplicación de esta norma implica un cambio cultural, no solo de la gerencia de una empresa turística, sino también de todo su personal, e inclusive, del cliente que busca un producto de características sostenibles.
MÁS CERTIFICADOS
El programa del Observatorio del Desarrollo para extender la aplicación de esta norma, pretende capacitar a un grupo de evaluadores privados, fuera de los que tiene disponibles el ICT, con el fin de agilizar la gestión y aplicación de la norma, como se hace en otros campos.Estos evaluadores deben tener como mínimo un bachillerato universitario en áreas como biología, antropología, sociología, ingeniería, administración y demás carreras afines a la actividad turística; quienes deben llevar el curso de capacitación que elaboró la UCR.“La UCR lo que ha hecho es, en una fase inicial, presentar el material didáctico del programa. Se agrupó un conjunto de profesionales quienes desarrollarán este material, siempre en coordinación con el ICT, para hacer una lectura a la par de la gente que ya está capacitada en este tema”, manifestó Chacón.En su criterio  es fundamental asegurar la formación de consultores externos realmente comprometidos, que si bien tienen el derecho a cobrar por los servicios que brinden, no comprometan la credibilidad del programa con actitudes indebidas, o sea, las que son sancionadas por la ley.El programa de formación está diseñado en tres ámbitos de formación: teórico práctica, área técnica y una práctica de campo final.El curso teórico consta de nueve módulos en los que se tocan temas como sociedad y cultura, consumo de energía, gestión ambiental y otros elementos transversales de la norma. En la parte técnica se brinda la formación relativa a la aplicación de la norma de los CST, mientras que en la práctica se hace una simulación de un proceso de certificación en una empresa turística.De acuerdo con Chacón, no es posible formar a un “súper evaluador”, ya que la norma es muy amplia, por lo que se requiere de un trabajo integrado de varios tipos de profesionales que estén capacitados para llevar a cabo la revisión.Un primer grupo de 30 personas seleccionadas por las cámaras e instituciones vinculadas al sector turismo acaban de culminar este mes el primer curso de capacitación,  por lo que se espera que para los próximos meses ya se pueda ofrecer la formación a otras personas interesadas.El trabajo de los evaluadores al realizar una certificación es revisado por una Comisión de Acreditación, la cual tiene la última palabra para otorgar o no un CST.Esta comisión está conformada por el ICT, la UCR, el Instituto Nacional de Biodiversidad, el Instituto Centroamericano de Administración de Empresas, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, la Cámara Nacional de Turismo, la Universidad de Costa Rica, el Consejo de la Tierra y el Ministerio del Ambiente y Energía.Chacón considera clave extender la aplicación del CST en la industria turística costarricense, pues el país debe ser coherente con la imagen que vende al mundo de ser un destino verde y sostenible.“El turismo crea una presión sobre los recursos del país, con una población flotante de dos millones de personas por año; por lo que no se puede pensar que es una industria sin impacto, como se conocía hace un tiempo, “la industria sin chimenea”, comentó.El especialista recordó que los impactos de una empresa turística no sostenible, pueden ser muy graves para su entorno, ya que un mal manejo de desechos o una presión indebida sobre recursos como el agua, pueden deteriorar la calidad de vida de las personas, como sucede en Guanacaste.

Busque hoteles sostenibles
Parte del esfuerzo por extender las buenas prácticas en la industria turística debe venir de las personas consumidoras que premien y privilegien a las empresas que busquen beneficiar al ambiente y al entorno.Para esto, usted puede consultar si el hotel que piensa visitar cuenta con el Certificado de Sostenibilidad Turística (CST), en el sitio www.turismo-sostenible.co.cr, donde se pueden encontrar la lista de hoteles y tour operadores certificados.
En el sitio se detalla en cuál de los cinco niveles de sostenibilidad se encuentra el hotel, así como la nota que obtuvo en cada uno de los ámbitos que se evalúan al otorgar el CST, de los cuales no se hace un promedio ponderado, sino que se toma la nota más baja para dar mayor rigurosidad a la norma.Las evaluaciones en cuanto al entorno físico-biológico, cliente externo, planta de servicio y entorno socioeconómico vienen detalladas con las respuestas que dio el hotel a  las preguntas de la norma.

  • Javier Córdoba 
  • Universitarias
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