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Helecheras de Poás despiden más empleados sin prestaciones

Al menos 300 personas han perdido su trabajo y se detectan prácticas de flexibilidad laboral.

Al menos 300 personas han perdido su trabajo y se detectan prácticas de flexibilidad laboral.
En Poás de Alajuela
A los daños a la infraestructura y caída en el turismo experimentados en la región del cantón alajuelense de Poás, tras el terremoto de Cinchona en enero, se suman los despidos masivos por parte de las fincas productoras de helechos, sin el correspondiente pago de sus prestaciones.
Tan solo hace tres semanas 200 personas recibieron el anuncio de que ya no tendrían más trabajo, sin mayores explicaciones.Según John Ramírez, abogado del Centro de Derechos Laborales de la Pastoral Social-CÁRITAS de la Iglesia Católica, “alrededor de 300 personas han perdido su trabajo, no tengo idea del total, pero lo que es cierto es que hay una crisis del modelo de producción de helechos y follajes en la zona que los mismos trabajadores han sentido desde el año pasado”.
Explicó que ese Centro ha asumido la representación legal de 60 de las personas que han quedado desempleadas este año, con el agravante de que se les ha despedido sin pagarles las garantías laborales establecidas por la ley; en algunos casos se trata de personas a quienes se les debía el aguinaldo y vacaciones del año pasado.
Ramírez detalló que la mayor concentración de la actividad en la zona se da en tres empresas fundadas por un estadounidense de apellido Marcell, Helechos Express S.A., Central América S.A. y Finca Los Llanos de Ciruelas S.A. El empresario cedió la administración de estas a su hijo hace cinco años y ante la actual crisis ha retomado el control.
“Al visitar la zona nos percatamos de que a todos los trabajadores de la empresa se les debe el aguinaldo, pero también encontramos una serie de violaciones cometidas por las tres sociedades anónimas, como no pago de horas extra, del salario mínimo y les rebajaban lo correspondiente a la Caja Costarricense del Seguro Social, pero no le pagaban a esa instancia”, señaló.
Guillermo Villalobos, quien hasta febrero se desempeñó como guarda de seguridad en la empresa Central América S.A., manifestó a UNIVERSIDAD que, cuando lo despidieron: “no me liquidaron y más bien me adeudan el aguinaldo y vacaciones del 2008”.Añadió que la situación: “me ha afectado demasiado; en esta zona sufrimos el embate de la naturaleza, por el terremoto, luego nos quedamos sin trabajo y mi familia depende de mí; he estado desempleado desde febrero, tengo tres hijos estudiando y es muy difícil salir adelante”.
“En esta zona el desempleo ha subido a lo peor que hemos visto en los últimos años. He buscado trabajo pero las fincas más bien recortan personal, en la empresa donde estuve despidieron a 200 personas de un solo tiro, hace 15 días”, lamentó.Desde hace cuatro meses las empresas de Marcell son administradas por el también estadounidense Kenneth Lanier, quien reconoció el difícil momento que atraviesa la actividad.
“La empresa ha estado en picada, muchas empresas dedicadas a este negocio están desapareciendo, es un negocio difícil, la economía es mala;  además el terremoto y los fuertes vientos que le siguieron nos produjeron pérdidas, tenemos que reponernos para hacer el dinero con el cual pagarle a la gente”, manifestó.
Lanier destacó que la reducción de personal se debe a que: “teníamos personal para producir seis contenedores de helechos, pero sólo vendemos uno”; añadió que: “ha sido muy decepcionante pues en algunos casos se trata de gente que ha trabajado para la empresa durante 20 años y cuando los despedimos no teníamos dinero para pagar los aguinaldos y demás”.Añadió que está vendiendo activos de la empresa, como algunas propiedades, para levantar hipotecas y saldar deudas con diversos acreedores.
Sin embargo, señaló que poco a poco espera levantar la actividad, para lo cual dijo tener contactos en Europa. “Casi perdemos este negocio, espero que en un plazo de seis meses podamos asegurar que seguimos vivos y empezar a pagarle a alguna gente, tal vez nos tome un año pagarles a todos”.
Inspectores del Ministerio de Trabajo han visitado la zona y han detectado no sólo la reducción de personal, sino prácticas flexibilizadoras de los derechos laborales, como la reducción de la jornada.
UNIVERSIDAD conoció la situación a través de la gestión en la zona del proyecto Kioscos Ambientales de la Vicerrectoría de Acción Social de la UCR.
Según explicó Sergio Salazar, politólogo del proyecto, esa instancia se vinculó con la zona desde octubre pasado, con el fin de ofrecer más información sobre las consecuencias que en la salud de las personas y el medio ambiente tiene el monocultivo del helecho.
Salazar explicó que durante muchos años la actividad helechera ha implicado la aplicación constante de agroquímicos que inciden en la fertilidad del suelo, entre otras cosas.
Sin embargo, reconoció que el proceso de vinculación con la comunidad ha tenido que cambiar: “antes  apremiaban los problemas de flexibilización laboral y contaminación, ahora se suma el desempleo y las condiciones de la gente han cambiado”
Explicó que la opción que Kioscos Ambientales plantea es la organización comunitaria, es decir: “que se trabajen procesos de producción la tierra que se configuren alrededor de una cooperativa o alguna otra colectividad, procesos de autogestión de la misma gente tanto en la producción como en la toma de decisiones”.
“LA SITUACIÓN SOCIAL ES TENSA”
Según explicó Jorge Alvarado, empresario de la zona y miembro del Comité Poaseño para la Defensa del Agua, los cultivos de helecho están ubicados en la zona de recarga acuífera. Allí donde está colocado el zarán, material con que se cubren los cultivos, el cual tapa el terreno en un 70 u 80%, por lo cual el agua no se filtra y no se recarga adecuadamente el manto acuífero.
Además, apuntó: “la filtración de agroquímicos posiblemente puede contaminar los mantos acuíferos”. Al respecto detalló que la actividad se ha desarrollado en la zona más o menos desde 1980 y según estudios que posee, “tras 20 años el cultivo ya no es rentable porque requiere mucho agroquímico para sacar un helecho bueno, ya el  suelo no produce con la misma calidad”.
Añadió que según estudios hidrogeológicos, los químicos se pueden filtrar al manto acuífero luego de 8 años. “Entiendo que esos terrenos no podrían utilizarse para sembrar hortalizas u otros productos ni para viviendas, porque la presencia de los agroquímicos dura varios años luego de que se dejan de usar”.
Alvarado manifestó que en casos severos, los agroquímicos pueden penetrar la tierra hasta 80 a 100 metros de profundidad, por lo que su presencia se puede alargar hasta a 100 años.
Cristian Steinvorth, presidente de la Asociación de Productores y Exportadores de Helechos de Costa Rica, reconoció que el sector vive una crisis, la cual atribuyó al clima, pues “durante dos años seguidos tuvimos exceso de lluvia y a principio de año fuertes vientos que nos afectaron”.
Así, apuntó que los problemas del sector se deben a la unión de “una pésima producción debido al clima, más la crisis financiera mundial que se trajo abajo  la demanda y los precios”.Steinvorth apuntó que “para nada se han percibido efectos de los agroquímicos en la calidad ni cantidad de helechos que se siembra”.
Añadió que el sector intenta levantar la cabeza, pero “no estamos pudiendo pagar los costos de producción, sabemos que se ha despedido mucha gente, pero no tenemos noticia de la violación de derechos”. 
 Mientras el negocio cae, las consecuencias para la población son drásticas. Como lo manifestó Guillermo Villalobos: “Es un gran golpe para la economía de la zona que tanta gente pierda su trabajo, los jefes de hogar somos gente humilde, hay mujeres que solas sostienen  su familia y quedaron desempleadas”.
“Toda esta zona de San Pedro de Poás para arriba, es poblada por gente humilde, trabajadora y luchadora, siempre fue tranquila, pero ya se manifiestan robos de algunas cosas, la situación social es muy tensa, las soluciones tienen que llegar pronto porque si hay algo que desespera a un jefe de hogar es no poder ingresar a la casa quincena a quincena lo que le corresponde”.

¿Kioscos bajo ataque?
Durante la madrugada del pasado 24 de abril estudiantes del proyecto Kioscos Ambientales sufrieron un violento asalto en la cabina donde dormían, en Puerto Viejo de Talamanca.
Según explicó a UNIVERSIDAD Mauricio Álvarez, quien trabaja en los Kioscos, las dos personas fueron sorprendidas a las 3 a.m., dos sujetos encapuchados violentaron la puerta de la cabina y los encañonaron, para luego llevarse todas sus pertenencias.
Señaló que todos los hechos constan en la denuncia ante el Organismo de Investigación Judicial 025-09-00095. “Parece un asunto de criminalidad común, pero hay antecedentes en la misma zona, como un robo cometido un mes antes, lo más grave ha sido la circulación de un volante falso con el logo de Kioscos Ambientales, que hablaba en contra de los actores (líderes comunales) que lucharon contra el establecimiento de una marina en Puerto Viejo”, señaló Álvarez.
 Añadió que el proyecto ha recibido presiones empresariales en forma de cartas enviadas a las autoridades universitarias.Maureen Rodríguez, también de los Kioscos Ambientales, manifestó que el trabajo en sitios como la Península de Osa o Puerto Viejo genera preocupación, pues hay mucha violencia y corrupción.
El origen de este proyecto se remonta a los Kioscos Informativos que la UCR implementó de cara al proceso del referendo sobre el Tratado de Libre Comercio, en el que participaron estudiantes bajo la modalidad de Trabajo Comunal Universitario (TCU).
 

  • Vinicio Chacón 
  • País
Seguro SocialViolence
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