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La imagen del Che como hombre fracasado ha sido muy difundida en toda Latinoamérica para tratar de alterar lo que verdaderamente representa él como icono.
El Che Guevara representa la rebeldía en sí, y una manera de intentar controlar cualquier espíritu rebelde es mostrarle lo que hipotéticamente sucede con semejantes: se consumen, fracasan, mueren solos. Lo que nunca podrán entender aquellos obsesionados con el orden, es que eso no importa.
II parte
El Che prefirió morir solo a vivir en esa sociedad hipócrita que promueve la desigualdad de clases y la ostentación de la riqueza por unos pocos.
El Che prefirió morir en una quebrada cualquiera en Bolivia a vivir preocupándose por el Nation Branding. Esa aplicación de conceptos de administración mercantil a políticas internacionales, esa manía actual de tratar los países como corporaciones, en donde tenemos que ver a Costa Rica como una pequeña empresa familiar que debe seguir vendiendo su imagen de “Suiza centroamericana” para poder atraer más inversionistas, esa preocupación por el qué dirán tan típica de las miedosas viejas de patio de nuestros barrios políticos, a un verdadero rebelde lo tienen sin cuidado.
La mayoría de críticos del Che, sentados detrás de un escritorio, en el fondo lo admiran. Lo admiran porque saben que nunca tendrán el valor de defender cualquier ideal a un nivel tan corajudo, ni siquiera el ideal de un mundo en el cual reina el dinero, al que tanto veneran. Se los carcome el hecho de ver que la juventud se identifica con el antihéroe, “el criminal”.
No se dan cuenta que los jóvenes (y otros no tan jóvenes, como yo) no somos tan ciegos. Preferimos admirarlo a él, porque fue auténtico (“El ser humano más completo de nuestra época”, escribió Jean Paul Sartre), que a usted señor Montaner, que quiere moralizarnos para que creamos que defenderemos mejores ideales si velamos porque nuestro país proyecte una buena imagen, aunque irreal. Para que las clases dominantes de Europa y Estados Unidos no se alarmen y nos asocien con el Che Guevara, me pide usted que me aleje de su imagen. Sus ideales son tan maleables que si China se identificara con el Che, deberíamos acercarnos de nuevo a él. Dentro de poco nos va a pedir que compremos unas estatuas de Buda para tenerlas al lado del portal. Así que dejando de lado cualquier tipo de discusión sobre ideales políticos (discusión sin salida, porque comparto la mayoría de las propuestas del Movimiento 26 de Julio), y centrándome solamente en el individuo, al ver la película no pude evitar el pensar en él y admirarlo más, pues aunque sabía que la lucha estaba perdida no dejó de luchar. Y si me quieren convencer de lo infructífero de una lucha que causa nuestra autodestrucción, lograrán que lo admire más, pues la construcción de una nación en la cual me tengo que preocupar por la imagen que transmito me resulta no sólo insoportable, sino que % 100 repugnante.
Créame señor Montaner, que no son pocos los que comparten mi modo de pensar, los que se dan cuenta de lo superficial de su propuesta. Quienes saben distinguir el discurso de los hechos, y un hombre que escribe a uno que hace. Así que como favor le pido, aunque sus letras van dirigidas a unos pocos, no insulte nuestra inteligencia desacreditando la imagen de un hombre verdadero, para poder seguir siendo serviles en el escenario mundial.
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