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Los recortes del Gobierno

El  “plan escudo” propuesto por el gobierno  contra la crisis económica, elimina garantías sociales conquistadas por los trabajadores (as) durante largos  años de movilizaciones y luchas históricas.

El  “plan escudo” propuesto por el gobierno  contra la crisis económica, elimina garantías sociales conquistadas por los trabajadores (as) durante largos  años de movilizaciones y luchas históricas.
Este plan lesiona seriamente la Constitución  y el Código de Trabajo, tal como ocurrió con la aprobación de la   agenda de implementación del TLC. Se pretende  -de la misma forma- favorecer  a  importantes grupos económicos con la llamada “flexibilización laboral”, la cual disminuye salarios y derechos sociales con la consecuente “precarización” del empleo.
El recorte anunciado por el gobierno al presupuesto de las universidades públicas de 7.500 millones de colones, se presentó días después del  “plan escudo”. Se pretendía de manera unilateral, desconocer los acuerdos aprobados por los Consejos Universitarios, la Asamblea Legislativa, y la Contraloría General de la República, lo mismo que el importante rol de la Comisión de Enlace.
Estas políticas forman parte  de los objetivos económicos del gobierno, en donde el mercado y el lucro son las metas principales, por encima de valores sociales como la salud, la educación, la solidaridad, la calidad de vida, la soberanía nacional. No es de extrañar que el plan  del Ejecutivo para sus cuatro años  haya tenido como eje fundamental un TLC sin rostro humano, el cual  debía aprobarse a como hubiera lugar, incluso con  agendas ocultas ( memorando del miedo), y con los recortes necesarios para poder privatizar importantes instituciones del Estado.
Ante el rechazo contundente de los Consejos Universitarios y del CONARE de acatar la reducción impuesta por el Ministro de Hacienda, y al amparo precisamente de la legislación existente,  el gobierno ha detenido  el recorte del presupuesto de las universidades. Sin embargo, en este año 2009 tendrá lugar la renegociación del convenio del FEES, en un año especialmente difícil, con un gobierno que carece de visión acerca de la importancia de las universidades públicas para el desarrollo del país, las cuales  gracias a su larga trayectoria constituyen  bastiones fundamentales para enfrentar la crisis económica, con sus  políticas de investigación, docencia y acción social.
Es casi un lugar común en los diferentes gobiernos de turno, presenciar cómo ministros (as), presidentes, diputados (as), miembros del TSE y de la Corte Plena, que pasaron largos años en las aulas de la Universidad de Costa Rica, después se convierten en sus  enemigos acérrimos, ante la imposibilidad de servir a dos señores: a  aquel o aquella que como madre nutricia les dio la carrera que hoy ostentan, o bien al amo que desde el poder dicta las políticas neoliberales sin más horizonte que formar parte del entramado transnacional del capital financiero. Recordemos al respecto los extensos y cuidadosos estudios de la UCR sobre la inconstitucionalidad del TLC, que propiciaron de parte de los jerarcas del Estado un feroz ataque a la universidad pública y a su autonomía.
No nos extrañemos si hoy como ayer la educación superior está en la picota, en el fondo, es la opción humanística, la opción del ser y no del tener la que está en cuestionamiento.   Se ha aprendido muy poco de la actual crisis económica y social por la que atraviesa el neoliberalismo. Las lecciones de la inmensa ola que ha propiciado  la multiplicación del dinero fácil a costa del empobrecimiento y desempleo de millones de trabajadores (as), no han dejado huella en aquellos gobiernos que privilegiaron la economía de mercado y la especulación por encima de  los intereses de la sociedad.
Un 26 de agosto de 1940, el Congreso de la República promulgó una de las legislaciones que han tenido mayor significado en la educación y la cultura del país: la restauración de la Universidad de Costa Rica.  Desde entonces,  ha venido creciendo  el cultivo  de las ciencias, las letras, las artes, la formación humanística…  Este semillero ha contribuido con creces a construir la Costa Rica de varias generaciones, como decía don Carlos Monge: “ La historia de la Universidad es la historia de la propia nación costarricense…, en sus claustros se ha formado y sigue formándose la juventud cada día con mayores y mejores posibilidades de ser; una juventud que a lo largo del tiempo ha tomado conciencia de su fuerza creadora: una juventud proveniente de todos los estratos sociales.” 
Los recortes del gobierno y particularmente el concerniente al presupuesto universitario, significan cercenar posibilidades de realización personal  a nuestros (as) jóvenes. El legado de don Luis Demetrio Tinoco, representa un reto para las autoridades y la comunidad universitaria, pero también para el país como un todo: la preservación y fortalecimiento de la cultura superior, porque “a través de ella es posible proyectarse hacia el futuro, hacia el porvenir de la Patria.”

  • Marielos Giralt Bermúdez (Profesora)
  • Opinión
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