Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
En una clase el otro día un profesor mencionó refiriéndose a Venezuela: “es que yo dudo de Venezuela por el hecho de que militarizar a un civil es un proceso perfectamente realizable, sin embargo, civilizar a un militar (como Chávez) es un proceso prácticamente imposible”. Y esto me hizo reflexionar sobre lo que intentaré exponer.
No debe caber la menor duda que Hugo Chávez, puede perfectamente dar lecciones de democracia a Pinochet, Somoza, Strossner, Videla y tantos otros dictadores que han pasado por las jefaturas de estado de América Latina, pero, entonces pensé, podría darle Chávez, un militar, lecciones de democracia a un presidente democráticamente electo y galardonado por Europa, pues yo creo que si. La prueba más clara está en una noticia publicada en el diario español El País el 28 de Junio de 2008 y titulada “Uribe desafía a la justiciaron un referéndum sobre su mandato”.
En dicha nota se hace mención a un fallo en el que la Corte Suprema de Justicia de Colombia, solicitaba una revisión al segundo mandato de Don Álvaro, a causa de las pruebas contundentes de corrupción cuando la exmagistrada Yidis Medina confesara haber recibido favores políticos con tal de votar a favor la interpretación constitucional que permitió la reelección del mandatario colombiano. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
Ahora nos podemos plantear, ¿que es más legitimo para permitir la reelección en un estado que se hace llamar democrático?, ¿una decisión de interpretación de cuatro magistrados contra tres (como en Costa Rica), o por el contrario, una iniciativa de reforma constitucional que sea validada en un referéndum por todos los ciudadanos de ese estado?
Lo increíble de Hugo Chávez no es que pueda darles lecciones de democracia a militares dictadores, eso prácticamente cualquier civil puede hacerlo, lo sorprendente es que un militar pueda en efecto, dar lecciones a un país con “más de cien años de democracia” y a una Premio Nóbel, que no hace más que ser la huella de la democracia que quiere Europa para América Latina.
Este documento no posee notas.