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LAS VACACIONES

El tiempo del jolgorio llegó en abril y de nuevo para Semana Santa, las legiones de ticos y de costarricenses se alistaban para salir de sus respectivas ciudades en busca de nuevos y más transformativos aires por doquier.

El tiempo del jolgorio llegó en abril y de nuevo para Semana Santa, las legiones de ticos y de costarricenses se alistaban para salir de sus respectivas ciudades en busca de nuevos y más transformativos aires por doquier.
En la esperanza de una vida mejor o al menos de una distracción de vidas aburridas y marchitadas por el trabajo, las obligaciones y de la turbulencia de una vida moderna sin sentido, el ciudadano se abandona a la esperanza de una redención a través de una salida al campo, la playa o la montaña. El ser  mítico y sacro, lo  proyecta, sobre unas vacaciones. ¡La vacación como una redención! Nadie se atrevería a decir que no son necesarias las vacaciones, pero asombra el grado de obsesividad y obligación, con que se cumple con dicho  destino. Asombra y da miedo, pues el país está en medio de la peor recesión económica desde 1929.
Leyendo un poco sobre Rudolf Otto, pude constatar el grado en que la teología luterana se acercó, a través de dicho auto, a un concepto de la eternidad (y por ende de la Deidad) como lo numinoso y no objetivamente inteligible. Uno de los discípulos de Otto fue Mircea Eliade, quien llegó a fundar la antropología,  que estudia al hombre en términos de la numinosidad de lo mítico y de lo sacro, de lo mágico y de místico. Tanto la antropología lógico positivista así como la antropología psicodélica atacaron a Eliade fuertemente, más este dejó su legado para siempre. En nuestras épocas materialistas, en que la realidad es real porque es medible, hacen falta estos tipos de pensadores.
Otro discípulo de Otto, fue Paul Tillich, que utiliza un acercamiento más existencial a la incógnita humana y a la relación de dicho eje dimensional con su Creador. Ciertamente Tillich nos habla del “Coraje de Ser” (libro suyo que lleva este nombre). Ser demanda coraje, ser una persona demanda la vocación  de tener un proyecto de ser y  utilizar este proyecto para llegar a ser mejor. Los procesos obsesivos de la propaganda comercial actúan hoy en día como falsos profetas, prometiendo la felicidad eterna (o al menos una infusión de esta), si se compra tal o cual producto o si se toman vacaciones en tal o cual establecimiento hotelero. Esto es natural para el mundo empresarial, pues al decaer el turismo internacional, se concentra sobre el mercadeo del nacional.
A mí en lo personal me llamaron dos empresas turísticas proclamándome recipiente de un premio, de sus loterías Internet (no muy diferente de lo que hace el Spam). El premio consistía en dos o tres noches, en uno de esos lugares espantosos donde hay piscinas, saunas, masajes y todo el enjambre de ridiculeces que están supuestos a hacer desaparecer el estrés del trabajo y de la vida cotidiana, la interpersonal y aun la familiar.
Freud en su trabajo “El Malestar en la Cultura” se mantiene muy pesimista sobre este tipo de actitud de “éxtasis comercial”, pues mantiene que Eros tiene que ser sujeto al principio de la realidad y cultura para llegar a ser productivo. Fue una de las obras más leídas de Freud, y desde luego, el mundo de la propaganda comercial inventó el hedonismo, para dar la impresión que sus productos permitían la gratificación instintiva erótica o de otro tipo primario.
La famosa vacación, que nos va a relajarnos, para siempre o al menos hasta la entrante vacación, es una falsedad. Los famosos premios de lotería de las empresas turísticas, son las que se ofrecen para   luego tener que  pagar más de lo que el premio ofrece. Esto, a través de los cobros de servicios secundarios   (solo se da desayuno y me imagino que la gira  en caballo hay que pagarla por aparte, etc. etc.). Pero los pobres y algo “inocentones” costarricenses, siguen creyendo, que con eso van a relajarse y llegar a ser felices.
De hecho, se vuelve mucho más cansado y como siempre debiendo a alguna entidad crediticia el “oro y el moro”. Parte de este panorama fue lo que produjo la recesión en la clase media norteamericana y con ello, la quiebra de los sistemas crediticios del capitalismo salvaje, no regulado.
Marcuse había contestado dicha invasión de parte del estado corporativo sobre la psicología ciudadana con “Eros y Civilización”. Incluso había delineado muchas de las comunicaciones paradójicas utilizadas por el llamado “complejo industrial/militar” norteamericano. Aun así, se continuó un uso muy inteligente de la psicología conductual para ir creando, lo que he  denominado en artículos anteriores “los horarios de la devastación”, que convierten el libido y el mismo instinto agresivo tanático, en estados de conciencia que impulsan la conducta de compra y de venta. Se atacó la vocación hacia la trascendencia en el ser humano, pues tanto libido como tanatos, deberían desembocar en ágape, en sus respectivas jornadas hacia la eternidad.
Una consecuencia de esto es el desastre de un materialismo que honra solo al “becerro de oro” del consumismo.  ¡Ay, las famosas vacaciones de Semana Santa, más bien parecen ser condiciones de blasfemia contra lo sacro, lo santo y lo mítico! En ese sentido estarían degradando al hombre, que vuelve agotado de oír tantas falsas promesas de felicidad. ¡Falsos pastores y falsos profetas!

  • Carlos Ml. Quirce Balma (Catedrático- investigador UCR)
  • Opinión
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