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Si no me falla la memoria, hace alrededor de 30 años, una generación en tiempo social, un distinguido economista costarricense expresaba su frustración con el proceso de desarrollo nacional, preguntándose cuándo cambiaríamos el “nadadito de perro” que nos caracterizaba; concomitantemente, don Óscar Arias decía, con optimismo, que podíamos ser el primer país desarrollado de América Latina, a la vuelta del siglo.
Creo que convendría establecer un diálogo ciudadano sobre esas dos expresiones, en lo que falta de esta primera década del siglo XXI, para compararlas con la realidad y tratar de explicar los resultados correspondientes.
Tengo algunas hipótesis o ideas preliminares al respecto, que voy ilustrar en este artículo con base en cuatro áreas de política gubernamental: reestructuración económica interna; relaciones comerciales externas; tributación; y educación. He dicho reiteradamente que los académicos, autoridades nacionales y funcionarios públicos debemos hacer un esfuerzo por plantear esos temas de modo accesible a la gente en general, para que la mayoría entienda, participe y haga funcionar nuestra democracia. Para ese efecto, me limitaré a resumir conceptos y razonamientos sencillos que ya he planteado en este espacio sobre esas materias, por ejemplo:
-Sobre reestructuración: Recientemente, a la luz del descalabro financiero de la economía de Estados Unidos y efectos previsibles para la nuestra, escribí una serie de artículos sobre el sistema capitalista, destacando que las autoridades y funcionarios del Gobierno y el Banco Central no parecen entender las consecuencias de política económica que ello tiene. Son como mecánicos preocupados únicamente por la reparación de un automóvil, sin considerar la posibilidad de que la marca tenga un defecto estructural grave o el modelo sea demasiado viejo.
-En relaciones comerciales externas: La decisión más importante de esta categoría, el TLC con Estados Unidos, básicamente ahonda los vínculos que tenemos con ese país desde hace muchos años; por tanto, no cabe esperar que contribuya a mejorar nuestras posibilidades y oportunidades de desarrollo en el futuro. El proyecto de TLC con China Popular podría generar cambios significativos; pero, obviamente, dependerían de nuestra capacidad pasa negociar condiciones, aprovechando la competencia de ese país con Estados Unidos y un papel de Costa Rica como socio económico latinoamericano estratégico en la estructura geopolítica.
– Respecto de tributación: Se debe reconocer que el actual Ministro de Hacienda ha mostrado habilidad para aprovechar oportunidades de mejoramiento en recaudación de impuestos. Sin embargo, dichas oportunidades ya muestran señas de agotamiento; y el gobierno no parece tener capacidad o voluntad política para efectuar transformaciones estructurales que fortalezcan esas posibilidades permanentemente.
-Con referencia a educación: El ministro de esta cartera acaba de anunciar dos medidas: a estudiantes que desaprueben materias, permitirles avanzar a niveles siguientes, repitiendo solamente esas materias; aumentos sustanciales de salarios docentes. Ambas medidas tienen ventajas y desventajas que no consideraré aquí. Por ahora, más me interesan preguntas como éstas: ¿qué se ha hecho en el ministerio para evaluar la influencia del sistema educacional en la capacidad de razonamiento y los valores de los estudiantes? ¿qué investigaciones han sido realizadas sobre la relación entre enseñanza y remuneración de docentes y otros factores? O, por lo menos, ¿qué conjeturas manejan las autoridades educacionales al respecto, como fundamento de las medidas adoptadas?
Basado en ese breve análisis de la pequeña muestra de políticas sobre las cuales tengo algunas credenciales, por mi experiencia como economista y educador, hago hoy, tres décadas después, la misma pregunta que se hacía el colega aquel.
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