Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
El escritor Fernando Contreras reclama a la Editorial Norma publicación sin su consentimiento.
El autor de la novela Única mirando al Mar, Fernando Contreras, reclama al Grupo Editorial Norma la publicación de una nueva edición de ese texto, pues sostiene que “la editorial no respetó mi voluntad” de no querer publicar más con esa empresa.
Según explicó el escritor, se trata de un texto nuevo, una reelaboración del anterior, que fue publicado en enero por esa Editorial, con la cual ha trabajado durante 16 años y producido seis libros, como Los Peor o El tibio recinto de la Oscuridad.
Contreras reclama que “mientras estaba fuera del país, en enero de este año, sacaron al mercado la nueva edición y me negaron la oportunidad de revisar el texto por editarlo a mis espaldas”.Se buscó la posición del Grupo Editorial Norma, pero el departamento de Comunicación y Relaciones Públicas de esa empresa informó que, en vista de que Contreras acudió a la vía judicial, “el caso está en manos de abogados” y prefirieron no referirse al tema.
El origen del conflicto se remonta al 2004, cuando según Contreras, la editorial le comunicó un interés por lanzar una edición conmemorativa al cumplirse diez años de su primera edición de Única mirando al Mar.
El escritor hizo ver que la novela ya no le satisface. “El tema me gusta pero luego de diez años mi escritura no es la misma”, por lo cual propuso la reescritura total del texto. “La trabajé entera, con tratamiento de personajes, estilo e incluso el final son diferentes. Se trata de dos textos completamente distintos”, apuntó.
Así, en mayo del 2005 el escritor y la editorial firmaron un “Contrato de derechos de Autor” para la publicación. Sin embargo, el libro no apareció durante tres años hasta que, en setiembre del año pasado, la Editorial informó que ya saldría la publicación.
A raíz de diferencias que entre ambas partes se dieron durante ese periodo, “les manifesté que ya no quería publicarlo, para lo cual invoqué una cláusula del contrato del 2005, que dice que si en el lapso de un año no se ha publicado puede ser revocado”.
Contreras explicó que entonces la Editorial propuso la firma de un addendum al contrato, “con lo cual implícitamente reconocen que tengo razón en que el contrato está vencido, no firmé el nuevo documento y con ello reafirmé mi intención de que no quería que ellos publicaran el libro”.
Sobre las razones para su descontento con el Grupo Editorial Norma, citó que cambió el trato al autor, “falta de apoyo editorial y problemas de distribución”.
“Mi relación con la editorial se deterioró en los últimos dos años porque no me distribuyen en el exterior ni permiten que nadie más lo haga. Por ejemplo, el año pasado el Ministerio de Cultura de Cuba quiso hacer una edición de Única mirando al Mar para la isla, pero Norma ni siquiera les contestó la solicitud”, reclamó.
Adilia Caravaca, abogada de Contreras, explicó que cuando el autor de Urbanoscopio se negó a firmar el addendum, “quedó claro que no había autorización suya para la publicación de la obra. La sorpresa enorme fue que se la encontró publicada en enero de este año”
Informó que al respecto presentaron una denuncia por lesión a derechos de autor y propiedad intelectual por hacer la publicación sin autorización expresa del autor, sin embargo, el Ministerio Público no le dio curso.
“Cuando se trata de casos de grandes empresas transnacionales persiguiendo a pequeños infractores, el Ministerio Público aplica un criterio de oportunidad que le permite decidir no perseguir, pero en este caso lo aplicó absurdamente pues es distinto, se trata de la transnacional violando derechos”, explicó Caravaca.
La abogada indicó que dentro del proceso que sigue la denuncia, el juez de etapa intermedia puede no aceptar el criterio del Ministerio Público y devolver el asunto, “le solicitamos que emita un criterio de disconformidad pero aún no ha dicho nada”.Informó que como parte ofendida harán valer la facultad que les da la ley de “plantear una querella y una acción civil de manera paralela, para buscar justicia tanto en lo penal como en lo civil”.
Añadió que la Editorial verbalmente manifestó voluntad de conciliar y que se habló de retirar la obra de circulación, “pero no lo han hecho”.
OBJECIONES
Contreras enfatizó que, además del hecho de que la publicación se hizo “a mis espaldas”, la edición en sí tiene “varios problemas”.
“Por honestidad editorial se debe mostrar en la portada que se trata de un texto diferente, pero el libro no lo dice y eso es un engaño para el lector que no sabe que hay un trabajo de reescritura”, sentenció.
El escritor recordó que para los estudiantes de secundaria esta novela es lectura obligatoria, “eso significa que desde enero hasta la fecha han comprado la nueva edición pero serán examinados según la vieja”. El mismo problema se da con el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), que también pide esta lectura en los procesos de nacionalización.
Entre otras cosas destacó con gravedad que en una cronología que ofrece el libro del contexto cultural de la obra, “le atribuye La Loca de Gandoca a Carmen Naranjo, cuando todos sabemos que la escribió Anacristina Rossi”.
“Hay una lesión en términos económicos, tuve que comunicarme con el Ministerio de Educación Pública (MEP) para que alerten a la población que no compren la nueva edición pensando que se trata del mismo texto”. Añadió que la versión que salió publicada “tiene muchos errores que yo hubiera advertido si lo hubiera podido revisar”.
“No se trata de un pleito entre empresas, sino entre una empresa y un autor. Quiero sentar un precedente para que esto no le suceda a otros autores”, concluyó Contreras. La escritora Tatiana Lobo, quien también ha publicado con la Editorial Norma, se refirió al tema y opinó que “la relación contractual entre autor y editor ha sido siempre la de la hormiga con el elefante”, pues “el contrato lo redacta la editorial con el mensaje implícito ‘lo toma o lo deja’” y las y los autores firmamos con la resignación que se tiene ante un mal necesario”.
Lobo fue más allá y apuntó que “las reformas legales que trajo la agenda complementaria al TLC hacen temer que este caso sea un aviso de la amenaza que se cierne sobre las y los autores de producciones culturales”.
Este documento no posee notas.