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En Talamanca: Estudio revela presencia de agroquímicos en orina de niños

Análisis muestran tendencia al deterioro en la memoria a corto plazo y mala conducta en los niños expuestos a los agroquímicos.

Análisis muestran tendencia al deterioro en la memoria a corto plazo y mala conducta en los niños expuestos a los agroquímicos.
Un estudio del Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas (IRET) de la Universidad Nacional, reveló un grave riesgo para la salud de los niños en Talamanca, y probablemente en otros lugares de la Zona Atlántica.
El estudio “Exposición a plaguicidas y salud de niños en Talamanca” evaluó si los plaguicidas utilizados en banano y plátano afectan el desarrollo y la salud de infantes entre 6 y 9 años, para lo cual se tomaron 230 muestras de orina de 169 niños y niñas.Los resultados de estos análisis muestran niveles de agroquímicos como el mancozeb (fungicida) y el TCP, el insecticida que se usa en las bolsas celestes que cubren los racimos.Berna Van Wendel, una de las investigadoras del IRET que trabajó en este proyecto, explicó a UNIVERSIDAD que si bien hacen falta algunos análisis y profundizar en algunas relaciones, los resultados obtenidos deben ser motivo de preocupación.
RIESGO DE CANCER
Según explicó Van Wendel, se seleccionó a las comunidades de Amubre, Shiroles y Daytonia por sus características distintas: la primera por dedicarse a la producción orgánica, la segunda por ser lugar de pequeños productores indígenas que usan agroquímicos y el tercero es un pueblo rodeado de grandes plantaciones de banano.La diferencia en los modos de vida y producción incidieron claramente en los resultados obtenidos, pues la presencia de agroquímicos en la orina de los niños en Daytonia y Shiroles fue mayor a la de Amubre.En el caso del mancozeb, Van Wendel explicó que este químico se aplica principalmente vía aérea, por medio de avionetas o helicópteros, y en los estudios con animales se ha relacionado este químico con el cáncer de tiroides.“En Daytonia hubo en promedio cinco veces más de esta sustancia en la orina de los niños que en quienes viven en la comunidad orgánica; mientras que en Shiroles la cantidad fue dos veces más que en Amubre”, detalló.Van Wendel, quien cuenta con una Maestría en ciencias de la salud humana, y un doctorado en epidemiología ambiental, explicó que el mancozeb fue encontrado en la orina de los niños en forma de una molécula llamada ETU, la cual es más tóxica que el químico original.La contaminación es mayor en Daytonia, deduce Van Wendel, ya que en esta comunidad se fumiga por avioneta y helicóptero, mientras que en Shiroles se aplica con bombas de mano.También se encontraron residuos de químicos en el polvo que fue lavado de la piel de los niños.
MALA MEMORIA
En el caso de TCP, los estudiosos hallaron que los niveles de contaminación en Shiroles y Daytonia son similares, pero algunos niños en Shiroles mostraron en su orina niveles realmente altos de este producto.“Eso se puede explicar porque en la cultura indígena van todos juntos al campo y los niños ayudan a los padres, y esa es la forma de enseñarles a trabajar. Hay infantes que ayudan a pasar las bolsas para que sus papás las pongan en los racimos de plátano, y hay familias que guardan las bolsas en las casas; ellos ignoran si tienen algún veneno, porque en las bolsas no se indica nada”, comentó Van Wendel.Los equipo del IRET aplicó una serie de pruebas a los pequeños para evaluarlos en ciertas áreas del cerebro, para medir su parte cognitiva, motora y sensorial, utilizando para esto solo a aquellos en perfecto estado de salud y tratando de evitar otros factores que distorsionaran el resultado.“Encontramos que el metabolito del clorpirifos (TCP), está asociado con pruebas de memoria a corto plazo, entonces los niños con niveles más altos en la orina tenían una memoria a corto plazo más baja que los otros. Es una tendencia que se debe corroborar, pero ya el resultado en sí es preocupante”, afirmó Van Wendel.Con el ETU, el equipo halló también una tendencia en la que los pequeños con mayores niveles de esta sustancia, eran reportados como los de mayores problemas de conducta por parte de sus maestros.“En el caso del ETU, como el mancozeb tiene manganeso, podría ser que sea esto lo que provoque la conducta dispersa. Son hipótesis que debemos corroborar al darle seguimiento”, aclaró Van Wendel.
LA FUMIGACION
Para Van Wendel, el problema más obvio en esta zona es la fumigación aérea, la cual se realiza sin respetar los reglamentos, pues en la zonas en las que no existe barrera forestal se debería guardar una distancia de 100 metros, mientras que con la barrera esta distancia debe ser de 30 metros.La especialista enfatizó en que si bien es necesario educar y crear conciencia entre los pobladores para que no permitan a las niñas y niños entrar a las plantaciones y manejen adecuadamente la aplicación de agroquímicos, de poco sirve si a la gente se le “fumiga” desde el aire.Durante la investigación en Daytonia, Van Wendel recuerda que en una ocasión observó uno de los helicópteros cerca de la escuela. “Cuando pasó el helicóptero cerca, los niños eran mojados dentro del aula, pues entraban las gotas y otros que estaban en un acto cívico estaban todos fumigados, todos mojados. Los maestros cuentan que los niños llegan llenos de químicos con frecuencia”. La especialista reconoce que si bien las fincas bananeras han realizado esfuerzos por educar a las personas, es difícil contener a los niños en lugares donde no pueden divertirse y donde los espacios de esparcimiento están dentro de la plantación.En cuanto a los pequeños productores, se está tratando de que reduzcan el uso de los agroquímicos en sus cultivos, y que usen bolsas sin TCP, pero ellos también se encuentran en el dilema de cómo vender mejor su producto.“Algunos exportan el producto, muchos venden por medio de intermediarios, entonces es para ellos difícil ganarse la vida. Ellos se sienten obligados a usar estas bolsas y productos porque así obtienen un mejor precio, porque si por ejemplo si este intermediario ve una mancha en el racimo, entonces ya le rebaja un montón de dinero”, explicó.Para contrarrestar estas tendencias, el IRET busca instalar un proyecto de parcelas en las que se elimine o reduzca el uso de agroquímicos, y se enseñe a los productores a iniciarse en estas prácticas de cultivo.“Ellos saben que pueden tener problema para la salud humana con los químicos, pero ignoran los efectos que realmente pueden tener. Muchos no piensan en el riesgo a la exposición de los infantes, porque tienen otros problemas como buscar qué comer”, advirtió la especialista.Esta investigación estuvo a cargo de Berna Van Wendel, Ana María Mora, Leonel Córdoba y Douglas Barraza, y Mariam Gutiérrez; y los análisis de orina se realizaron en Suecia, ya que en Costa Rica no se cuenta con el equipo necesario.Van Wendell aseguró que se trabaja en la continuación  de este proyecto, para dar seguimiento al efecto de los químicos desde antes de su nacimiento y tener más certeza de los posibles problemas de salud que podrían enfrentar estas poblaciones en el mediano y largo plazo. La nueva fase podría iniciarse entre abril y mayo.La Ministra de Salud, María Luisa Ávila, conoció los resultados de esta investigación el año anterior y aseguró que en su cartera se ha estado trabajando en este tema, además de ordenar una investigación respecto de la foto publicada junto a este artículo. Ofreceremos la reacción de la Ministra en la próxima edición.

  • Javier Córdoba 
  • País
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