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La más reciente novela de Sergio Muñoz aborda los hechos previos a la Guerra Civil de 1948.
Tras siete años de trabajo, que incluyeron una intensa investigación, recientemente vio la luz Hasta encontrarnos de nuevo, nueva novela del escritor costarricense Sergio Muñoz.
Se trata de un relato ambientado en 1947, “en el momento justo antes de la guerra, porque me interesó la acumulación de odios que llegan hasta un punto en que nadie puede detener lo que vendrá”, explicó el autor.En medio de ese contexto histórico, el escritor planteó una historia de venganza y pérdida, “todos los personajes han perdido algo o a alguien en sus relaciones internas, lo cual es una metáfora del país”.
La novela explora cómo, ante los hechos históricos, se da la relación entre la estructura social y la subjetividad de los individuos. “Los personajes están en medio de hechos sociales con los que tienen que lidiar; no se trata de personajes que crean la historia, sino de gente que se ve enfrentada a los hechos históricos y de cómo lidia con ellos”, apuntó.
No se trata de una romántica toma de conciencia política de parte de los personajes, sino de la forma en que las personas se ven influenciadas por su pasado, su circunstancia e incluso sus relaciones personales y ello las lleva a tomar decisiones sobre lo que pasa en su contexto.
AMPLIA INVESTIGACIÓN
Sergio Muñoz es sociólogo de profesión y en el 2000 descolló como escritor con la publicación de su primera novela, Los Dorados, bajo el sello de la Editorial Alambique.
Apuntó que originalmente en Los Dorados había una referencia a hechos de 1948 que luego eliminó, pero el personaje Artavia, de Hasta encontrarnos de nuevo sí es mencionado en la primera novela.
“No son historias separadas, en ésta última está el origen de Los Dorados. Se trata del mismo sitio, 40 años antes. Ambos temas, la Guerra del 48 y el lumpen urbano de fin de siglo, se ligan porque por alguna razón no son asumidas como parte del imaginario costarricense”, explicó Muñoz.
Esta obra presenta una estructura dinámica, en la que se narran acontecimientos que ocurren en diferentes días con sus fechas, por lo que la narración no sigue un orden cronológico lineal, sino que salta hacia delante y atrás, creando una intriga constante.
Al respecto, Muñoz reconoció que tuvo temor de que los lectores “se perdieran”, aunque los comentarios recibidos han sido positivos. “A algunos de los más jóvenes les llama la atención una Costa Rica en que la gente se dispara en las calles”, señaló.
El relato se ambienta en comunidades periféricas de San José, como Alajuelita o Aserrí, “que antes eran más marginales que ahora”.
Según dijo, la investigación histórica le tomó año y medio y entre los materiales recabados, figura una lista de los comercios del San José de esa época, al igual que un mapa que ubica cantinas, edificios de gobierno y rutas de tranvía.
“También recurrí a memorias de esa época, como Volando Bala, de Nicolás Pérez, o La Guerra de Figueres, de Guillermo Villegas, así como a un libro de cocina antigua costarricense que se editó hace poco; en periódicos de ese entonces busqué anuncios para ubicar las marcas de los productos de consumo”, apuntó.
Todos esos detalles sirven para la ambientación del relato, pues buscó reflejar la San José de esos días. “Más allá de la verosimilitud del relato, se trata de crear el ambiente, sentir que se está ahí, pues cada época tiene su olor, sus sensaciones”.
Muñoz sentenció que San José “era una ciudad copia del México porfirista, con arquitectura basada en el neoclasicismo”, y añadió que le fueron de gran utilidad varios libros de historia de la arquitectura costarricense, “sobre todo para estudiar las casas de la alta burguesía cafetalera”.
Reconoció que la construcción del lenguaje de los personajes fue más complicada, en ello le ayudó ser parte de una generación que creció “entre el San José rural y el urbano”, además de que quedan registros con historias de vida de personas de la primera mitad del siglo XX, a lo cual se agrega la propia memoria de su familia.
El escritor destacó el hecho de que en muchos países las guerras civiles generaron buena cantidad de producción literaria, lo cual no es el caso de Costa Rica, por lo que considera es una “una vocación de no recordar lo doloroso, de no recordar el odio, pues en el imaginario costarricense éste no es un tema que se reconozca”.
Recordó que hay novelas que sí han cuestionado ese silencio, como Asalto al Paraíso, de Tatiana Lobo, o las obras de Anacristina Rossi.
Muñoz concluyó que “la construcción de la Costa Rica de hoy fue mucho más conflictiva de lo que se cree, no es producto de un pacto de caballeros entre liberacionistas, calderonistas y comunistas, sino de un conflicto violento, con la particularidad de que, al contrario que en otros países, el conflicto no se resolvió con el genocidio de los perdedores”.
Dónde encontrar la obra Hasta encontrarnos de nuevo fue editado bajo el sello La Otra Orilla, de la Editorial Norma, y se encuentra en librerías como Claraluna o La Universal.
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